Hasta hace un par de años (siendo benevolente), la fauna listera anual se dividía en dos grandes grupos de personas: aquellos que adoraban satánicamente la liturgia de comprimir lo mejor del año en un conjunto de listas y, por el contrario, los que demonizaban tal práctica como algo absurdo, innecesario e incluso preeminentemente esnobista. Todos vivíamos felices y comíamos perdices. Pero resulta que, de un tiempo a esta parte, ha proliferado una tercera estirpe de listeros: los impacientes. Si hace años todos esperábamos el número de enero de Rockdelux como uno de los eventos imprescindibles de cada temporada, ya fuera para rajar sus listas o para celebrarlas, ahora resulta que la preponderancia del online como agente de inmediatez informativa ha acabado por transformar lo de las listas anuales en una especie de carrera a contrarreloj para ver quién las publica antes, para salir victorioso a la hora de que tu medio sea el que cause el primer impacto a este respecto (con el consiguiente aumento de visitas y lectores) o, en última instancia, para que al menos el resto de profesionales del sector no te puedan mirar por encima del hombro y con algo de penilla pensando que has sido el último loser en hacer públicas las tuyas. Pero, ¿no va todo esto contra el principio básico de rigurosidad periodística?
Que nadie me entienda mal: mis listas están hechas desde finales de noviembre y, a día de hoy, lo único que hago es ir añadiendo nuevas entradas y reordenando en consecuencia. Además, participo en las listas de varios medios a los que respeto y admiro, algunas de las cuales ya están entregadísimas. Pero hace unos días discutíamos en la redacción de FPM al respecto de postergar al máximo nuestras propias listas: ¿Cuándo las publicamos? ¿Qué pasa con esas películas que se estrenan en diciembre (como, por ejemplo, «The Master«, prevista para el 28 de este mes) y que nadie de la redacción ha podido disfrutar en festivales? ¿Y con los discos que se lanzan por sopresa en esta temporada y que, por suerte, no han sido filtrados con un mes de antelación (como el reciente EP de Solange)? ¿Perdemos la esperanza con los conciertos programados para antes de finales de año (por ejemplo: Father John Misty el próximo día 10 o AlunaGeorge el 22)? Todo eso, inevitablemente, quedará fuera de las compilaciones que ya han publicado algunos medios patrios y muchos medios foráneos. Lo que hace pensar que, al fin y al cabo, todas estas listas han acabado por ser una herramienta para servir al propio medio (conseguir un aumento del tráfico web o de la venta de revistas) y no por beneficiar al lector (que espera que estos listados sean un repaso realmente exhaustivo y completo de lo que ha dado de sí el año). Y, que yo sepa, la mejor forma de que los lectores respeten tu medio es respetándolos tú a ellos. Ahora la palabra es de los usuarios: ¿entran al trapo o se revelan? ¿Adulan a los medios que han abierto la guerra o les critican?
Sea como sea, lo jodido es que la carrera ya ha comenzado… y sólo puedes estar dentro. Si estás fuera, como suele ocurrir en los nuevos mundos online, simple y llanamente no existes.