Como William James intentando triunfar como psicólogo y filósofo después de que su hermano Henry lo petara escribiendo. Como Casey Affleck buscándose las castañas en el mundo de la actuación después de que a Ben se la sudara todo y se pasara a la dirección. Como Mónica Cruz intentando probar que no es Penélope con otra peluca. Como Elle aprovechándose de que Dakota monopolizó todo el odio posible de la humanidad contra la familia Fanning. Como Elizabeth Olsen beneficiándose de que sus hermanas acapararon todas las drogas de la zona y ella pudo crecer como una personaja normal… Como todos ellos, Solange lleva tiempo luchando contra la potente sombra de su hermana: Beyoncé. Es esta una sombra benévola, la verdad (básicamente, porque la mayor de las Knowles parece ser puro amor); pero eso no quita que el hecho de crecer en el interior de una sombra tan grande sea una putada tan grande como intentar buscar tu sitio en una habitación desconocida a oscuras, en plena noche. Ahora bien: tampoco hay que errar el tiro y decir que este «True» (Terrible, 2012) es la prueba de que Solange tiene muy claro que su rollo es diferente al de Beyoncé. Al Papa lo que es del Papa y a la Diva lo que es de la Diva: por mucho que este EP sea el primer lanzamiento de la pequeña de las Knowles al que el mundillo indie presta atención, resulta que la niña ya tiene dos largos publicados («Solo Star» -Columbia, 2003- y «Sol-Angel and the Hadley St. Dreams» -Geffen, 2008) en los que no ocultó para nada su intención de convertirse en una diva del pop-soul clasicote como el que factura su hermanísima.
¿Qué ha pasado aquí entonces? Básicamente que Solange, viendo que en ese género ya hay una Knowles imbatible, ha decidido dar un volantazo a su carrera. Dicen las malas lenguas que la niña se las empezó a dar de marisabidilla cuando le dio por llevar a Beyoncé y a Jay-Z a conciertos rarunos como Grizzly Bear y compañía (y si en SNL no han hecho un gag con esto, deberían currárselo urgentemente). Poco después conoció a Dev Hynes y, al parecer, a ambos se les hico el chichi agüita: a ella porque por fin encontró a alguien capaz de reasimilar divas que anden por mal camino (ahí queda el otro gran ejemplo de este año: Sky Ferreira) y a él porque ella parecía destinada a ser no sólo la voz femenina que podía hacer triunfar esa fórmula ochentosa que pasó -injustamente- desapercibida en el maravilloso «Coastal Grooves» (Domino, 2011) que lanzó bajo el nombre de Blood Orange hace ahora un año, sino porque también podía aligerar sus canciones de ese síndrome de hipster impenitente con el que Dev recorría Williamsburg de arriba a abajo y de abajo a arriba como si no hubiera un mañana. Como suele decirse: la relación entre la artista y el productor era puro win win. Y es que todas las bondades de «True» nacen precisamente de esta entente cordiale (habrá quien prefiera hablar de «tensión» entre ambos, pero se les ve tan bien avenidos en las fotos de promoción que es imposible pensar mal).
Añadamos otro elemento a esta ecuación: Terrible Records, ese sello regentado por Chris Taylor de Grizzly Bear (la mención de este grupo más arriba no fue para nada azarosa) en el que ha acabado publicando Solange este EP y en el que (¡oh! ¡otra sorpresa!) también debutó Twin Shadow, el eterno comparado con Blood Orange. Ahora que todos los jugadores están yasobre el tablero, resulta muchísimo más fácil desentrañar los movimientos de piezas ajedrecísticas con las que las canciones fabulan sus jugadas: «Losing You» suena poderosamente a una revisión del pop ochentero más tropicalista con un Hynes buscándole los puntos de contacto con el balearic sueco más primerizo y blandito (en el buen sentido de la palabra); «Some Things Never Seen To Fucking Work«, pese a su título en el lado más bestia de la vida, es un himno en potencia para las generaciones poperas adictas a mover el flequillo al mismo ritmo que las caderas, como un eco lejano de un soul negroíde dirigido a la generación de la apatía; «Locked in Closets» se escora dulcemente hacia el nuevísimo R&B que bien podría haber facturado, por poner un ejemplo, AlunaGeorge; «Lovers in the Parking Lot» juega sublimemente a traspapelar el espíritu de En Vogue en un entorno de pop ochentero palpitantemente dreamy; «Don’t Let Me Down» tiende lazos hacia el mencionado «Coastal Groves» en ciertas sonoridades filo-orientalistas a las que se le extirpa el germen de la épica popera para (im)plantarle un alma negra que florece con una fuerza oscura pero poderosa; y, por último, «Looking Good With Trouble» es un ensoñado interludio que estremecería de placer al mismísimo How To Dress Well y que conduce la atención sabiamente hacia «Bad Girls«, donde Solange reduce a la mitad la velocidad de crucero de la última Beyoncé (esa tan aficionada a los 80 como el mismo Dev) para cubrirla de algodones syntheros y bajos que parecen surgidos de una balada de Twin Shadow.
En total, «True» suma 28 minutos en los que tanto Solange como Dev Hynes, mientras otros se empeñan en desmontar el R&B como un ente abstracto, buscan nuevos caminos para un nuevo soul mucho más aperturista, mucho menos elitista. Es este un EP que hace pensar que, al fin y al cabo, puede que Solange finalmente no sólo consiga librarse de la sombra de su hermana, sino que incluso puede que proyecte ella misma una nueva silueta oscura al amparo de la que van a crecer muchos otros hijos bastardos.