Se suponía que «The Origin of Love» (Island, 2012) tenía que ser el disco de «outing» de Mika… Pero, desgraciadamente, cuando Michael Holbrook decidió salir del armario, resultó que todos llevábamos desde que escuchamos la primera canción sabiendo que lo suyo eran los machos y no las mujeres. Vamos, que lo que él pretendía que fuera una sorpresa no lo fue tanto y que, escuchando el álbum, esta nueva y exultante homosexualidad sólo se trasluce puntualmente en algún que otro desliz mucho más explícito en sus letras. Poco más. El resto sigue inalterable: Mika sigue realizando pletóricas canciones de un pop cada vez menos cartoon y cada vez más off-Broadway, cada vez más adulto, más Elton John con una sentido de la vergüenza más acentuado o un Rufus Wainwright menos preocupado en darse placer a sí mismo y más interesado en dárselo al público. Hay que celebrar, además, que el público aficionado a los pildorazos pop de este hombre van a poder vivir ese placer en propias carnes muy en breve: Mika actua el 20 de noviembre en Barcelona (Sala Razzmatazz) y el 22 en Madrid (La Riviera), en ambas ocasiones teloneado por music4girls (djs de esta santa casa). Te puede gustar más o menos, pero tienes que reconocer que es imposible no tener unas ganicas enormes de ver cómo este chico canta sobre el escenario «Celebrate«, ese himno veraniego que nos ha alegrado los últimos meses.