«Papá, ¿qué es una felación?» Con esta inocente pregunta empieza el último trabajo del prolífico autor francés Bastien Vivès. Hablamos de la novedad estrella de Diábolo Ediciones de este mes: «La Familia«. Como en su anterior obra, «Videojuegos«, Vivès repite formato y tipo de historia, aunque esta vez, en lugar de centrarse en uno de los grandes hobbies de la humanidad, es la institución familiar el objeto diseccionado. A través de historias cortas, el francés, nos enseña esos pequeños momentos cotidianos de cada familia. Niños afectados por el complejo de Edipo, niñas afectadas por el complejo de Elektra, padres insensibles ante los problemas existenciales de sus hijas adolescentes, chateo constante durante la comida y un largo etcétera de momentos que todos hemos vivido alguna que otra vez.
El dibujo funciona de maravilla con el tipo de historias que nos propone Vivès. Al igual que en «Videojuegos» el trazo utilizado por el autor roza el esbozo, dándole más importancia al contenido que a la forma. Por lo tanto, todas y cada una de las personas que aparecen son ilustradas sin ningún tipo de rasgo característico, sin expresión facial y en un blanco y negro muy típico del autor. Sencillo pero efectivo y, sobre todo, bonito. Muy bonito.
Es evidente que Bastien Vivès se encuentra en un estado de forma increíble. Cada poco tiempo invade las librerías con material nuevo que no deja indiferente a nadie y que no defrauda, sino que entusiasma a la gran mayoría. Pero no sólo se trata de un autor prolífico que explota a más no poder algo que se le da bien, sino que Vivés, a día de hoy, es lo que vendría a ser James Franco en el cine: uno de los autores más eclécticos en el mundo del cómic. El autor francés ha ido progresado poco a poco y ha acabado abarcándolo todo. Empezando por historias chuchis como «En Mis Ojos» o «Amistades Estrechas» y maravillas que te ponen la piel de gallina como «Polina» o «El Gusto del Cloro» hasta llegar a publicar obras más divertidas como la mencionada «Videojuegos» y la que nos concierne ahora, «La Familia«. Como ejemplo clarividente de esta evolución del autor tenemos la magnífica e inclasificable «Los Melones de la Ira«. En resumen, el autor pasa de historias del tipo “chicos y chicas nunca puedes ser amigos” o “el amor es duro y mientras te lo cuento quiero reír y llorar a la vez” a relatos de “tengo unas tetas gigantes y por eso todo el mundo me viola y cuando me aburro se la chupo a mi hermano”. Poesía. Si a esto le sumamos que ahora mismo está trabajando en una obra mastodóntica de índole superheróica, no podemos negar que Vivès ha pasado a tocarlo todo y sólo nos queda rendirnos ante él.
Después de disfrutar de esta pequeña joya, queda esperar para ver con qué sorprenderá la próxima vez el autor francés. Por mi parte, sólo puedo decir que, después de leer «La Familia«, no sé si mis ganas de formar un hogar con criajos por en medio han aumentado o disminuido. Mentira: han aumentado de manera estratosférica. Así que, cariño, ya sabes…