A puntito de dejar detrás julio y meternos de lleno en agosto, ¿qué mejor momento para acordarse de la lista de buenas intenciones de principio de año? Y, sobre todo, ¿qué mejor momento para empezar a encarar las listas de lo mejor del año presente? Son, pese a quien pese, los días para hacer recuento y empezar a ordenar lo que hemos vivido en lo que va de año. Es por eso que en Fantastic Plastic Mag nos hemos aventurado a la locura de realizar nuestro Mid Year Music Report¡ particular: algo así como una limpieza general antes de enfrentarnos a la recta final del año. Por ahora, os avanzamos que tendrá tres partes y que, como podéis ver, empieza con una lista de los diez discos que, a nuestro parecer, han sido injustamente infravalorados: ya sea porque se les ha puntuado a la baja desde la crítica o porque se le ha puntuado a la alta pero el público ha sudado del consejo, estos son los álbumes sobre los que reclamamos justicia. El mejor acompañamiento para la lectura de esta lista es, sin duda, la lista de Spotify que hemos creado para la ocasión (pinchad AQUÍ para escucharla). En riguroso orden alfabético, aquí llegan nuestros Discos Infravalorados del 2010…
The Chap / Even Your Friend from Lo+LOAF TV on Vimeo.
THE CHAP – Well Done Europe (Lo Recordings). Con su recién editado “Well Done Europe”, The Chap se ríen de la crisis económica y firman su álbum mejor trazado. Sin embargo, parece que van a correr la misma suerte que hasta ahora: la de la ignorancia absoluta. Al igual que ocurre con The Books, con ellos se cae en la idea equivocada de que hacen música para intelectuales, para listos. Nada más lejos de la realidad. Los británicos no hacen más que música interesante, un poco elevada, sí, pero siempre juguetona y sin vergüenza. Quizá por pecar de artys, jugar con el lenguaje y sacar a relucir todo su cachondeo se les ha relegado al anonimato: ninguno de sus cuatro discazos aparece reseñado en Metacritic (!). Pero, de verdad, ¿basta con eso para condenarles al olvido? Hasta ahora eran el típico deleite de sólo unos pocos, una de esas rarezas que no quieres compartir con nadie. Pero gracias a “Well Done Europe” dan ganas de gritarle al mundo entero de una vez por todas que en Londres está uno de los grupazo que necesita. A seguir haciendo oídos sordos… quien quiera. [Cristian Rodríguez]
DELPHIC – Acolyte (Dangerbird / Nuevos Medios). Delphic no presentan nada novedoso. Tampoco son de fácil digestión (esos temas de largos desarrollos y loops interminables así lo demuestran). En la línea de Hot Chip, Cut Copy o unos Friendly Fires bastante más experimentales, los chicos de esta banda se han postulado con el notable “Acolyte” como una de las promesas de la new wave británica por mucho que algunos les achaquen ese parecido a New Order. Así lo demuestran en “Counterpoint”, piedra angular de su debut en la que se aprecian todas sus influencias. Alabados por un gran directo, además, el trío de Manchester debería estar presente en las listas de lo mejor de este 2010. [Javier Serrano]
FANG ISLAND – Fang Island (Sargent House). Un 8,3 en Pitchfork, donde además les condecoraron como Best New Music, debería bastar para que muchas, muchísimas, infinitas miradas se posaran sobre el debut homónimo de Fang Island. Sin embargo, este es otro de esos discos que no existen en Metacritic y que, para más inri, el público en general desconoce. Deberían haber tenido un puesto de honor en el último Primavera Sound y, sin embargo, parece que imaginar una gira de estos chicos por España es menos probable que la reconversión en diva indie de Amaia Montero. Y no se entiende: sus canciones tienen una épica muy Arcade Fire, unos excesos festivo-campestres que ni Jethro Tull, unos desvaríos de diversión desprejuiciada que podría hacer pensar en Queen, un amor por las guitarras ochenteras que ni Ratatat… Todos adoramos estos referentes, así que ¿por qué no está adorando todo el mundo a Fang Island? De hecho, siempre he creído que basta escuchar una vez «Davey Crockett» para enamorarte perdidamente de estos chicos. Hacedlo, por favor. Y luego me contáis… [Raül De Tena]
LOVE IS ALL – Two Thousand and Ten Injuries (Polivynil). Lo de Love Is All además de injusto es extraño. La crítica no les trata del todo mal, pero, quizá porque no se adscriben fuertemente a ningún estilo o etiqueta de moda, sigue sin conocerles el público. Hacen simplemente punk-pop del mejor, desprejuiciado y muy divertido, en clave new wave más bien, como el que escribían recientemente grupos como Helen Love o Jay Reatard. Pero nada, no hay manera. ¡Y eso que son suecos y se les debería suponer al menos voz y voto de antemano! El caso es que ni caso. Y, mientras, grupos similares -pero más flojos- como Dum Dum Girls les eclipsan haciéndose con toda la atención mediática. Háganme caso y no se pierdan su último trabajo, el cual encierra una de las heridas pop más abiertas (junto al «Mickey Mouse» de Wavves) de este 2010: ese «Take Your Time» en el que rehacen con gracia divina el «Canon» de Pachelbel. Love is the drug! [Cristian Rodríguez]
Laura Marling ‘Devils Spoke’ from Ben Magahy on Vimeo.
LAURA MARLING – I Speak Because I Can (Astralwerks). Laura Marling ha crecido, y consecuentemente, madurado. Se ha sacado de la manga un plástico eminentemente serio y melancólico que muchos se encargaron pronto de descalificar por comercial al llegar al número dos de las Islas Británicas, lo cual no debe impedir que disfrutemos de uno de los mejores discos de folk de lo que va de año. Táchenla de adolescente, de previsible incluso, pero no me podrán negar que esta veinteañera es efectiva, como muestran las brillantes “Hope In The Air”, “Blackberry Stone” o “Alpha Swallows”, que destacan tanto por los trabajos vocales como por unas letras que muchos pagarían por tener. Puede ser el futuro de la música británica. Ver, veremos. [Javier Serrano]
MIDLAKE – The Courage of Others (Bella Union / Nuevos Medios). Típico y previsible: primero se les encumbra con su anterior «Trials of Van Occupanther» (Bella Union, 2006) y, ahora, con su flamante «The Courage of Others» se les masacra impunemente. El 3,6 que les dedicaron en Pitchfork duele. Y, por mucho que algunos fueron los medios que levantaron la voz para disentir (un 8 sobre 10 en Drowned in Sound; igual en NME; y un 4 sobre 5 en The Guardian), parece que la sombra del tenedor americano es demasiado alargada: poco o nada se ha hablado de este álbum en el que los mismos Midlake afirman haber bebido de la herencia de Fairport Convention como fuente de inspiración. Lo dije y lo repito: más que fuente de inspiración, aquel trago fue de una fuente de eterna juventud… Y es que mucho se ha hablado del grupo británico como influencia del nuevo folk; pero, a la hora de la verdad, resulta que han sido estos americanos los que se han llevado el gato al agua no sólo a la hora de sintetizar a la perfección el espíritu de aquella banda folkie sino, sobre todo, de ponerlo al día por medio de asociaciones naturales pero inesperadas y, sobre todo, por la vía de una carga de personalidad íntima y granítica. Escuchar «The Courage of Others» es como ver a Midlake disfrazados de Fairport Convention pero tocando las canciones de Midlake. Una delicia y, sin duda, el disco del año para los días nublados. [Raül De Tena]
Yourstru.ly Presents: The Morning Benders «Stitches» from Yours Truly on Vimeo.
THE MORNING BENDERS – Big Echo (Rough Trade / PopStock!). El de The Morning Benders es un caso peculiar. Es el caso de disco que recibió una estupenda (y merecedísima) aceptación dentro de la prensa especializada pero cuyas veleidades se quedaron como una gota de aceite en un vaso de agua. No es mucha la gente, a día de hoy, que haya podido disfrutar las maravillas extra sensoriales de «Big Echo«. Claro, no es un disco para bailar a las mil en la orilla de la playa (aunque como banda sonora piscinera con un Margarita en la mano debe de ser toda una experiencia). No tiene singles que agoten las suelas de las Havaianas ni han sonado hasta la extenuación en los momentos muertos de los festivales. Sin embargo, «Big Echo» tiene algo que lo hace grande. Y no es solo el flamante 8.2 que le pusieron en Pitchfork, anclado en el plano ultraterrenal que tienen sus canciones y su increíble capacidad para transportarte a playas desiertas. Ni el generoso 8 que se marcaron en Jenesaispop (y eso que en su portada no salía nadie en pelotas). Puede que sea «Excuses«, primer single y canción de apertura y que, de hecho, ha servido a muchas críticas para acusarlo de no tener otros cortes en el disco que la igualen. Pero, en este caso, es un gran error buscar canciones independientes que destaquen por encima del resto; porque «Big Echo» es un disco que fluye como un río, con aguas frescas e incesantes, y como tal hay que escucharlo y disfrutarlo: con calma y del tirón. Sin prisas y con un ventilador cerca. Es más, me arriesgaría a decir que habría que dejarlo macerar unos meses y recuperarlo entonces, cuando el calor no sea apremiante y cualquier cosa que nos recuerde a vacaciones valga su peso en oro. Entonces, nos daremos cuenta del buen disco que tuvimos en las manos y nos alegrará muchos momentos. [Estela Cebrián]
SHE & HIM, Volume Two (Merge / PopStock!). La coña humectante de She & Him demostró ser mucho más que lo dicho con aquel delicioso «Volume One» (Merge, 2008). Tres años después, los que se fliparon con las canciones de pop luminoso de estos dos son casi un lustro más viejos, tienen hipoteca, les ha salido barriga y ya no ven las cosas desde la misma perspectiva. Aunque recuperar el sonido del dúo más pintoresco del show business era de lo mejor que nos podía ocurrir, la novedad es un factor que excita mucho. Aun así, la tremenda voluntad de Zooey por cantar (porque ahora sí lo hace) y el lustroso barniz de pop spectoriano con que tiñeron sus canciones fue recibido con más frío que gloria. En Pitchfork les plantaron un muy agradecido 7,6, y en su crítica realzaban los más que evidentes esfuerzos de la Deschanel por ser algo más que la cara bonita del conjunto y destacaban el protagonismo que había optado por adoptar… Aunque este fue precisamente el problema de esta perspectiva: que se quedaron en la total superficie y valoraban el disco más por lo que había aprendido su frontwoman que por las virtudes de sus canciones. En Popmatters utilizaron precisamente este pretexto para dedicarles una crítica tibia y algo amargada. Según ellos, «Volume Two» era el nombre más acertado para un compendio de temas que solo iban a rebufo de un primer disco excpecional. Y, encima, Zooey cantaba bien y la cosa perdía frescura. Un helado 6 les dio esta web que tiende a fliparse con (casi) todo que lleve el tag “pop”. Depressing. Otra suerte tuvo el disco en las webs españolas: en Jensaispop les regalaron un 7,8 y tanto en ella como en Playgroundmag se atrevieron a sugerir que este álbum podía ser, incluso, mejor que el primero, con un notable muy alto. En general, «Volume Two» es un disco que, desde el primer día, adolecía de ser una continuación y que, pese a eso, aguantó más que bien la dichosa maldición del segundo álbum. [Estela Cebrián]
STARS – The Five Ghosts (Vagrant). Quien nos siga habitualmente, quizá no entienda nuestra pasión por Canadá y su historia musical reciente… a no ser que le dijésemos que alguno de nosotros es canadiense, tiene algún pariente allí o sintió pena por ese país después de ver cómo lo destrozaron en South Park. Ninguna de las tres razones. Para no ser cansinos, no volveremos nuestros pasos sobre las noticias más calientes acerca de Broken Social Scene y Wolf Parade y el revuelo que se montará con Arcade Fire, ya que esta vez los protagonistas son Stars, grupo incomprendido donde los haya. Su tercer disco, “Set Yourself On Fire” (Arts & Crafts, 2005), los puso en órbita; su continuación, “In Our Bedroom After The War” (City Slang, 2007) los bajó a la Tierra; y el reciente “The Five Ghosts” está sirviendo de excusa para mandarlos a los infiernos. Ni tanto, ni tan poco. El primero de esos álbumes contenía una buena cantidad de singles (“Ageless Beauty”, “Reunion”, “What I’m Trying To Say«); el segundo, también (“The Night Starts Here”, “Take Me To The Riot”); y el tercero, más de los mismo. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué con cada trabajo publicado fue decayendo el interés en Stars? Parece ser que, para muchos (entre ellos, Pitchfork y Spin, que esta vez les dan un aprobado raspado), Torquil Campbell y Amy Millan cometieron el doble pecado de no haber sabido exprimir la fórmula conseguida con “Set Youself On Fire” y no prolongar la profundidad de “In Our Bedroom After The War”. Es decir, en esta ocasión, los canadienses se habrían basado en composiciones menos rebuscadas para construir canciones de esencia puramente pop, lo que pudo provocar que un disco como “The Five Ghosts” llegase a ser considerado del montón: no valen sus intentos de acercamiento a la electrónica (“We Don’t Want Your Body”, “The Passenger” o “How Much More”) o de encapsular sus composiciones en píldoras revitalizantes (“Fixed”). Me temo que los que esperaban que Stars acabasen explotando su talento con su tercera referencia no se dieron cuenta de que lo que hicieron fue dar un paso lógico para desprenderse de las sombras generadas con su anterior álbum y dejar que el sol iluminase relativamente sus cabezas. Ya tendrán tiempo para alcanzar de nuevo la cumbre en su siguiente paso. [Jose Antonio Martínez]
WILD NOTHING – Gemini (Captured Tracks). Sería interesante saber si en la vida de la persona que maneja los hilos de Wild Nothing, Jack Tatum, hubo mayor cantidad de golpes de buena suerte o de malas coincidencias. Porque una vez que decidió publicar su debut, “Gemini”, y darle así el empujón definitivo a su proyecto unipersonal (él se encargó de tocar todos los instrumentos que dan forma al disco) se topó con una piedra (más bien montaña) que dificultó su travesía: The Pains Of Being Pure At Heart. No hay nada más desconcertante que usar la expresión “si hubiera…”; pero, ¿qué hubiera sucedido si los neoyorquinos nunca hubiesen asomados sus cabezas? Seguramente, que el bueno de Tatum se llevaría un buen pedazo del pastel del nuevo shoegaze / twee / dream-pop. Sin embargo, la realidad fue más dura y tuvo que presenciar cómo su disco se quedaba olvidado en las estanterías de los “pendientes de escuchar” mientras sus compatriotas se convertían en el estandarte del citado revival. La cuestión es que todo aquel que descubrió “Gemini” lo dejó en buen lugar, pero ese eco no traspasó las fronteras alternativas más irreductibles. Ni siquiera la nota que abre la revisión de Pitchfork (8.2) ayudó en la tarea, pues ni en Gran Bretaña se enteraron del asunto. Al igual que en España, donde, además de unos cuantos melómanos, hay honrosas excepciones como la del blog Hipersónica, en el que su valoración no pasa de un bien. Esa es la dinámica en la que se mueve “Gemini” desde su salida: elogios sin impacto posterior o prácticamente la indiferencia. La mejor manera de resolver ese problema se encuentra en atender a sus canciones: las celestiales “Drifter” y “Confirmation”, la neworderiana “Bored Games”, el recuerdo a The Cure de “The Witching Hour” y la joya de la corona: “Summer Holiday”, fiel estampa de las emociones que arrastra un amor de verano. Por si esto no fuese suficiente, Tatum acaba de lanzar el EP “Evertide”, con otros tres motivos para, de una vez por todas, ensalzar a Wild Nothing. [Jose Antonio Martínez]