Diez años han pasado exactamente desde el lanzamiento del mundialmente aclamado «Turn on the Bright Lights» (Matador, 2002), trabajo que (como ya sabréis) abrió la carrera de Interpol, sin duda una de las bandas de la década pasada. Los neoyorkinos han ido, sin embargo, cuesta abajo, puesto que si bien «Antics» (Matador, 2004) podría alcanzar al mismo nivel que su predecesor, lo cierto es que sus dos trabajos posteriores, guste o no, se encuentran en un escalón visiblemente inferior. Después del lanzamiento de su cuarto álbum de título homónimo, algunos miembros de la banda deslizaron la idea de que necesitaban un break, una pausa del ritmo frenético al que estaban sometidos con la banda neoyorkina… Un descanso que parece no necesitar Paul Banks, líder de la agrupación y solista que también hemos podido escuchar bajo el pseudónimo de Julian Plenti.
Precisamente Julian Plenti, nombre que utilizaba cuando se dedicaba a vagar por los bares de Brooklyn en busca de una oportunidad, fue el alter ego que escogió para su debut en solitario «Julian Plenti is…Skyscraper» (Matador, 2009) y para un EP lanzado este mismo año. No ocurre así, no obstante, en el caso que nos ocupa, donde nuestro protagonista ya no busca esconderse bajo otra denominación. Y es que ahora Paul utiliza su nombre real y titula su segundo largo con su apellido: «Banks» (Matador / PopStock!, 2012). Las diferencias entre debut y continuación son apreciables a la legua, y más sabiendo que las canciones de «Julian Plenti is…Skyscraper» habían sido concebidas de aquella como posibles cortes de un trabajo de Interpol. «Banks» está compuesto por cortes creados a posteriori y, en consecuencia, suena distinto. Obviamente, es muy difícil escapar de la sombra de Interpol, sobre todo cuando uno de los factores diferenciales de tal banda son las líneas vocales, algo inevitablemente común aquí, pero sí que se aprecia una intención por parte de Banks de salirse de las pautas establecidas con su cuarteto.
Son evidentes, por ejemplo, los rasgos que puede compartir con el «Our Love to Admire» la inicial «The Base» : desde ese inicio lúgubre con un juego guitarra-batería que muchos reconocerán hasta esa atmósfera tensa y oscura que tiñe los casi cuatro minutos de canción con la misma facilidad que invade prácticamente la totalidad de la discografía de la banda. No es, de todas formas, la tendencia imperante en «Banks«, tal y como vienen a mostrar a continuación cortes como la reposada «Arise Awake» que, sin perder esos característicos tics, sí que termina llevándonos más lejos de lo que podríamos imaginar en un principio. Lo mismo ocurre con la elegante «Lisbon«, posiblemente una de las composiciones más destacadas del trabajo dentro de la nueva línea en la que parece querer desenvolverse Banks; o también con «No Mistakes«, que incluye una serie de interesantes arreglos electrónicos en los que el neoyorkino se hallaba inédito hasta ahora. Cierra el trabajo la intensa «Summertime is Coming«, composición ya incluida en el EP previo «Julian Plenti Lives…» (Matador, 2012) y que seguramente pueda interpretarse como una pequeña muestra de a dónde pretende llegar con su nuevo sonido.
Como ya hemos mencionado, resulta complicado disociar a Paul Banks de la fórmula de sobras conocida por todos al mando de Interpol y, por lo tanto, seguimos encontrándonos aquí con dejes que nos remiten inevitablemente al cuarteto. Sin embargo, y a diferencia del caso de su debut, Banks es capaz en esta ocasión de llevar su fórmula un poco más allá, convirtiéndose en un interesante solista que, poco a poco y con cada álbum, va alejándose de sus orígenes. En definitiva, este proyecto ya no se trata de una alternativa o pasatiempo a las actividades con Interpol, sino de una vía de escape para un artista que seguramente no pueda sacarse todo lo que lleva dentro al formar parte de una agrupación tan mediática como la que lidera.