Once años llevan ya Havalina encima de los escenarios. Posiblemente no parezca demasiado tiempo si observamos trayectorias de grupos considerados como ‘veteranos’ en el extranjero pero, si lo enmarcamos dentro del contexto de nuestro país, nos encontramos sin lugar a dudas ante una carrera dilatada, puesto que, como ya sabemos, las condiciones aquí para los artistas no son las mismas que se disfrutan en otros países… Eso es así, y no hay visos de que vaya a cambiar en un futuro cercano. Ahí reside el mérito de este -ahora- trío madrileño liderado por Manuel Cabezalí: en ser capaces de disfrutar tanto de lo que hacen como para no importarles lo más mínimo el hecho de no tener el reconocimiento que deberían obtener con una propuesta que camina por terrenos bastante poco explorados. sobre todo dentro de la música en castellano. Sin embargo, cuando iniciaron su carrera, allá por 2001, lo hicieron con dos diferencias más que significativas: se llamaban Havalina Blue y cantaban en inglés, algo que a priori podría resultar más natural si nos atenemos a la música que crean. Pero todo esto cambió en el año 2008, cuando recortaron su nombre y decidieron pasarse al castellano: «Junio» fue su primer disco, y vino seguido del notable «Imperfección«, primer larga duración grabado en su actual discográfica, Origami Records. Su trayectoria desde ese momento, en 2009, sufrió un pequeño empujón de popularidad que les permitió coger la carrerilla necesaria para embolsarse una buena cantidad de fans con «Las Hojas Secas«, quizás el primer trabajo que recibió una cobertura nacional, especialmente en las radios y en la blogesfera, acorde con la calidad del material que venían publicando.
Casi sin tiempo para descansar han vuelto con «h» (Origami, 2012), séptimo trabajo y con un título casi homónimo que bien podría interpretarse como una declaración musical donde recogen todo lo que han venido haciendo durante esta década, especialmente esa contundencia eléctrica que les ha venido caracterizando en los últimos años. «Norte» es la primera de las nueve canciones aquí incluidas y abre el LP de manera espectacular, con unas guitarras a medio camino entre la distorsión de My Bloody Valentine y la eficacia de los mejores momentos de Josh Homme, una interpretación deliciosamente acompasada de batería y esas letras más bien crípticas a las que Cabezalí nos tiene acostumbrados…Esto es Havalina, piensas. Sin embargo, en esta ocasión el asunto no sólo gira en torno a este tipo de cortes más reposados, desarrollados y acertadamente estirados, como ocurría por ejemplo en «Las Hojas Secas«, sino que esta vez son capaces de pisar el pedal del acelerador y soltar bombas de alrededor de tres minutos de duración como «Viaje al Sol» o «Compañía Felina» y soltarlo con una facilidad pasmosa (como ya venían haciendo) pero siendo ahora, además, capaces de marcarse piezas que rayan a un nivel sublime, como «Animal Dormido, Animal Despierto» (posiblemente mi favorita) o «Viernes«.
Quizás nos encontramos ante el mejor trabajo del trío madrileño, un dato que no deja de ser anecdótico para los acostumbrados al alto nivel al que suelen rendir pero que, a la vez, viene a resaltar la enorme capacidad que estos tres extraordinarios músicos tienen para, disco a disco, y sin ejecutar cambios relativamente importantes en su fórmula, seguir sonando frescos y ser lo suficientemente creativos como para seguir creando composiciones del calibre de las que aquí nos encontramos. En definitiva, un gran álbum… Y la confirmación definitiva que nos estamos ante una de las bandas del momento en el panorama nacional.