Anteayer se ponía a la venta «Escucha Esto» (publicado en nuestro país por Seix Barral) con el que Alex Ross vuelve a nuestras vidas para, una vez más, reclamar el lugar que la música clásica merece en las estanterías y vidas de todos lo amantes de la música en general. Aunque «Escucha Esto» va mucho más allá de lo reivindicativo o narrativo (para eso ya publicó Ross hace unos años el completísimo «El Ruido Eterno. Escuchar al siglo XX a través de su música» -también en Seix Barral-). Con esta nueva entrega, Ross pretende difuminar los límites entre la «música clásica» o «intelectual» y la música popular, alegando que entre ellas hay más similitudes que diferencias. Y lo hace a través de un recorrido que recopila algunos de sus artículos para The New Yorker (publicación en la que escribe desde 1996) en los que pone a renglón seguido a Brahms y a Dylan, a Björk y a John Luther Adams. Ahí es nada.
La nueva aventura editorial de Ross (que en esta redacción llevábamos esperando con ganas desde hace meses) nos sirve para recuperar otros libros que también destilan amor por la música y que no sólo han servido para que nuestra cultura musical sea más amplia y completa, sino para hacer nuestras vidas un poco más amenas y divertidas. Os dejamos con diez de nuestros libros musicales favoritos.
.
1. EL RUIDO ETERNO. ESCUCHAR AL SIGLO XX A TRAVÉS DE SU MÚSICA / Alex Ross (Seix Barral). Ross consiguió con este libro lo que pocos podían imaginar: que toda una generación de cachorros apegados al rock y al pop y a la música de estructura y melodía fácil en general se aficionaran a Mahler, Strauss y a la música dodecafónica. A este hombre habría que darle las gracias por situar a la música «clásica» (aunque él deteste este término) en el lugar que le corresponde en la historia mental y social del siglo XX. Alex consigue crear un relato apasionante del siglo pasado a través de su música: son casi ochocientas páginas (doscientas sólo de notas y apuntes) de historia apasionada de artistas, creadores, movimientos y anécdotas musicales que conforman la parte de la musicalidad del siglo XX más intelectual pero no por ello menos importante. Ross quería sacar a la música clásica del armario… Y vaya si lo consiguió.
2. LOOPS. UNA HISTORIA DE LA MÚSICA ELECTRÓNICA / Coord. por Javier Blánquez y Omar Morera (Mondadori). La primera Biblia de la música electrónica editada en nuestro país. Y, seguramente, la mejor. Ahora y en el futuro. «Loops» apareció en un momento en el que la fe en la música electrónica palidecía: los haters, siempre a lo suyo, la despreciaban y la consideraban un género menor, pero los defensores y amantes también miraban hacia otro lado diciendo que había llegado a un punto muerto. Años después se ha visto que la música electrónica no estaba muerta, estaba de parranda. Y este libro, a lo largo de una recopilación de artículos con lo más granado de la prensa musical de nuestro país, justifica por qué no solo debe ser tenida en cuenta más allá de la concepción erótico-festiva (que también, y nadie debería negarlo), sino como herramienta para comprender musicalmente las últimas décadas.
3. CLUB 45. 90 CANCIONES DE LA ERA POP PARA MODS Y JETSETTERS / Álex Cooper (Chelsea Ediciones). Si alguien sabe de la Era Pop en nuestro país, ese es Álex Cooper. Su labor para reivindicar el buen gusto musical y estético (que siempre deberían ir de la mano) nunca se ha limitado a su trabajo al frente de Los Flechazos primero y de Cooper después. Álex es un coleccionista y un cataloguista empedernido, así que era cuestión de tiempo que toda esa cultura musical acabara volcada en un volumen para gozo y disfrute de todo el mundo. «Club 45″ toma el nombre de los vinilos de siete pulgadas que se reproducían a 45 revoluciones, y en él hay una extensísima compilación de maravillas pop (un total de 90 canciones) comentadas por el propio Cooper y que, como no podía ser de otra manera, vienen en una edición preciosa y cuidadísima con una cantidad de material gráfico inédito y original casi obscena.
4. 31 CANCIONES / Nick Hornby (Anagrama). Si Hornby ya revolucionó un poco (y a su manera) el panorama de la crítica literaria con aquella columna que publicaba en «The Believer» y en la que llevaba un recuento libérrimo y divertidísimo de sus propias lecturas, estaba cantado que tarde o temprano aplicaría un paradigma similar a otra de sus grandes aficiones: la música. Que para algo «Alta Fidelidad» es una de las piedras angulares de nuestra generación musical. Pero tampoco confundamos términos: «31 Songs» no es un libro de crítica musical. Ni mucho menos. Es, simple y llanamente, un paseo (tronchante y emotivo a partes iguales) por 31 canciones que, por un motivo u otro, son importantes para Hornby: desde «Thunder Road» de Bruce Springsteen hasta «No Fun / Push It» de Soulwax pasando por «I’m Like a Bird» de Nelly Furtado, «One Man Guy» de Rufus Wainwright, «Samba Pa Ti» de Santana, «Rain» de The Beatles, «Frankie Teardrop» de Suicide, «Caravan» de Van Morrison, «Röyksopp’s Night Out» de Röyksopp o «Frontier Psychiatrist» de The Avalanches. ¿A que ahora te explicas un poquito más por qué siempre te ha gustado la prosa de Nick Hornby?
5. MUJER Y MÚSICA. 144 DISCOS QUE AVALAN ESTA RELACIÓN / Toni Castarnado (66 rpm). ¡Aaahh! ¿Qué sería de la música sin las mujeres? Posiblemente sería más fea, menos combativa y, por supuesto, muchísimo menos interesante. El periodista Toni Castarnado (con prólogo de Rickie Lee Jones) daba un paso al frente y se atrevía a poner de manifiesto por qué la música tiene nombre de mujer en los últimos tiempos. Y lo hacía a través de 144 féminas con sus respectivos discos que, en su día y a su manera, cambiaron el mundo: Ani di Franco, Nina Simone, Beth Gibbons, Patti Smith o Christina Rosenvinge son algunas de las señoras que se pasean por este libro imprescindible.
6. TODOS TE QUIEREN CUANDO ESTÁS MUERTO. VIAJES AL INTERIOR DE LA FAMA Y LA LOCURA / Neil Strauss (Contra). Seguro que muchos periodistas musicales fantasean con la idea de sacar toda la roña que abunda en sus grabadoras y publicarlas a cara perro. Pues eso mismo hizo Neil Strauss, periodista de The Rolling Stone: rascó con la uña, con la punta del boli y con las tijeras de la manicura y la mierda que salió de su aparetejo la convirtió en oro. O más bien en un libro. Este. Una recopilación de entrevistas extremas con los off the record que no llegaron a publicarse en la revista -se supone que por no dejar a la mayoría de rockstars a la altura de la suela de una bota campera- en las que se deja entrever de manera muy bestial que los ídolos musicales son, en su mayoría, gente a la que no les llega bien el oxígeno a la cabeza. Divertido, sorprendente, escandaloso y adictivo. Perfecto.
7. MADRE, HERMANO, AMANTE / Jarvis Cocker (Mondadori). Los que somos fans de Pulp sabemos que sus canciones van más allá de su música y que sus letras tienen un poder y un talento difícil de encontrar en el pop de masas. Jarvis Cocker y compañía fueron los outsiders del britpop, pero él en concreto fue el romántico emperdenido que entraba en nuestras habitaciones para cantarnos historias de corazones rotos aunque también con un ácido sentido de la conciencia social y política, que montó un grupo casi por casualidad, que se convirtió en icono y que ahora, gracias a este libro, nos explica así como en plan muy íntimo de dónde le salían esas canciones que, para muchos, son himnos generacionales. Setenta y ocho temarracos de la vida recopilados en este libro. Se dice pronto.
8. BLANCAS BICICLETAS. CREANDO MÚSICA EN LOS 60 / Joe Boyd (Global Rhythm). Ahora ya parece algo lejano, lejanísimo, del pasado pretérito… Pero lo cierto es que el revival folk marcó a fuego la primera década del siglo XIX. Así que, ¿cómo no íbamos a caer profundamente enamorados de «Blancas Bicicletas«? Sólo hay que prestar atención al autor: Joe Boyd. Fue el señor que hizo sus pinitos a la producción con el mítico «Crossroads» de Eric Clapton. Produjo el primer single de Pink Floyd. Elevó a otra esfera el folk británico gracias a su entente cordiale con Fairport Convention, Sandy Denny y The Incredible String Band. Y, sobre todo, descubrió, produjo y dirigió a Nick Drake. Con semejante currículum, es inevitable ensalzar la lectura de este tomo como el faro guía que ha de seguir cualquiera que quiera tomarse el revival folk con un mínimo de seriedad. Es una autobiografía en la que acaban enredándose otras biografías que, en conjunto, en una red extensa, terminan por conformar la historia de un género que nunca estuvo tan perdido como se creía.
9. ÉRAMOS UNOS NIÑOS / Patti Smith (Lumen). Autobiografía descarnada contada por una de las mejores narradoras que hemos podido leer en los últimos años. «Éramos Unos Niños» es la historia de la relación de amor y necesidad que se estableció entre Patti Smith y Robert Mapplethorpe: relación que a ellos los marcaría de por vida y que al resto del mundo regalaría momentos artísticos inigualables. Pero también es la narración de una época, el Nueva York de los años 70, y del discurrir de una vida que ya era grande cuando todavía no ocupaba portadas de discos ni su música llenaba habitaciones. Imprescindible.
10. MY FAVORITE THINGS. CONVERSACIONES CON JOHN COLTRANE / Michael Delorme (Alpha Decay). John Coltrane era un hombre muy parco en palabras, como la mayoría de los grandes jazzmen. No sólo eso, sino que también era reacio a hablar de su música y mucho más del proceso mental y físico que le llevaba a realizarla: desconfiaba profundamente que las palabras pudieran llegar a expresar lo que sí que conseguía expresar con su música. Por todo lo dicho, este libro es tan imprescindible para cualquier amante del jazz, para cualquier fan de Coltrane o para cualquier aficionado a la música en general. Porque leer las dos entrevistas que le realizó Delorme a lo largo de los años (recopiladas en este breve pero intenso volumen), en las que el hombre se difumina por primera vez con el artista, es como escuchar a Dios susurrándote al oído: genialidad en estado puro.
[Estela Cebrián + Raül De Tena]