La noticia nos puso a todas el chocho del revés: una de las primeras decisiones artísticas que tomó Hedi Slimane al entrar como director artístico de YSL sería quitar el nombre propio del fundador del nombre de la firma y añadirle «Paris» al final. Es decir: cortar tela del cuello y añadirla en el dobladillo. Y así, la mítica firma francesa pasaría a llamarse Saint Laurent Paris a partir de que empezara el reinado técnico de Slimane al cargo de la casa. Muchos nos llevamos las manos a la cabeza, que ya se sabe que la vena reaccionaria es lo que primero sale, pero con el paso de las semanas y la cabeza fría todo empieza a tener sentido. El peso del nombre del gran modisto debe de ser difícil de llevar, no sólo para el que entra nuevo sino para los que ya llevan cierto recorrido dentro de la casa, y si de algo debe presumir la moda debe ser de poder y saber adaptarse a los nuevos tiempos. La entrada de Slimane supondrá seguro un soplo de aire fresco, una puesta al día de una firma con cierta tendencia en los últimos años a no mirar demasiado hacia los jóvenes… Y ya todo el mundo sabe que en la juventud está el futuro de las grandes firmas (que se lo digan sino a Loewe que, con la tontería de los Oza, lo ha petado con las ventas del Amazona).
Slimane ha recuperado el nombre de la línea pret-à-porter de la casa, aquella con la que Yves revolucionó tanto el patio a finales de los 60 abogando por la libertad creativa y por salirse de los lindes carcas de la alta costura. Parece que este va a ser el leit motiv de las colecciones del nuevo director creativo, que tiene la vista puesta en lo más nuevo y la gente joven. De momento, todavía tenemos que esperar un poco para saber qué pasará y cómo será su primera colección (que presentará por fin en la Semana de la Moda de Paris a finales de mes), pero ya hemos podido vislumbrar dos impactantes imágenes realizadas por el propio diseñador, que se hizo un nombre en el mundo de la moda como fotógrafo primero y a la cabeza de Dior Homme después. Estas imágenes, en rigurosísimo blanco y negro, lo alejan del Saint Laurent más clásico y parecen reclamar una nueva era en la firma inspirado por el espíritu revolucionario del creador francés. Seguro que Yves estaría orgulloso.