Tras un disco como «Innerspeaker» (Modular, 2010), pocas opciones les quedaban a Tame Impala: seguir explorando la vertiente más psicodélica de los Beatles más digresivos (y esta, lo quieran o no, será la comparación-lastre que tendrán que arrastrar siempre debido a los parecidos sorprendentes de la voz de Kevin Parker y la de John Lennon), o romper la baraja por completo y lanzarse a explorar mundos totalmente ajenos como el ñoñi-pop o el folklore neozelandés. Teniendo en cuenta que, como suele decirse, los Beatles son los padres de TODA la música moderna, no les quedaba mucho margen de exploración a los australianos. «Elephant«, avence de su inminente «Lonerism» (que se lanzará el próximo 9 de octubre de nuevo en la santa casa Modular), no se aleja demasiado de la senda marcada en su anterior álbum, aunque sí que se intuye un movimiento hacia… ¿el rollo stoner? Todo, claro, con la capacidad de la banda de facturar canciones en forma de espiral con las que es imposible no acabar hipnotizado. E hipnotizados estamos. Que conste.