Peligro: que un conjunto de dependientes mal informados acaben encajonando este «Do It! Escenas de la Revolución» en la sección de política de la mayor parte de las librerías de este país. No obviemos la realidad: en la mente del 95% de los españoles, el término «política» parece estar asociado a «aburrimiento«. Y si hay algo de lo que no se puede tildar al libro de Jerry Rubin es, precisamente, de aburrido. Para los recién llegados, aquí va un recuento de las hazañas del autor (y periferias): fue uno de los creadores del movimiento Yippie (el politizado cuerpo de post-hippies que entendieron la actividad política como pura performance contestataria e irreverente), conoció (y se empapó de la ideología de) Che Guevara, presentó a un cerdo (Pigasus) como candidato a la presidencia de EEUU, formó parte de aquellos Chicago Seven que plantaron cara al Comité de Actividades Antiamericanas por la vía del disfraz y la ridiculización, construyó su paraíso particular en Berkeley (ciudad para la que incluso se presentó como candidato a alcalde) y presenció cómo se derrumbaba bajo la acción aplastante de las conservadoras fuerzas gubernamentales yankis… Todo esto y mucho configura el abrupto mapa narrado en «Do It! Escenarios de la Revolución» con un brío contagioso, una prosa de un coloquialismo refrescante y un ritmo vertiginosamente divertido. Es necesario, eso sí, pasar por alto cierta tendencia de Rubin a enrevesar la estructura general; pero, creedme, esto es algo que se pasa por alto con mucha facilidad: puede que la pericia a la hora de clarificar una estructura general que exponga sus vivencias de forma ordenada no sea el fuerte del escritor… pero es que Rubin no es «escritor». Es un «entertainer» de pura cepa que te obliga a pasar por alto lo general para disfrutar de lo concreto, del momento, del libro capítulo a capítulo. De tal forma que, al llegar al punto y final, eres consciente de la imagen general que Rubin quiere transmitir. Sí, es una imagen caótica… pero también hipnótica.
Gran parte del logro del «Do It! Escenarios de la Revolución» reside, además, en la sublime maquetación de Quentin Fiore, quien consigue entrelazar texto e imágen de una forma rica y casi sinestésica: la fuerza del discurso de Rubin se ve multiplicada por un planteamiento visual que, más que una «ayuda», acaba siendo parte intrínseca del mensaje. Un mensaje politizado, evidentemente, pero que plantea a la generación Yippie como un puntal de esperanza para una sociedad que estaba estancada y sigue estancada. Cierto es que, a día de hoy, leer algunas de estas proclamas deja un regusto naïve en el paladar: ciertas partes del discurso de Rubin se revelan como ingénuas al contraponerlas a esta sociedad post-moderna del Siglo XXI que ha perdido la inocencia (y muchas otras cosas) en las décadas que separan el nacimiento del Yippie (a finales de los 60) de nuestro presente. Esta sensación se ve incrementada, por otra parte, por la excelentísima edición española de Blackie Books a cargo de David Cauquil, punteada por necesarios y deliciosos comentarios a pie de página y coronada por un maravilloso epílogo que deja al descubierto la devastadora evolución de Rubin de hippie a yippie y de yippie a yuppie: la corrupción de un sueño que tuvo en la ingenuidad su fuerza primera… y su condena definitiva.
Raül De Tena