Nadie va a quitar el derecho a un grupo o artista a estirar su carrera hasta el infinito aunque no tengan nada bueno que trasladar a la audiencia; o, en el peor de los casos, a intentar reflotar esa misma larga trayectoria una vez hundida en el fango del pozo del aburrimiento y la falta de ideas. Cuando Garbage confirmaron que redondearían (numéricamente hablando) su discografía con la publicación de su quinto álbum, “Not Your Kind Of People” (V2, 2012), en una gran cantidad de cabezas apareció una inevitable reflexión similar a la expuesta anteriormente… Pero, en realidad, ese pensamiento ya había surgido años atrás, cuando la banda encabezada por Shirley Manson y Butch Vig arrancó el siglo XXI con el desalentador “beautifulgarbage” (Interscope, 2001). A pesar de que ese LP contenía algún que otro tema resultón, como los guilty pleasures «Cherry Lips (Go Baby Go!)” o “Till The Day I Die”, en conjunto se mostraba como un artefacto fallido de pop artificial y chicletero que pretendía prolongar el éxito comercial de “Version 2.0” (Almo Sounds, 1998), el cual, paradójicamente, tampoco era un trabajo de acabado perfecto: existían múltiples contrastes entre los pepinazos explosivos (“I Think I’m Paranoid” o “Push It”) y el resto del repertorio, compendio de una especie de emo-trónica tintada de pop-rock destinada a almas cibernéticas desoladas (los desahogos virtuales vía redes sociales eran todavía una auténtica quimera).
Tanto por ese triunfo masivo como por el estallido que había provocado su estreno, el (este sí) logrado y completo “Garbage” (Almo Sounds, 1995), la década de los 90 fue la época dorada del cuarteto afincado en Wisconsin. Si hubieran podido, Shirley y compañía habrían pactado con el diablo que nunca se hubiera producido el salto a los 2000… En su momento, su sonido, que filtraba por el colador electrónico riffs rockeros, ritmos ralentizados trip-hoperos, sensualidad de club nocturno y mensajes entre sucios, siniestros, truculentos y desgraciados (estos últimos derivados de la resaca grunge: no en vano, Butch Vig había producido el “Nevermind” -DGC, 1991- de Nirvana), sobresalía como la marca representativa de una generación musical que estaba por llegar… pero que nunca se vio. La propia Manson, la andrógina, teñida, maquillada y gótica lideresa de Garbage, tenía todas las papeletas para comandar esa nueva ola digital, sobre todo después de incluir “#1 Crush” en la banda sonora de aquella revisión post-moderna de “Romeo y Julieta” (Baz Luhrmann, 1996) protagonizada por Leonardo di Caprio y Claire Danes y «The World Is Not Enough» en la homónima película de la saga de James Bond, «The World Is Not Enough» (Michael Apted, 1999). Pero tampoco cuajó su candidatura a nueva heroína dark.
Lo peor de todo es que, después de hacer este breve repaso de la carrera de Garbage, queda la sensación de que ha llovido demasiado desde aquellos tiempos en los que el grupo disponía de un prestigio más o menos merecido y reconocido. Hecho que se agrava al comprobar cómo, a partir de la transición al siglo XXI antes comentada, sus esfuerzos por reverdecer laureles cayeron en saco roto, como su penúltimo disco, el también lejano “Bleed Like Me” (Geffen, 2005). Entonces, volviendo al principio: ¿es justo arrebatarle el derecho a una banda a prolongar su extensa trayectoria (a pesar de las posibles consecuencias negativas) o a querer evitar su cese definitivo? No, faltaría más, pero… Para que no quedase duda de que están dispuestos a conseguir ambos objetivos, Garbage volvieron a plantar la letra inicial de su nombre agigantada en la portada de “Not Your Kind Of People”, retornando en cierta manera a los orígenes simbólicos de su estreno. De hecho, se podría afirmar que este álbum funciona como una relativa vuelta a sus comienzos, ya que se aprecia un mayor protagonismo de la electrónica (en bases, arreglos, desarrollos…) en detrimento (aunque sin pasarse) del rock amplificado y machacón y del pop azucarado de anteriores referencias. Aquí destacan las toneladas de sintetizadores en “Automatic Systematic Habit”; los ritmos programados en “Big Bright World”; el aspecto indie-noventero de “Felt” (de lo mejor del lote); el avance reptante y ahumado de “Sugar”; y la energía de “Battle In Me” (colaría como cara B de algún single sacado del LP “Garbage”).
Sin embargo, no hay que lanzar las campanas al vuelo. Shirley, Butch y familia redundan en los errores del pasado al extralimitarse en la aplicación de las dosis necesarias de bicarbonato para facilitar la digestión de sus nuevas piezas, ya sea en su superficie (“Blood For Poppies”, “Man On A Wire”) o en su núcleo (“I Hate Love”, “Beloved Freak”: no parece que sus textos vayan a calar tan hondo como antaño, ya que la juventud de hoy en día prefiere quedarse, ante proclamas similares, con lo que grita Lady Gaga o enseñan en la pantalla grande los maromos y maromas crepusculares). Aún así, quien haya descubierto a Garbage durante la última década no se quejará en exceso de lo que ofrece “Not Your Kind Of People”; incluso le parecerá un buen disco (al menos superior a su predecesor). Pero los que hayan seguido las andanzas del cuarteto desde su aparición no encontrarán motivos para el disfrute pleno. Estos últimos serán, precisamente, los que crean que, antes de que Garbage esperen otros siete años para facturar su siguiente álbum, mejor que tiren la toalla lo más rápido posible.