No le falta ni un pelo de razón a Adam Bainbridge: el mundo tiene que cambiar un poco de idea. Y quizá nosotros (tú, yo, los griegos que votan a Amanecer Dorado, Mariano…) también. Que esta proclama venga de un tío que se hace llamar Kindness puede inducirnos a error y hacernos pensar que estamos ante algún proyecto paralelo de Manu Chao o Chambao o cualquier cosa jipilionguer que acabe en «ao». Nada más lejos de la realidad: Kindness está -por suerte- en las Antípodas del jipilonguismo. Al contrario: es tan mega cool que mea colonia. O al menos eso es lo que dicen muchos medios que ya lo han alzado como el artista revelación de la temporada: el que saca la música esnobista del armario, le quita lo feo, la adorna con volantes bonitos y la pone en la entrada del piso para que todo el mundo la vea y la disfrute. El M83 del 2012, vaya.
De entrada, la carta de presentación de Kindness no podría dar más pereza: tipo que va de guapo, que sale en la portada de su disco como Lana del Rey pero en plan indi torturado, en blanco y negro, con el pelo más largo que yo (siempre desconfío de los tíos que tienen el pelo más largo que yo si no son jevis declarados) y cara de no comerse un bocadillo desde el 2007. La segunda capa no es mejor: hypeado hasta las cejas gracias a una versión funkycool con saxo del tema central de «Eastenders» (la ketamínica «Anyone Can Fall in Love«), otra versión en plan chill-wave de libro del «Swining Party» de The Replacements y la etiqueta de ser (o querer ser, que no es lo mismo) la versión hipnagógica, actualizada y deluxe de Arthur Russell, así como la versión mainstream y accesible de Ariel Pink y John Maus. «So far, so good» que diría Brian Adams (qué molón citar a Brian Adams en una reseña del tio más guay del planeta, ¿eh?) Además, Bainbridge se había ganado una meritoria fama de tío tenaz e insistente que lleva desde 2009 intentando sacar a flote su proyecto de ¿chill-wave para discotecas? ¿Funk robótico? ¿R&B anoréxico?
Pues bien, «World, You Need A Change Of Mind» (Moshi Moshi / Music as Usual, 2012) resulta ser algo más que un hype. No es sólo un espejo cargado de referencias que refleja lo que Kindness quiere ser, sino que hace que rebote de su superficial superfície cierta luz cargada de originalidad y buenas intenciones muy conseguidas. Bainbridge sabe lo que se trae entre manos y, gustando más o menos, no se le puede negar un amplio conocimiento de todo lo que homenajea (los 80 más cerdetes): ninguna línea de bajo chirría, los sintes son cristalinos, las voces son matizadas, perfectas… Incluso puede que demasiado. Y, pese a lo dicho, algunas de sus canciones son increíblemente contundentes y lo destacan como un compositor voraz e inteligente que ha sabido picar de muchas referencias y devolverlas muy bien pulidas y con cierta personalidad. «It´s Allright» es un hit rotundo, desvergonzado y atrevido que reivindica el saxo como instrumento musical y estético; «House» es sexy, atrevida y tiene cierta acuosidad que lo acercan a Washed Out y a Chad Valley; el delirio jazzístico de «Bombastic«, de tan facilón acaba resultando efectivísimo; y la sensualísima «Doigsong» lo confirma como un híbrido dionisíaco y hasta las cejas de feromonas entre el coolness avantgarde de Arthur Russell y la sexualidad desparramada a borbotones del Prince de «If I Was Your Girlfriend».
El álbum también tiene ciertos momentos de menos lucidez como «SEOD«, «Gee Wiz«, «Gee Up«, que pecan por momentos de obvias (demasiado chill-wave, demasiado funky, demasiado guay, demasiado demasiado), lo que hace que el disco en su conjunto no sea de sobresaliente. Pero, aún así, puede considerarse de un notable la mar de digno… Así que, ¿por qué quedarnos con lo malo (no es tan rematadamente increíble, no nos ha cambiado la vida, todos los modernos se van a comprar el vinilo, es facilón y efectista, no es la cura contra el cáncer) cuando podemos disfrutar de algunas canciones deliciosas, juguetonas y de lo más sexy?
Dice Adam Bainbridge que «A little act of random kindness at a time, is all that this world needs«. Así que hagámosle caso, olvidémonos de la sombra del hype y seamos buenos con él: «World, You Need A Change Of Mind» mola. Y, ciertamente, nos morimos de ganas de ver cómo lo adapta al directo en el próximo San Miguel Primavera Sound. Al fin y al cabo, no sé, que para cosas feas, negativismo y maldades ya está lo de Bankia.
[Estela Cebrián]