El que avisa no es traidor: hace bien poco, en la reseña sobre el último disco de los galeses The School (“Loveless Unbeliever”; Elefant, 2010), decíamos que volveríamos a movernos al ritmo del revival de los girl groups clásicos que nos azotó unas cuantas temporadas atrás. Pues dicho y hecho, ya que tenemos entre nuestras manos la siguiente pieza: el nuevo trabajo de los también británicos Lucky Soul. Los paralelismos entre ambos combos van de los meramente musicales (comparten su pasión por las bandas femeninas de los 50 y 60) a los estéticos (rubia de peinado perfecto al frente de, en este caso, cuatro chicos). Pero no seamos tan superficiales, porque Ali Howard, vocalista del quinteto, puede presumir de que su gran voz sea el verdadero santo y seña de “A Coming Of Age” (Elefant, 2010). Un segundo, ¿otra vez Elefant? Correcto. El sello español es todo un especialista en dar cobijo a propuestas pop de diversas vertientes de aquí y de fuera caracterizadas por su elegancia y calidad (sólo ver las portadas de su catálogo de discos da gusto…). Con lo cual, otra victoria que añadir a su palmarés, porque el debut de Lucky Soul (“The Great Unwanted”; Ruffa Lane, 2007) los había puesto sobre el mapa y había llamado la atención de más de una discográfica de su país; sobre todo gracias a “Lips Are Unhappy”, un diamante maravillosamente pulido con una impecable melodía que incluía una de las frases más tarareadas y bailadas en las discotecas indie en aquel momento: «shake, shimmy shimmy, shake shake» (sencillo a la par que efectivo: la fórmula ideal).
Pero los Lucky Soul de 2010 intentan dar un pasito más allá en la construcción de sus composiciones, eso sí, sin olvidarse de los estribillos infecciosos. Así, se fijan en sonidos de otras décadas no tan típicas en ellos (una pizca de los 70, otra de los 90…) y en referencias que amplían su campo de acción (Dusty Springfield o los Saint Etienne de la primera época). De hecho, Ali Howard se acerca peligrosamente a la primera cuando se sumerge en discursos de gran calado en torno al corazón y sus avatares, y a Sarah Cracknell por las inflexiones de su voz (vamos, dos pedazo de espejos en los que verse y gracias a los cuales nadie va negar la inteligencia de Ali a la hora de buscar la inspiración). Aunque, curiosamente, la primera mención de “A Coming Of Age” no va dirigida a ninguna de ellas, sino a un personaje totalmente ajeno al mundo imaginario de Lucky Soul: el mismísimo Billy Bragg. “Woah Billy!” demuestra que la sombra del bardo de Barking Town Hall es muy larga: traspasa estilos y fronteras y no deja de llamar la atención el particular homenaje que le rinden sus paisanos londinenses y su leve toque setentero que lo aleja de la canción estándar del grupo (a todo esto, no hubiera quedado nada mal un dueto entre él y la Howard…) Pero la cosa se queda en una bonita anécdota, ya que “White Russian Doll” recupera el brío de, sin ir más lejos, la propia “Lips Are Unhappy”, y aspira a ocupar como había logrado su antecesora un puesto de privilegio en nuestras memorias musicales. Para no perder el paso, “Up In Flames” mantiene viva la mecha recordando a los Boo Radleys de hace quince años que nos cantaban que nos levantásemos de la cama porque hacía una mañana preciosa.
Pero con la piedra del amor hemos tropezado, y ahí es cuando Ali Howard se pone la careta de Dusty Springfield para sacar a relucir sus pesares. Además, para que resultara más creíble el disfraz, la banda sumerge su sonido en las raíces americanas para facturar algo parecido al country (“Love 3”, “Upon Hilly Fields”) o simple y llanamente recurre a la balada quejicosa (“Warm Water”, “Southern Melancholy”). Con todo, a pesar de lo bien que maneja Ali los tiempo medios y lentos, Lucky Soul llevan mejor todo lo que tenga que ver con animar el cotarro a base de cuerdas, palmas, panderetas y vientos (“Ain’t Nothing Like A Shame”, “That’s When Trouble Begins” y “Our Heart”). Por cierto, si a Lady GaGa se le atraganta un poco acometer la banda sonora de la próxima película de James Bond (difícil tratándose de ella, pero todo es posible), puede acudir a este álbum para respirar el aroma del tema que le da nombre, “A Coming Of Age”, que podría ambientar perfectamente alguna que otra escena protagonizada por el detective de su bendita majestad.
Bueno, no quería hacerlo, pero al final tendré que rendirme a la evidencia: después de tantas súplicas y porfavores, por fin parece que sol y el calor se van a quedar entre nosotros durante un tiempo. Disfrutemos de la ocasión, pongamos las melenas al viento (el / la que la tenga, no es mi caso) y que las good vibrations de Lucky Soul conquisten nuestros cuerpecillos. Que suden, que suden…