No soy tan naif como para pensar que hay muchas frikis como yo en el mundo, pero estoy convencida de que no he sido la única que en algún momento de su historia reciente ha buscado como el oro la manera de poder conseguir algún pintauñas OPI y ha acabado buceando como una loca en Ebay (¿¿verdad??) Podríamos hablar de hype, porque en todos los blogs aquí y allende los mares a las blogueras y wannabes se les han secado las huellas dactilares de teclear lo maravillosas que son las lacas de esta marca, y yo que huyo del hype como de los bares sin ventilación que huelen a fritanga he experimentado la experiencia OPI en mis uñas… y puedo prometer y prometo que no hay color (literamente). Es facilísimo caer rendido a sus infinitas líneas cromáticas que, además, tienen nombres de lo más sugerente (de hecho, en cierta ocasión reconocí que, después de titulador de pelis porno, el trabajo más guay del planeta era el de taggeador de pintauñas OPI).
Para este verano, en OPI no iban a ser menos y han lanzado la línea «Holland«, que está inspirada en los colores de Holanda, «en los tulipanes y las laderas salpicadas de molinos de viento» (así lo ponen en la nota de prensa… No puedo ser más fan); y que, como es habitual, vienen con nombres tan sugerentes como «A Roll in The Hague«, «Kiss Me on My Tulips«, «Did You éar about Van Gogh?», «Thanks a Windmillion» o «I Don´t Give a Rotterdam!«, que poco o nada dicen del color que nombran pero que molan mil windimillions. Afortunadamente para todas (especialmente para las frikis sufridoras como yo), OPI ya se puede encontrar en perfumerías especializadas y en El Corte Inglés (esta colección estará disponible a partir del 1 de junio). No tiene el encanto de la búsqueda y la caza pero, bueno, para estas cosas tampoco pega ensuciarse las manos.