En el intervalo temporal establecido entre los discos de Spiritualized “Amazing Grace” (Sanctuary, 2003) y “Songs In A & E” (Sanctuary, 2008), la banda de Rugby vivió los momentos más convulsos de su peculiar historia, cuando su líder y fundador, Jason Pierce, sufrió una doble neumonía que le obligó a luchar contra la muerte, literalmente, encerrado entre las cuatro paredes de una habitación de hospital. Ya transcurrió más de un lustro desde que el antiguo miembro de Spacemen 3 superó tan mal trago, pero la forma en que hizo cambiar su forma de ver la vida y su inevitable final se convirtió en parte fundamental de su obra, empezando por el segundo de los álbumes citados. No obstante, “Songs In A & E” no fue sólo la prueba fehaciente de que Pierce había superado la etapa más difícil de su existencia, sino también la muestra definitiva de que su grupo se encontraba en disposición de remontar el pequeño bache creativo en que se había introducido comenzado el siglo XXI. A pesar de que aquel era un trabajo introspectivo, casi autobiográfico, reflejo del sufrimiento físico de su autor, Spiritualized constataban que la nefasta experiencia los había reforzado como colectivo musical. Se avecinaban, por fin, buenos tiempos.
Tras renovar, por enésima vez, la alineación inicial de su banda, Pierce encaraba la elaboración de la obra que lo encumbrase de nuevo a lo más alto del rock psicodélico, fascinante y espiritual (valga la redundancia); y que, de paso, lo acercase a la esencia del majestuoso “Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space” (Arista, 1997), adaptando su legado a la era moderna. De antemano, esa parecía una tarea titánica, teniendo en cuenta que sigue siendo el LP más brillante y definitorio de Spiritualized y uno de los más representativos del rock alucinógeno de los 90. Pero el británico apodado J. Spaceman, iniciado el proceso de grabación del que sería el séptimo álbum de estudio del combo, “Sweet Heart Sweet Light” (Domino / PIAS Spain, 2012), declaraba que la gira que estaba realizando simultáneamente junto a sus compañeros espaciales y flotantes interpretando al completo en directo su legendario trabajo se estaba convirtiendo en el ensayo ideal para recuperar sensaciones y absorber las vibraciones de la época dorada de Spiritualized.
Puede resultar exagerado afirmarlo, pero “Sweet Heart Sweet Light” certifica que Jason Pierce consiguió ese objetivo en gran medida. Registrado a caballo entre Gales, Los Ángeles y Reykjavik, su enigmática y esquemática portada (que no guarda relación evidente con el título) no da ninguna pista clara sobre su contenido, aunque parece incitar a descubrir el tesoro que se encuentra en su interior. A nivel formal, Pierce no abandona el sonido tomado de estilos radicales (el jazz, el soul, el garage, el rock y la psicodelia), tradicionales (el góspel) y de nombres emblemáticos (The Velvet Underground, Phil Spector), a los que añade la luminosidad (aparentemente perdida) derivada de The Beach Boys. La inicial y ya conocida “Hey Jane” (de simbolismo velvetiano innegable) representa la sublimación de ese crisol estético (en ella se cruzan y se alimentan entre sí todas las referencias comentadas a lo largo de casi nueve minutos que se engullen con una facilidad pasmosa) y recuerda la habilidad de Spiritualized a la hora de construir prolongados pasajes entre litúrgicos y lisérgicos de magnetismo automático. En esa misma línea se sitúan “Get What You Deserve” (frase que se repite hasta crear una letanía cuyo efecto hipnótico se multiplica gracias a unos teclados catedralicios y unas cuerdas de aroma oriental), “Headin’ For The Top Now” (que incluye la guitarra incendiaria y abrasiva característica del estilo Spacemen 3 / Spiritualized suavizada por un ágil piano), “Mary” (íntima y terapéutica, parece rescatada directamente de la cara oculta de “Ladies And Gentlemen…”) y “So Long You Pretty Thing” (en la que se escucha la voz de Poppy, la hija de Pierce, que lo lleva de la mano hacia la calma interior absoluta en un acto coronado por un épico coro góspel), cortes que consolidan la figura de Pierce como predicador venido de otra dimensión para trasmitir a la humanidad mensajes de armonía colectiva y paz individual.
El halo utópico y divino que envuelve “Sweet Heart Sweet Light” se depura en la elocuente “Life Is A Problem”, pero se evapora relativamente cuando J. Spaceman pone los pies en la tierra, aumenta el cariz pop del álbum a través de composiciones más compactas aunque igual de sugerentes en cuanto a melodía (“Little Girl” y “Too Late” se deslizan con elegancia sobre partituras que rememoran los momentos en que el pop se vestía con brillantes ropajes clásicos) y potencia su tensión rockera tirando de mitos vivientes (“I Am What I Am” se incrusta en el blues-rock-soulero de Nueva Orleans del mismísimo Dr. John, uno de los héroes de Jason Pierce, que repite colaboración quince años después). Así avanza el carismático guía de Spiritualized, entre la materia tangible que lo rodea, los sentimientos y dudas del ser humano y los estados de conciencia que van más allá de la realidad palpable. Estas siempre fueron las coordenadas de sus movimientos y, a la vez, las energías que los impulsaron, aunque su involuntario y catártico coqueteo con la muerte provocó que se afinasen en pos de alcanzar algún día el paraíso musical. “Sweet Heart Sweet Light” supone un gran paso hacia su particular, caleidoscópica y sagrada leyenda.
«HEY JANE» | Spiritualized from AG Rojas on Vimeo.