¿Tiene sentido recuperar hoy en día el sonido eurodance, ese género chumbachumba de extrarradio que inundó nuestras adolescentes -e impresionables- orejas mucho antes de que Animal Collective ni siquiera se plantearan ser quien son? Hombre, pues a priori, no. Quiero decir, los sintes y las melodías ochenteras estaban muy bien y no es tarea difícil hacer hoy en día un buen hit con sabor a eighties que no huela a rancio o directamente a vergüenza ajena. Pero, ¿los 90? Really? Corona, 2Unlimited, VengaBoys, Aqua, Snap!… si lo pinchan los Buffetlibre djs a las tantas de la noche con dos cubatas encima son todo un highlight del fin de semana, pero de ahí a reivindicar / imitar / defender el rollo, pues puede que haya un trecho. O eso pensaba yo hasta ahora. Más concretamente hasta que escuché «The Beat Is» (Polydor, 2010) de Alphabeat. Gracias a ellos, me he dado cuenta de lo bien que puede sonar una época no digamos infecta, pero sí oscura, del dance pop de finales de siglo. Porque aunque me consta que muchos de los que bailaron los hits en las discos de tarde en fiestas regadas con Malibú con Piña, los llevan escondidos en sus reproductores (siempre escondidos, no taggeados, mucho menos el disco entero), a día de hoy te puede costar el aislamiento social decir en voz alta: pues a mi «Dr. Jones» me parece un T E M A Z O. Sí, nuestra generación es así, desmemoriada. Claro, todos escuchábamos a The Vaselines con doce años, notejode.
A «The Beat Is» hay que acercarse virgen, desprejuiciado y en un día con sol. El resto es una fiefhta. Alphabeat han conseguido con su segundo disco no solo dignificar el eurodance 2.0, sino currarse un album bailongo, divertídisimo, naïve y todo lo retro que puede ser cualquier cosa que se inspire en el sonido de 1996. Dentro de dos años, ni nos acordaremos de él. Verdad. Pero ahora puede alegrar muchos días. Y con esta mierda de tiempo que tenemos encima, y con Grecia y Zapatero hundiendo nuestras expectativas de disfrutar del Low Cost en Benidorm, eso, no se paga ni con dinero, señores.
Alphabeat (no confundir con los de «Big in Japan«) son seis daneses (Fantastic 6 según ellos mismos). Son cinco chicos a los que les gustaría ser Kraftwerk pero en azul, y una chica que va un poco por la vida de Ana Matronic . Con todas las consecuencias que eso pueda tener. Aquí tampoco tuvieron mucha repercusión, pero en su país fueron un bombazo en 2007 cuando editaron «This is Alphabeat» (EMI, 2008). Más concretamente, cuando pusieron en la calle el single «Fascination«. El virus Alphabeat no tardó en extenderse por la geografía europea cual virus made in Umbrella. Especialmente en UK. Obviosuly. Las melodías de aquél disco eran totalmente susceptibles de provocar almorranas de gusto en la redacción de Popjustice, que los encumbró en lo más alto de sus listas, los halagaron hasta quedarse mudos y los defendieron como si les fuera la vida en ello. Ellos que no son nada dados a hacer estas cosas. Si That Was Alphabeat, entonces estos seis pizpiretos noruegos eran una bocanada de aire fresco, que sonaban a resurrección ochentera cuando Ladyhawke justo se acababa de decidir por los cuadros y no por las rayas, Little Boots recién compraba su Tenori-On y La Roux empezaba a acabar con las existencias de gomina de su barrio. Se presentaron con un disco jueguetón, repletos de himnos de cheerleader, sin el toque gamberrete de The Go-Team. Tenía sus propios homenajes a Madonna («Boyfriend«) y se adelantaban a Music Go Music en rescatar las lentejuelas de ABBA («10.000 nights«).
Con «The Beat Is» (en su país de origen se llamó como el primer single: «The Spell«), poco menos que han desconcertado a su público (sí, tienen su público, señores. Entre ellos al mismísimo Perez Hilton que no se perdió su show en el último SXWS y en el que me han prometido que se dejaron la piel. Una hora tarde, pero con increíble entusiasmo). No hay rastro de glam pop, ni de pianos pastelosos, aunque sí repiten la -muy efectiva- fórmula Pimpinela que tan buen lustro le puede dar a estas cancioncillas: alternar las voces de Stine Bramsen y Anders SG. Alphabeat se han encerrado en una cápsula de metacrilato, han buceado en las cubetas de lo más hediondo de la música de baile de los último veinte años y lo han convertido en oro. Algo tendrá que ver la curiosa relación que mantienen con Ladya GaGa, a la que han teloneado en su reciente gira (fingers crossed para que repitan en diciembre en Barcelona) y de la que hicieron un hilarante cover de «Bad Romance» y «Telephone«. «The Spell» y «Hole in My Heart» son puro Aqua (con lo que molaban, joder) aunque, en ocasiones, se desmarcan con alguna pseudo balada con metáforas rolleras y tal que dan prestigio pero que pueden ser un bluff total como «Chess«. Nada, lo que mola de los nuevos Alphabeat es la sal gorda, los hits de madrugada: «The Spell«, «Dj» (¿alguien ha dicho Stock, Aitken & Waterman?), «Hole in My Heart«, «Heatwave«… Hitazos que nos harán bailar este verano como si no hubiera un mañana, que nos recordarán cuando éramos adolescentes y teníamos toda la vida por delante, cuando no teníamos que pagar alquileres o hipotecas y Esperanza Aguirre no existía. Así que ya sabéis, dejáos de hostias y danzad, danzad, malditos. Que total, la vida son dos días.