Con las actuaciones de Suede y Shame a la cabeza, el OUR Fest 2023 demostró que por delante tenemos un excitante futuro para el festival de Ourense.
Si una fórmula funciona, ¿por qué tocarla? Habrá quien piense que este trillado enunciado refleja conformismo y, justamente por ello, hay que romperlo en la medida de lo posible. Pero también indica que, cuando se pulsan las teclas adecuadas, no hay motivos para hacerlo de una manera diferente.
Esta dirección ha seguido el OUR Fest después de haberse estrenado el año pasado llevando a Ourense una sabrosa muestra de la música alternativa de Gran Bretaña concentrada en Primal Scream, Belle and Sebastian, Metronomy y The Big Moon y una pequeña representación patria encarnada en Julián Maeso. Así, la ciudad de Las Burgas empezó a hallar su lugar dentro del circuito festivalero gallego con una cita de carácter internacional que, en su puesta de largo, justificó de sobra la idoneidad de su existencia.
Eso sí, como evento enmarcado en los fastos culturales del Xacobeo 21-22, el OUR Fest corría el peligro de que se quedara en un acto efímero. Sin embargo, no solo se mantuvo en pie, sino que regresó el pasado 21 de octubre con una segunda edición aumentada sin abandonar su planteamiento inicial: combinar destacados nombres del panorama independiente británico, del nacional y, esta vez, también del galaico. Y, a juzgar por el ambiente generado en el recinto de Expourense (con todos los servicios de esparcimiento, alimentación y descanso para el público reunidos en su interior), el certamen ourensano corroboró que su receta funciona a la perfección.
Con Suede como gran reclamo, el OUR Fest 2023 ofreció en su cartel una selección sonora que también incluyó el apabullante post-punk de Shame, la veteranía new wave de Baxter Dury, la policromática psicodelia de Kula Shaker, el nervio indie-pop de Melenas y la energía tecnopop de Grande Amore. En este sentido, el festival ourensano volvió a demostrar que, a veces, con un solo de día de celebración es suficiente para que esta clase de eventos puedan capturar todas las sensaciones que se viven en otras citas de grandes dimensiones y mayor extensión. De este modo, el OUR Fest 2023 ha asentado las bases para que Ourense conserve su condición de destino del peregrinaje musical de miles de aficionados. Y, el próximo año, lo seguirá siendo.
RITMOS TROTONES Y ROCK DE COLORES. Melenas llegaban a Ourense con su nuevo disco, “Ahora”, publicado solo unas semanas antes, con lo que la ejecución de sus canciones requería mayor concentración, como ellas mismas afirmaron unos minutos después de que arrancaran su concierto con la kosmische intro titular que abre el álbum. De esta manera, las pamplonicas definían el camino que iban a seguir en el inicio de la tarde: el guiado por el kraut germánico que tan hábilmente manejan marcándolo con un bajo adecuadamente perfilado y conjugándolo con estructuras indie-pop, otro género en el que se mueven con soltura.
Aunque, si hay que hablar de movimiento, el de Melenas en Ourense se basó en ritmos trotones que se tornaban vibrantes cuando el pistón giraba a velocidad sostenida. Eso sí, en determinados tramos, esa dinámica se rebajaba hasta convertirse en un remanso de paz de efectos hipnóticos… quizá demasiado dada la hora que les había correspondido, todavía con el respetable entrando en Expourense poco a poco.
De hecho, Melenas salvaron la papeleta gracias a sus temas más efervescentes, como “Bang”, todo un alarde de melodía y lírica adhesivas para tararear el resto de la jornada; o “No Puedo Pensar”, burbujeante rescate de su época anterior en la que se intuía que Melenas acabarían logrando traspasar fronteras, presagio que se ha cumplido con “Ahora”. Envueltas en esa aura internacional, Melenas despacharon un directo fulgurante.
Sin embargo, los encargados de que la audiencia que ya poblaba Expourense quedase cegada totalmente por destellos eléctricos de vivos colores y formas que se estiraban y se diluían por obra y gracia de algún mágico narcótico fueron Kula Shaker. Al contrario de lo que se pudiera pensar, la banda de Crispian Mills no se quedó sumergida en formol en la era britpop, cuando disfrutó de sus días de vino y rosas, sino que posteriormente siguió viva y coleando.
Claro que entonces que ya se había quedado en un segundo (o tercer) plano, de ahí que su presencia en el OUR Fest 2023 despertarse cierta curiosidad. El propio Mills se ocupó de despejar dudas recurriendo a su pericia a la guitarra y a su firmeza vocal desde la inicial “Hey Dude”, uno de sus himnos interpretado en clave power-pop.
Ese fue el tono predominante del show de Kula Shaker, con Crispian encantado con su papel de gurú del rock lisérgico para realizar todo un viaje a los 60 pasando por los 90 y haciendo alguna parada en los 70 (como en la zeppeliana “Natural Magick”). Durante esa travesía, otro elemento que sobresalió fue el teclado / órgano de Jay Darlington (los más veteranos lo reconocerían inmediatamente no solo por su aspecto jesucristiano, sino también por haber sido músico en directo durante los últimos siete años de vida de Oasis), que daba empaque clasicista y profundidad psicotrópica al prístino sonido de Kula Shaker, el cual brilló en las engarzadas “Tattva” y “Hush”, celebradas a lo grande.
Crispian Mills culminó su tarea transmutándose en Krishna Kantha Das (su nombre espiritual) para cerrar su ceremonia psicodélica mediante “Govinda”, canto mántrico (y tántrico) recibido en armónica unión colectiva. Con Kula Shaker se hizo el amor, no la guerra.
UN HURACÁN VINO DEL SUR DE LONDRES. El orden de ambos factores se invirtió en cuanto Shame aparecieron sobre el escenario comandados por el bombástico Charlie Steen, que aún vestía su camisa. Pronto se la quitaría. Y muy poco tardaría también en lanzarse sobre el enardecido público, deseoso de montar pogos sobre la superficie gomosa del recinto. Faltaba la suciedad del polvo en suspensión provocado por esos momentos de agitación… Pero, a cambio, Shame derrocharon sudor y piruetas, las del saltarín bajista Josh Finerty. Aunque sería Steen quien acapararía la mayor parte de la atención con su cara entre desafiante y vacilona y sus gestos a lo Ian Curtis del post-punk.
Hoy por hoy, la banda del sur de Londres es quizá la más potente del género en Gran Bretaña junto a IDLES, y así lo demostró con un repertorio adrenalínico que incluyó de una manera equitativa porciones de los tres álbumes que componen su discografía. “Food For Worms”, el más reciente, funcionó como rampa de despegue con “Fingers Of Steel”, “Alibis” y “Six- Pack”, tres pepinazos con los que Steen dejó claro que iba a llevar su garganta al límite sin importarle las consecuencias mientras hinchaba su británico pecho palomo. Y, en medio, emergió una proteínica y siempre irresistible “Concrete”, para poner Expourense patas arriba.
Una situación que se mantuvo con cada berrido, riff y baquetazo. Porque Shame no se anduvieron con chiquitas y, otra vez, recurrieron a una tripleta imbatible para dar el golpe definitivo: “Born In Luton”–“Alphabet”–“Water In The Well” -extraída de “Drunk Tank Pink”-, con la que Steen pudo moverse erguido sobre quienes quisieron sujetarlo como si de una divinidad caminando sobre las aguas se tratara. Sin embargo, Shame son terrenales (como cuando interpretaron “One Rizla” moderadamente contenidos) y les bastaron su autenticidad y su poderío para comerse el escenario, el OUR Fest entero y -este dato es verídico- una buena empanada gallega.
Hablando de llenar el estómago, mientras Baxter Dury gritaba más que cantaba y se exhibía como el componente más extraño del cartel, fue posible comprobar que las pizzerías no son pozos sin fondo y que también se pueden quedar sin ingredientes… Así que había que alimentar el cuerpo con música, aunque la frase suene a cliché sacado de alguna empalagosa reflexión de Paulo Coelho.
UN ÍDOLO LLAMADO BRETT. Ese maná cayó de cielo entregado por Suede. Bueno, para ser más preciso, por Brett Anderson, fina y estilizada figura repleta de carisma. A pesar de que el guion era previsible (sobre todo si se había visto al grupo en directo recientemente, como en dos lugares no demasiado alejados de Ourense situados al otro lado de la frontera con Portugal en 2019 y en 2022), no resultó menos disfrutable gracias a un Brett que se ha acostumbrado a poner su alma en manos de sus fans. Eso sí, el comienzo de su espectáculo personal resultó confuso por ciertos problemas con el sonido de su micrófono y con el de sus cuerdas vocales, todavía destempladas.
Con todo, en cuanto se calentaron, ya nada paró a un irrefrenable Brett que sabía, como siempre, que sus compañeros iban a secundarlo sin mácula.
Como se suponía que Suede habían acudido a la ciudad de Las Burgas con la excusa de presentar su último trabajo, “Autofiction”, arrancaron con el corte que cierra el disco, “Turn Off Your Brain And Yell”. Los seguidores que deseaban que los londinenses se centraran en ese LP tuvieron suerte y cataron tres temas más, entre los que sobresalió “She Still Leads Me On”, ya convertido en clásico contemporáneo de Suede.
Pero, por enésima vez, su show se planteó como un repaso nutritivo a su amplio catálogo de hits mientras Brett Anderson deslumbraba agitándose de aquí para allá sobre las tablas, se ponía intenso en las fases más íntimas (“Saturday Night” y la acústica “She’s In Fashion”) y volvía a lucir su cara desaforada si decidía bajar al foso y colocarse tan cerca del público que era posible acariciar con la palma de la mano su empapado costado durante uno de los puntos culminantes de la noche: “Beautiful Ones”, coreada hasta la extenuación. Aunque hubo más momentos memorables: “Trash”, “Animal Nitrate”, “So Young”, “Metal Mickey”…
“New Generation”, en el mini-bis, clausuró un concierto que también generó alguna que otra opinión discordante al considerar a Brett Anderson como un frontman populista y a Suede como un grupo que quizá pudo haber dado más de sí como nombre estrella del OUR Fest 2023. Siento discrepar: no sucedió ni lo uno ni lo otro. Suede han alcanzado el nivel de banda histórica que ya no necesita justificarse en vivo salvo cataclismo excepcional… En Ourense refrendaron que se encuentran en un estado de forma que les permite arrasar cada vez que se suben a un escenario. Galicia, como gritó Brett con pasión en varias ocasiones, vibró con Suede como nunca.
FIN DE FIESTA. Después de lo visto y oído con Suede, Grande Amore tenían la difícil misión de poner la guinda al OUR Fest 2023. Canciones tenían de sobra para resolver perfectamente el trámite, además de la prestancia de mariagrep y Clara Redondo tras las bases programadas y el especial magnetismo al micrófono de Nuno Pico, nuevo héroe musical popular galaico. Sin embargo, algo pasaba con el público, que quizá ya estaba un poco desfondado por haber llegado a la recta final del festival. Nuno intentaba del derecho y del revés excitarlo, pero solo respondía en parte…
Y eso que Grande Amore sacaron todo su arsenal de tecnopop / post-punk industrial con letras ideales para canturrear en la madrugada. Pero la audiencia seguía sin reaccionar como se esperaba, ni siquiera cuando el trío conectó con el grupo ourensano por excelencia, Los Suaves, mediante una relectura de “Maldita Sea Mi Suerte”. El desenlace del OUR Fest 2023 debía ser explosivo, como cuando Nuno se metió en un posh pit y surfeó sobre las cabezas de los presentes… Pero, aparte de ese arrebato, el gentío no estuvo por la labor y le costó seguir el ritmo de Grande Amore.
Este contraste fue otro peculiar signo que distingue al OUR Fest como un festival singular al que, pese a su corta edad, resulta fácil cogerle cariño, al igual que cuando alguien se cruza en tu vida, te coge de la mano y sabes que vais a caminar juntos durante mucho tiempo… [FOTOS: Sergio Albert] [Más información en la web de OUR Fest 2023]