María José Llergo ofreció un inolvidable concierto en el TerraCeo 2023 de Vigo que demuestra que, cuando sur y norte se encuentran, siempre prende la chispa de la magia.
Habría que realizar un estudio al respecto: en Galicia, los grupos y artistas andaluces suelen recibir una calurosa acogida y salir de la comunidad absolutamente satisfechos y sorprendidos por la conexión tan natural que se produce con el público galaico. De hecho, Califato ¾ afirmaron que los gallegos son los andaluces del norte después de intervenir en el ciclo TerraCeo en su edición de 2021, mismo evento al que acudió María José Llergo como uno de los nombres más destacados de su programación de 2023.
No era para menos: la cantaora y compositora de Pozoblanco (Córdoba) se ha revelado en el último lustro como gran renovadora del flamenco, acercándolo a sonoridades modernas y preservando su espíritu crítico al insertarle mensajes reivindicativos y con carga social más allá de usarlo también como vía de expresión emocional. Y quien todavía piense que sobre María José Llergo sigue pesando la sombra de Rosalía, con la que ha sido comparada más veces de lo necesario, que sepa que se la ha quitado de encima, tanto en sus grabaciones como en vivo.
Esa duda se ha ido despejando progresivamente desde el lanzamiento de su alabado EP “Sanación” (Sony, 2020) hace tres años, y María José Llergo se encargó de reafirmarlo en su actuación en la terraza del Auditorio Mar de Vigo el pasado 21 de julio. Como dirían los clásicos, el marco era incomparable para que la cordobesa luciera en todo su esplendor, vestida de ligero blanco veraniego en conjunción con la luminosidad de la tarde.
Aunque, antes de que María José cegara al respetable con su presencia, Paco Soto abrió su camino hacia el escenario engalanándolo con su guitarra española. Entre una y otro, pergeñaron una versión de “Mira que Eres Linda” con un duende que contrastó con la conmovedora solemnidad de “Canción de Soldados”, muy apropiada por el día que se avecinaba para impedir en las urnas que la extrema derecha elevada al cuadrado accediera al gobierno central con ideas -como ella misma dejó caer- como la de censurar esa tonada popular que la andaluza podía interpretar libremente a mil kilómetros de su hogar como si estuviese en su casa.
María José Llergo envolvía su lozana juventud con un saber estar propio de veterana que hechizaba los sentidos. De ahí que no sorprendiera la manera en que clavó en mucho corazones “La Llorona”, rematada por el festivo “calabacín, calabazón” de “Al Gurugú” de La Niña de Los Peines. Se establecía así un salto espacio-temporal con la niña de las dunas, María José Llergo, quien rindió homenaje a su abuelo recordando su filosofía tan sencilla como sabia y certera: “Soy como el oro, mientras más me desprecias, más valor tomo”, la frase que dio forma a una muy sentida “Soy Como el Oro”.
De esta manera finalizó María José la que se podía denominar parte clásica de su concierto vigués. Llegaba el turno de que se incorporara Miguel Grimaldo al teclado para aportar las bases sintéticas y ritmos graves y potentes. Es decir, que se abría la espita más vanguardista de la cordobesa, aunque sin que perdiera toda la belleza de su prestancia vocal, como demostró en “Que Tú me Quieras” o en “Nana del Mediterráneo”, que trasladó al océano Atlántico hasta provocar un nudo en la garganta.
María José Llego se sumergió luego en las aguas del flamenco salpicadas de neo-pop, género que manejó con tanta alegría como sentimiento en “La Luz”, “Ni Nombre” o “Tencontrao”, quizá la pieza más exultante de la velada al mismo nivel que “RUEDA, RUEDA”, el culmen de una celebración compartida entre María José y la audiencia y acompañada de coros y palmas colectivas mientras en el horizonte se ponía el sol.
Entre esa reacción del público y el decorado de postal que tenía tras de sí, la andaluza solo era capaz de irradiar felicidad, con lo que se corroboraba esa teoría que dice que se produce una relación especial cuando el noroeste y el sur de nuestro país se encuentran con un escenario de por medio. Y allí, sobre las tablas, María José Llergo regaló un mini-bis en el que derrochó energía vocal con la fuerza de un ciclón, como ocurrió durante “Ay Pena, Penita, Pena”. Hubo más aplausos apasionados, lógicamente.
Después del verano, María José Llergo publicará su siguiente disco, perteneciente a una nueva etapa que supondrá, con toda probabilidad, un paso fundamental en su fulgurante ascenso. Para creerlo, bastaba con ver cómo se rodeó de fans que deseaban conocerla en persona y fotografiarse con ella después de su show. Escuchado lo escuchado y visto lo visto, inevitablemente me vino a la cabeza cuando habíamos presenciado seis años antes un concierto de Rosalía no demasiado lejos de Vigo en el que se presagiaba que algo grande se estaba gestando…
En el caso de María José Llergo, hay muchas posibilidades de que suceda algo parecido. Su directo en el TerraCeo 2023 ofreció varias señales. Ahí va lanzada la niña de las dunas, la niña de Pozoblanco. [FOTOS: Xavi Iglesias] [Más información en el Instagram de María José Llergo]