Te presentamos a 8 nuevas artistas que recuperan, revisan y revalorizan las tradiciones sonoras de nuestro país. En esta segunda parte, con artistas desde el centro al sur de España.
El gran fenómeno que ha revolucionado la música española a lo largo del último lustro tiene nombre propio: Rosalía. Habrá a quien le guste más o menos su música (sobre todo la más reciente), quien entienda mejor o peor sus conceptos creativos, quien esté en mayor o menor medida de acuerdo con su evolución artística o quien crea que su forma de introducirse en la industria discográfica (especialmente en el sector anglosajón) sea cuestionable.
Pero, más allá de discusiones y polémicas, debe otorgarse a Rosalía el papel de impulsora de la música hispana a nivel global y de influencia para muchas otras artistas tanto coetáneas como más jóvenes. Hoy en día, Rosalía es la figura en la que una parte de esas nuevas generaciones se fija para abrir su camino dentro de diversos géneros urbanos y vanguardistas, aunque también en determinados estilos que recuperan las raíces tradicionales.
Desde que Rosalía debutara con “Los Ángeles” (Universal Music, 2017), se reformularon los planteamientos de la aproximación de la música contemporánea a sonidos ancestrales de origen popular. En su caso particular, el flamenco, cuyos cimientos vibraron con fuerza primero con dicho disco a través de una perspectiva renovadora pero respetuosa. Y, más tarde, con el terremoto que provocó “El Mal Querer” (Sony Music, 2018), álbum que rompió moldes, sacudió prejuicios y cambió el paradigma de la producción musical española. Así que era lógico que Rosalía y su trabajo se convirtieran no tanto en una aspiración a igualar (objetivo muy difícil de lograr) como en una inspiración cada vez más extendida.
En la segunda parte de este especial dedicado a mujeres que enfocan su labor musical en el presente (y pensando en el futuro) mirando hacia el pasado en nuestro país, no debería resultar llamativo detectar el influjo rosaliano en varios de los nombres protagonistas. (Si no has leído la primera parte, aquí la tienes.)
Aunque no en todos, naturalmente. Porque cada artista y cada proyecto posee una personalidad propia propiciada por su carácter, su procedencia familiar, su contexto geográfico, sus ideas y sus ambiciones. Sea como sea, estas ocho mujeres completan ese mapa sonoro cambiante, dinámico y en constante expansión en el que se interconectan tradición y modernidad desde una óptica femenina.
SEGUNDA PARTE. DEL CENTRO AL SUR
VEGA ALMOHALLA
Con su primera canción, “En el Aire”, Vega Almohalla se propulsó internacionalmente. Este éxito fue fruto de la aparición del single en la banda sonora de la serie “Élite”. Sin embargo, el fulgurante ascenso de la carrera de Vega Martín Hernández no sucedió únicamente por arte de magia viral, ya que en 2018 su nombre había empezado a hacerse conocido tras publicar un disco con Zazo & Gxurmet. Y, previamente, ya había demostrado su espíritu emprendedor al fundar su propia compañía, Cuadrazo, tras pasar por la Escuela de Teatro Musical Coral Antón de Madrid.
El segundo sencillo de Vega Almohalla, “La Niña de la Amapola”, sugería su intención de asimilar a su manera su herencia musical y cultural castellana (ella proviene de Ávila, en concreto de Piedrahita) transmitida por su abuela, su madre y su abuelo. Un hecho refrendado en su estreno en largo, “Amapola” (Mushroom Pillow, 2022), en el que Vega plasma su trayectoria vital y artística mezclando con facilidad flamenco, r&b, soul, neo-pop, beats electrónicos y jotas de su tierra hasta conformar un estilo ecléctico pero con una identidad bien definida mediante ritmos que también pueden agitar la pista de baile.
Vega Almohalla canta sobre sí misma con autenticidad desde su entorno más cercano y, durante el proceso, consigue conectar con el resto del mundo. [Más información en el Instagram de Vega Almohalla]
BEWIS DE LA ROSA
También desde su espacio más próximo, el extrarradio de Madrid geográficamente y el área de Cuenca por vínculos familiares, Bewis de la Rosa comparte su particular propuesta: el rap rural. Otro paralelismo con Vega Almohalla: en 2014, inauguró la compañía Malditas Lagartijas, plataforma desde la que ha estudiado otras disciplinas que van más allá de la música como la danza, el teatro y la performance. Este enfoque poliédrico ha permitido a Beatriz del Monte partir de un pensamiento alejado de conceptos urbanitas que tiene en la periferia el epicentro creativo, ideológico, moral y estético (aspectos trasladados a sus piezas visuales) y que se basa en la autogestión descapitalizada.
En 2021, Beatriz comenzó a volar como Bewis de la Rosa y en su primer álbum, “Amor más que Nunca” (autoeditado, 2023), demostró su apego por el terruño, su cuestionamiento de los modelos materialistas y su lucha contra el heteropatriarcado y el inmovilismo social. Al mismo tiempo, este es un disco para reflexionar sobre emociones como el amor o el dolor, como se escucha en “Dolor pa Florecer”, tema extra de “Amor más que Nunca”.
En definitiva, este trabajo es el viaje que Bewis de la Rosa realiza a su pasado para conservar su memoria, reivindicar la cultura popular y expresar sin filtros su filosofía personal, folklórica y costumbrista. [Más información en el Instagram de Bewis de la Rosa]
MARÍA DE LA FLOR
Al igual que Bewis de la Rosa, la violinista, cantante y compositora con orígenes zaragozanos pero asentada en Madrid María de la Flor teje su tela sonora a base de costumbrismo y raíces. En su caso, María apuesta por la naturalidad frente a la hegemonía de las voces tratadas digitalmente expresada mediante una música que aúna sonidos regionales autóctonos (de Asturias a Andalucía), elementos contemporáneos, canción latinoamericana y géneros como el jazz o la música clásica.
En 2019, sus dos primeros singles marcaron los derroteros que seguiría María de la Flor. “Dice la Abuela” hacía referencia a su linaje familiar siguiendo la tónica que se repite en otros ejemplos comentados en este especial. Y “Desierto”, al igual que la anterior pieza, reflejaba su gusto por los exquisitos arreglos de cuerda.
Con la tradición como medio pero no como fin y temáticas como el amor, la libertad y la justicia cruzando su cancionero, María amplió su bagaje con el EP “Temple” (autoeditado, 2021) -coproducido con Diego Galaz (Fetén Fetén)- y un par de colaboraciones que distinguen perfectamente su esencia: con el argentino Manu Hattom en “Bolero para Encontrarte”; y con el productor Juanma Latorre (Vetusta Morla) en “El Son del Camino”, que actuó como antesala de la llegada de su álbum “Hilanderas” (autoeditado, 2022).
Producido junto a Carlos Monfort (Sílvia Pérez Cruz), se caracteriza por la elegancia que había mostrado antes María de la Flor en cuanto a forma y ornamentación (las cuerdas vuelven a estar aquí muy presentes), el envoltorio ideal de unas canciones que exudan sentimiento popular, riqueza melódica y calidez por todos sus poros. Para María de la Flor, lo moderno no es la antítesis de lo tradicional, sino que pueden y deben confluir de manera simbiótica. [Más información en el Instagram de María de la Flor]
KARMENTO
La brillante participación de Karmento en el Benidorm Fest 2023 -primero erigiéndose en revelación en las semifinales y después dejando constancia de la valía de su propuesta en la final- le abrió las puertas de los oídos de media España. Su composición, “Quiero y Duelo”, causó sorpresa por su puesta en escena y su sentida y emocionante interpretación. Pero Carmen Toledo -ese es su nombre- ya llegaba bregada al certamen levantino tras publicar dos álbumes, “Mudanzas” (autoeditado, 2015) y “Este Devenir” (El Tragaluz, 2020), con los que había dado una vuelta de tuerca a las tonadas tradicionales manchegas.
Nacida en Bogarra, pueblo de la sierra de Albacete, esta sexóloga, educadora y emigrante se introdujo en el mundo de la música en 2012 y, desde entonces, ha elaborado una fusión -muy bien entendida- de copla, seguidillas de su tierra y flamenco hasta alumbrar un estilo que también asimila la canción de autora y el pop. El neofolclore de Karmento se basa en la memoria, la infancia, la nostalgia, la identidad y el desarraigo a partir de una visión artística orgánica, libre y orgullosa de su raigambre popular.
Aunque la albaceteña también sabe cómo adaptarse a los gustos actuales, hecho que ha quedado claro con su reciente colaboración con Vermú para confeccionar una versión electrificada y muy meridional de “Fandanguillo Manchego”, canto clásico que se escuchaba en la vendimia o en los molinos de Castilla-La Mancha y que recuerda levemente a Los Planetas de “La Leyenda del Espacio” (RCA / Sony BMG, 2007). [Más información en el Instagram de Karmento]
MARÍA JOSÉ LLERGO
Considerada pilar fundamental de la renovación del flamenco y una de sus artistas más talentosas, María José Llergo ha tenido que soportar rápidamente la pesada losa de ser comparada con Rosalía, sobre todo por los paralelismos existentes entre los comienzos de una y otra. Con una formación musical sólida, la cordobesa de Pozoblanco llevó a otra dimensión su condición de cantaora al ejercerla a través de un espíritu comprometido, un marcado sentido emocional y conciencia de clase aplicando el aprendizaje recibido desde sus orígenes familiares humildes para describir afectos y desafectos personales y compartirlos como sentimientos colectivos.
Su EP de debut, “Sanación” (Sony Music, 2020), plasmaba a la perfección el objetivo de María José Llergo: componer más un disco de autora que estrictamente de flamenco y conseguir con él la curación interior, extraer belleza del dolor y rendir tributo a sus raíces con ánimo experimentador. La reinvención intuitiva de María José Llergo le ha permitido obtener el Goya 2022 a Mejor Canción Original por “Te Espera el Mar”, tema de la película “Mediterráneo”; destacar “la grandeza de lo rural y la nobleza de los barrios” en su single “Mi Nombre”; y realizar una oda a la amistad y a la sororidad femenina a ritmo de flamenco, sonidos urbanos y afrobeat en “Tencontrao”.
El próximo proyecto de María José Llergo ya se atisba en el horizonte gracias a “RUEDA, RUEDA” (y un par de remezclas), apertura de una nueva etapa en la que seguirá adelante con la rotura de clichés dentro del flamenco del siglo 21. [Más información en el Instagram de María José Llergo]
QUERALT LAHOZ
Aunque nació y creció en Santa Coloma de Gramenet, el árbol genealógico de Queralt Lahoz la sitúa en Granada. Así que también se puede incluir en esa nueva ola que trae vientos refrescantes del sur, como demostró cuando se lanzó en solitario en 2019 tras pertenecer al dúo De la Carmela al combinar rap, flamenco, ritmos latinos, trap, copla y r&b con una lírica de poso poético y social.
Al igual que María José Llergo, Queralt Lahoz nunca ha renegado de la clase trabajadora a la que pertenece ni de la influencia familiar (en concreto, de su madre y de su abuela), lo que ha aportado a su estilo una autenticidad que marcó a fuego tanto su EP “1917” (Say It Loud, 2019) como su estreno en largo, “Pureza” (Say It Loud / Costa Futuro, 2021). Queralt se ve en los espejos de Lola Flores, Mercedes Sosa o Mayte Martín, pero ha logrado distinguirse gracias a su carisma y seguridad a la hora de pasar el flamenco a través de filtros contemporáneos (de ahí que encajara como un guante en los radicales moldes de Califato ¾ cuando colaboró con el combo en su “Tó ba a çalîh bien mamá”).
Sin embargo, Queralt Lahoz no se conforma con romper convenciones sonoras, ya que el aspecto visual también es primordial en su trabajo. Lo corrobora su último EP, “Alto Cielo” (Say It Loud / Costa Futuro, 2023), videoálbum dividido en cuatro capítulos dispuestos como un metraje y salpicados de intensidad, dolor, éxtasis, miedo y pasión amorosa. [Más información en la web de Queralt Lahoz]
JUDELINE
El denominado efecto Rosalía serviría para explicar el surgimiento de artistas como Judeline. No se puede negar su influjo, aunque Laura Fernández -gaditana asentada en Madrid- se ha sacudido cualquier comparación y ha labrado su propio camino desde que empezara a publicar sus temas en Soundcloud en 2019. Tras aparecer en el recopilatorio de Alizzz “Desclasificados” (Whoa Music, 2020) y curtirse con diferentes productores (Tuiste, Oddliquor o Mayo), Judeline construyó una base de pop urbano y r&b que se sustentaba en el flamenco clásico y en artistas coetáneos inscritos en géneros modernos.
Armada con una voz repleta de delicados matices y un buen puñado de melodías, facturó su primer EP, “de la luz” (Sonido Muchacho, 2022), dedicado a su publo natal, Los Caños de Meca (Cádiz), y a los recuerdos de su niñez y adolescencia. El resultado de esa ópera prima confirmó a Judeline como una autora con duende, imaginativa y sutil, dinámica y embrujadora que se atrevía a arrimar su alma flamenca al funk o al hip hop.
Esa audacia se mantuvo en sus siguientes sencillos: “la pestaña que soplé”, en la que se aprecia su cara más frágil y ensoñadora sin perder su flow; “EN EL CIELO”, una rodaja de urban pop muy rosaliano por fuera pero 100% Judeline por dentro; la dupla “Tánger y Zahara”, todo un derroche de delicadeza; y “CANIJO”, un torbellino rítmico publicado por el sello estadounidense Interscope. Por si esto fuera poco, recientemente se ha convertido en la primera artista española en lanzar un Spotify Singles, que incluye una versión de “La Tortura” de Shakira.
Si en su momento hablábamos de la futura explosión de Judeline, ahora tenemos que conjugarla en presente. [Más información en el Instagram de Judeline]
CARMEN XÍA
En el último álbum de Vera Fauna, “Los Años Mejores” (Ernie Records, 2023), se escucha en “No Quiero Nada” la voz de Carmen Xía, que aporta al tema rimas briosas y afiladas. Esta conexión resulta muy natural: al igual que el grupo sevillano, la cantante de San Fernando (Cádiz) sabe cómo captar la frustración, la angustia, la ansiedad y las expectativas incumplidas de su generación (nació en 1995). Ese hartazgo por la precariedad, el exilio forzoso (sobre todo laboral) y la ausencia de futuro cinceló un discurso que Carmen empezó a moldear a solas durante los meses pandémicos tras formar parte de un grupo de rap femenino.
Impulsada por la poesía empoderada de Gatta Cattana, un espíritu punk y la fuerza arrolladora de Rocío Jurado o Lola Flores, Carmen Xía acude a la tradición de la copla y la agilidad del hip hop y los usa como trampolines de su mensaje sociopolítico, identitario (obrero y de barrio), igualitario (en defensa del feminismo y del colectivo LGTBIQ+) y antipatriarcal. Y lo hace -como Califato ¾– utilizando el andaluz EPA (propuesta de escritura que refleja la fonética y los modos del habla de la comunidad) y apelando al andalucismo cotidiano.
Por el momento, Carmen Xía ha condensado su esencia combativa en el álbum “La Herida” (Propaganda del Fet!, 2022), en el que exhibe su orgullo, sus cicatrices, su lucha contra los estereotipos andaluces y la reivindicación de la historia de su pueblo. [Más información en el canal de YouTube de Carmen Xía]