Lo difícil es reinventarse. Salir del papel, desligarse por un momento, generar confusión. El problema de Xiu Xiu no es que siempre hagan el mismo disco (nunca sucederá ni con ellos ni con ninguna banda que mantenga patrones tan versátiles como el dúo), sino que la inercia sonora, los calificativos identitarios y la marcha veloz hacia puntos convulsos ha hecho caer a Stewart y Seo en un letargo agradecido, bien entrenado y equilibrado pero exento de sorpresas. Aún así, con “Always” (Bella Union / Music As Usual, 2012) logran rozar ciertas zonas de eclipse con respecto a materiales anteriores. Y, cuando no, ¿a quién le importa teniendo en cuenta que están facturando doce nuevas canciones que son tan satíricas, cosmológicas, líricamente subversivas y deslenguadas? A mí no, al menos.
Jamie Stewart se coloca calzas, se rapa los costados del pelo al mejor estilo María Forqué y arranca con la épica, se sume en el sentido estético-virtual del acomplejado músico de pop que adereza con electrónica sintética, retrofuturista y vivaz a partes iguales zonas de barroco (Sifredi), de nervio cuasi happy hardcore, de recuerdos al Beck de “Mellow Gold” (Geffen, 1994) y de pop sintético eminentemente kitsch y feísta. El cruce de elementos puramente analógicos e identificados como parte de entramados clásicos, orquestales, incluso alejados al rock o sólo citados cuando se trata de ejercicios con tintes épicos y la utilización de dicho compartimento dentro de auténticas batallas donde el sintetizador, los pads y las bases rítmicas más concetradas crea una (p)relación tan curiosa como transgresora. Parece generarse un cruce constante entre Sigue Sigue Sputnik y Antony Hegarty, haciendo (al menos por momentos) del drama pura frivolidad, guiñándole un ojo a Hercules & Love Affair (¡obvio!) y (no tan obvio) otro a los Talking Heads, sintiéndose afín a Mike Hadreas (a.k.a. Perfume Genius) y a Zola Jesus a la vez, coqueteando con cierto fanatismo por Casiotone for the Painfully Alone o el “Tigermilk” (Jeepster Recordings / Matador, 1996) de Belle & Sebastian envuelto en un entramado sónico que debería ser más propio de Cold Cave o Fever Ray de lo que nos tiene acostumbramos.
Porque sí, hay drama de interpretación cinematográfica arty, muy Twin Peaks (“Chimney’s Afire (Mickensian Suicide)”) y drama confesional, casi acústico, a veces más acuoso y operístico y violento en la lírica (“Factory Girl”) y otras como una canción eliminada del primer álbum de Perfume Genius (“The Oldness”), pero también hay electrónica subterránea de club berlinés de los 80 (un Kraftwerk meets New Order en “Born to Suffer”), bases de post-punk en una versión cuasi circense (“Beauty Towne”), 80s urgentes y eminentemente gayers (a “Hi” le falta el transformista y la militancia en un espectáculo de variedades o, simplemente, que Carmen de Mairena la elija como próximo himno de su campaña electoral), momentos en el que las voces de Stewart y Seo simulan ser las de James Murphy y Nancy Whang de LCD Soundsystem (“Smear the Queen”), nervio de cuarto oscuro tan happy como hardcore en todos los sentidos, acercándose a la egomanía del violento convencido, como si el De Niro de «Taxi Driver» cantara en Sleigh Bells (“I Love Abortion”: la mejor y más punky canción del disco y casi de su carrera, con permiso de “Ian Curtis Wishlist”) y sirviéndonos en bandeja conflictos paterno-filiales, crítica social, ironía popular y frasecitas del tipo “tu padre fue el primer hombre dentro de ti”. No sabemos si Xiu Xiu volverán a ser los de “A Promise” (Kill Rock Stars, 2003) o “Knife Play” (Kill Rock Stars, 2002), pero al menos sabemos que los pelos en la lengua y la limitación de patrones, como mínimo, nunca serán lo suyo. Y eso ya es bastante más de lo que pueden aspirar el grueso de grupos por encima del cuarto álbum.
[Alan Queipo]
XIU XIU – Beauty Towne from Bella Union on Vimeo.