Pippi Calzaslargas es uno de esos personajes que, de una forma u otra, nos definieron a todos en nuestra infancia. Y es que es un personaje de esos que ya no se hacen, que te sitúan en contra o a favor y que, en esa toma de posiciones, dicen muchísimo de tu personalidad. Está claro que todos aquellos que abrazaron a Pippi sin ningún tipo de cortapisas han crecido siendo almas libres, contestatarias y, por qué no decirlo, un poco crustis y anarkas. Por el contrario, muchos éramos a los que Pippi nos producía algo de mal rollito (siempre compartido con el amor hacia el personaje, claro) y, con el tiempo, te das cuenta de que te daba mal rollito porque eres un integrado de cuidado y a ti eso de la anarquía siempre te parece sospechoso. Pero es que, ¿qué pensar de una niña medio pordiosera que vive con un caballo y un mono y que tan sólo cuenta con las visitas esporádicas de un padre viajero? Si lo vieran los servicios sociales de hoy en día, las aventuras de Pippi Calzaslargas más bien transcurrirían en un centro de acogida. Pero, sea como sea, repetimos: esta niñata anarkoliberalista forma parte de nuestra infancia, y por eso a todos se nos cae una lagrimita al saber que Blackie Books publica ahora «Pippi Calzaslargas» una recopilación de todos los cuentos originales de Astrid Lindgren en los que se basaron todos los capítulos de la serie de televisión. Lectura primaveral y nostálgica.