OUR Fest Xacobeo 2022 fue el punto y final pluscuamperfecto para el verano festivalero que acabamos de vivir… Te lo explicamos todo en nuestra crónica.
¿Quién dijo que el verano se estaba acabando el 17 de septiembre en Galicia? Vale, el calendario lo decía así, por lo que ese día había que despedirse del calor estival… Pero no fue el caso. Y, en Ourense, menos todavía, aunque suene a recurrente cliché climatológico. En ese ambiente se estrenó el OUR Fest Xacobeo 2022, uno de los eventos más destacados del último tramo de la agenda cultural del extendido Año Santo que llevaba a la ciudad de las Burgas, por fin, un festival internacional.
A priori, que tuviera lugar en el recinto ferial de Expourense había generado alguna duda sobre si era un espacio adecuado para organizar varias horas de conciertos. Sin embargo, la estructura se transformó en una amplia black box con una acústica más que aceptable, una atmósfera caliente y un aspecto, sobre todo cuando cayó la noche, que ayudaba a centrar la visión en el escenario.
Aquel gran cajón rectangular situado a las afueras de Ourense se erigió en un pequeño Reino Unido sonoro que acogió una buena representación histórica y más reciente del pop-rock británico (con permiso de la excepción patria, Julián Maeso y su troupe) formada por Primal Scream, Belle and Sebastian, Metronomy y The Big Moon. Eso sí, en este caso no hubo rígidos actos protocolarios ni largas ceremonias para disimular las debilidades de un reinado como estaba sucediendo a la vez más allá del canal de la Mancha, sino una vibrante muestra en directo de una Cool Britannia que nada tiene que ver con la de hace 25 años, pero que constató cuál sigue siendo el verdadero imperio musical vigente.
Abriendo boca en el OUR Fest Xacobeo 2022
Julián Maeso podía sentirse un extraño en su segunda casa (prácticamente es gallego de adopción) no solo por la configuración artística del OUR Fest Xacobeo 2022, sino también por la propuesta que iba a ejecutar en el inicio de la jornada, en modo big band. Con él sentado ante su inseparable órgano Hammond cual director de una orquesta compuesta por siete metales, vibráfono, batería y guitarra, planteó un concierto poco común en un festival de estas características pero valioso para comprobar cómo se conjunta y se desenvuelve esta clase de formaciones.
A media que Julián y su banda avanzaban, el interior de Expourense parecía transformarse en un elegante club neoyorquino, lo que indicaba que el experimento estaba saliendo bien. De hecho, salió muy bien, entre notas de swing (con los vientos tomando el mando), jazz, lounge, bossa nova, soul, spaghetti western y funk. No importaba que sonaran instrumentales (incluida una espumosa versión de “You’re The One That I Want” de “Grease”) o que Julián cantase con pasión como poseído por el espíritu de James Brown: la tarde arrancó de una manera tan imprevisible como sorprendente.
A continuación, empezaría el peculiar viaje a través de Gran Bretaña de sur a norte, de Inglaterra a Escocia. La trayectoria de The Big Moon es más fértil de lo que se creía antes de que apareciesen sobre las tablas porque, probablemente, en España no se ha prestado tanta atención a sus canciones como a las de otros grupos coetáneos. Por ejemplo, Wet Leg, con las que comparten estilo. Aunque Juliette Jackson, Soph Nathan, Celia Archer y Fern Ford también pasarían por unas HAIM inglesas sin vínculo familiar y con una mayor carga eléctrica.
A partir de estos mimbres, su indie-rock basculó entre fases a bajas revoluciones pero híper-melódicas y otras más briosas en las que estallaban estribillos adhesivos, caso de “Don’t Think” y “Barcelona”. Ya que tienen su tercer disco, “Here Is Everyhting”, a punto de caramelo, The Big Moon presentaron algunos de sus temas cuales pruebas primerizas de su funcionamiento en vivo (“Daydreaming” o “Trouble”) y, de paso, explicaron buena parte del relato que vertebra ese álbum: el embarazo de Juliette en particular y la maternidad en general, cuestiones que The Big Moon abordan con madurez lírica y desparpajo sonoro, tal como exhibieron en “Wide Eyes”.
Sin abandonar esta segunda línea, el cuarteto londinense desplegó su habilidad coral (sobre todo en la intro de “Formidable”) y su sentido de la diversión, concentrado en una chispeante cover de “Praise You” de Fatboy Slim. Seguro que, después de que dijeran adiós con su hit “Your Light”, muchos se habían propuesto seguir con más ahínco la pista de The Big Moon.
Los platos fuertes del OUR Fest Xacobeo 2022
Belle and Sebastian son como esos amigos que, aunque se encuentren lejos, siempre están cerca. Y con los que, cuando toca ponerse nostálgicos, resulta inevitable revisar un antiguo álbum de fotos para refrescar recuerdos entre risas y alguna que otra lágrima. En su caso, los escoceses cambian las imágenes por canciones, reunidas en un catálogo deslumbrante que se guarda como oro en paño al asociarlas a etapas, situaciones, personas y sentimientos.
Es decir, que hablar de Belle and Sebastian es hacerlo de la vida misma. Por eso tenerlos delante en carne y hueso suponía prepararse para realizar un recorrido por la memoria capaz de generar todas las reacciones que existen entre la alegría y la melancolía, aun sin saber hasta qué punto se centrarían en su reciente LP, “A Bit Of Previous”. Simplemente, recuperaron su single de cabecera, “Unnecessary Drama”.
A su alrededor, Belle and Sebastian picotearon de todas sus épocas discográficas comandados por un Stuart Murdoch saltarín y dicharachero (lo intentó con el gallego y el castellano tablet mediante, pero el empeño le duró poco), una Sarah Martin timidilla y un Stevie Jackson caballeroso ante los cuales era imposible apartar la mirada -piensas que te cantan a ti y sólo a ti- y, lo más importante, los oídos. ¿Cómo resistirse al sacar del cofre del tesoro “Dog On Wheels”, “I’m A Cuckoo”, “She’s Losing It”, “Another Sunny Day”, “If She Wants Me”, “I Want The World To Stop” o “The Party Line”?
Belle and Sebastian activaron una catarata de sensaciones que removieron por dentro y pusieron la piel de gallina. Cada uno elegiría sus momentos preferidos, y el que firma esta crónica se quedó con los siguientes: la siempre eufórica “The Boy With The Arab Strap” (sin público danzando sobre el escenario), la deliciosa “Get Me Away From Here, I’m Dying” y, por encima del resto, ese dardo en el corazón que es “I Didn’t See It Coming”. Pero, esta vez, se veía venir: la huella que dejaron en el alma Belle and Sebastian fue muy profunda… Se avecinaba una larga resaca emocional.
Dos de las canciones más adictivas publicadas en el último año han salido de las mentes de Metronomy: “It’s Good To Be Back” y “Love Factory” -ambas pertenecientes a su último trabajo, “Small World”-, que la banda inglesa despachó pronto para regocijo del personal con su clásico “The Bay” insertado en medio. Vamos, que Metronomy habían llegado con el único propósito de poner patas arriba Expourense. Y lo lograron rápidamente, en un primer segmento puramente synthpop que constató que son especialistas en la materia, a lo que ayudó un sonido potente a la par que prístino.
Luego, más a o menos a mitad del recorrido, cuando atacaron la instrumental “Boy Racer”, se pusieron rockeros, aumentando la pegada de “Salted Caramel Ice Cream”, “Love Letters” o “The Look”, máxima expresión de sus malabarismos con el sintetizador. Para acabar, Metronomy apostaron por descargar toda su energía absolutamente desatados mediante “You Could Easily Have Me”. Fue un final de alto de voltaje a un set electrizante.
Precisamente, hablemos de electricidad, pasión, actitud… Hablemos de Primal Scream, nombre estrella de la noche. El traje que vestía Bobby Gillespie delataba que los escoceses aún seguían celebrando el 30 aniversario de su legendario “Screamadelica”. Con todo, como empujados por los tiempos convulsos que nos azotan, al principio saltaron unos cuantos años hacia adelante para rememorar el electro-punk contestatario de la era “XTRMNTR” y “Evil Heat” abriendo sin contemplaciones con “Swastika Eyes” y rematando con una hipnótica “Deep Hit Of Morning Sun” dedicada al malogrado Mark Lanegan, que había versionado el tema en su día con The Twilight Singers.
Esta emotiva estampa, con Andrew Innes y Simone Butler secundando a Bobby en el homenaje, dio paso a otro momento introspectivo: “English Town”, pieza sacada de “Utopian Ashes”, el disco que publicó con Jehnny Beth que sirvió para que soltara un rotundo “fuck the Queen”. Quedaba clara su opinión respecto al candente asunto monárquico.
Parecía que a Primal Scream se les había olvidado el gran motivo de su presencia en Ourense, por mucho que Gillespie fuera engalanado para la ocasión… Todo lo contrario: lo anterior había sido un calentamiento previo a un auténtico ritual góspel guiado por el predicador Bobby, que inauguró el acto de comunión colectiva con “Jailbird” y continuó con los himnos screamadélicos “Come Together”, “Loaded” y “Movin’ On Up”.
El acid-rock de efectos catárticos había resucitado gracias a un tipo de figura desgarbada acompañado de espectacular coro. Pero faltaba la guinda, que Gillespie colocó tirando hacia el lado stoniano de Primal Scream: “Country Girl” enlazada con “Rocks”. No por esperada fue una explosión menos furiosa, enloquecida, descontrolada… Como en otros tiempos más y menos lejanos en Glasgow o Londres. Aunque esta vez sucedió en Ourense, cuyo cielo el OUR Fest Xacobeo 2022 tiñó de blanco, rojo y azul. [Más información en la web de OUR Fest Xacobeo 2022]