Esta semana llegan a la cartelera dos estrenos que parecen pensados para verse uno en contraposición al otro. Y no porque sean complementarios en sus temáticas ni ningún pajillerismo cahierista parecido. Básicamente, porque uno puede actuar de antídoto del otro… Y, básicamente, porque de entrada ya doy por supuesto que después de ver «Shame» vamos a necesitar un antídoto de los buenos, ya que el film de Steve McQueen tiene toda la pinta de ser uno de esos que dejan cicatrices en el ánimo: dinamita emocional es esta historia de un adicto al sexo interpretado por Michael Fassbender que se encuentra con una posibilidad de redención en su hermana pequeña (Carey Mulligan) a la que le resulta imposible aferrarse porque está atrapado en una cárcel de la que perdió la llave hace demasiado tiempo. Aunque sólo sea porque el tándem McQueen / Fassbender ya dejó el listón altísimo con la tremenda «Hunger«, vale la pena acercarse a ver «Shame«.
Por suerte, si acabamos muy tocados con el anterior film, siempre podremos recurrir a «Young Adult«, otra cinta que viene avalada por las excelencias previas de un tandem, en este caso el formado por Jason Reitman (director) y Diablo Cody (guionista). En esta ocasión, se hacen acompañar pr Charlize Theron para plantear un peterpanismo femenino devastador que bien podría ser la continuación de lo iniciado en «Bridesmaids» pero de forma mucho más jevi metal. Vamos, que si en la peli protagonizada por Kristen Wiig saliste del cine con una sonrisa de oreja a oreja, cuando salgas de «Young Adult» todo pinta a que las sonrisas las tendrás en el recuerdo pero lo que te quedará es cierto mal rollo.
[Raül De Tena]