El Festival Sinsal celebró su edición Esencial del 23 al 25 de julio… Y nuestra crónica deja constancia de que, efectivamente, fue gozosamente esencial.
El festival Sinsal sabe cómo sobreponerse a las adversidades. La segunda jornada de su capítulo de 2021 coincidió con el octavo aniversario del fatídico accidente del tren Alvia en Angrois (Santiago de Compostela), que había provocado que su edición de 2013 se retrasara un mes con las correspondientes alteraciones en su cartel y en su organización. Pero salvó con creces aquella papeleta. Y, después de su cancelación en 2020 debido a la pandemia del coronavirus, también superó el obstáculo rebautizado como Sinsal SON Estrella Galicia Esencial. Esencial, porque es una cita clave dentro del circuito cultural gallego. Esencial, porque aprovechó la ocasión para retrotraer de algún modo el espíritu de sus comienzos, antes de que dejara de ser un secreto.
A pesar de su pequeña reformulación, el Sinsal 2021 -que se desarrolló del 23 al 25 de julio- mantuvo intactas las virtudes que lo han convertido a lo largo de los últimos años en un evento singular de reconocido prestigio y continuó poniendo en valor la vasta historia de la isla -declarada Bien de Interés Cultural– donde se celebra, San Simón (Redondela, Pontevedra), y su entorno. Así, en el interior de la ermita insular se proyectaron las primeras imágenes del corto documental “Tatuado nos Ollos Levamos o Pouso”, que la directora local Diana Toucedo ha realizado sobre el trabajo de las mariscadoras y los marineros de la zona.
Que el Sinsal es más que un festival prototípico (de música y de otras artes) lo corroboran dos hechos: su edición Esencial presentó conferencias-coloquios acerca del papel global de las mujeres en la industria musical, de la influencia de la cultura en el desarrollo del mundo rural o de la sostenibilidad en los festivales internacionales; y, asociada a su identidad feminista, plural y diversa, la composición del cartel que se mantuvo guardado bajo llave hasta el momento de pisar San Simón -como marca la norma sinsalera– estuvo formada en un 70% por grupos con presencia femenina, procedentes de Galicia, Catalunya, Portugal y Estados Unidos.
SÁBADO 24 DE JULIO. IGUAL PERO DIFERENTE
El Sinsal SON Estrella Galicia Esencial fue un acontecimiento propio de los tiempos pandémicos que vivimos, con mascarillas obligatorias, estrictas medidas de seguridad sanitaria, la ausencia del escenario que solía instalarse en San Antón -la isla de menor tamaño del archipiélago redondelano- y que se compensó con un escenario virtual nocturno para la afterparty y una mayor limitación del aforo. Eso sí, se agotaron todos los billetes puestos a la venta, hubo un ‘regalo’ matinal en forma de concierto de Marco Maril tocando con Iria Vázquez y Macarena Montesinos las canciones de su disco “15.11.18” (Jabalina, 2021) a bordo de un catamarán y tanto la travesía en barco para llegar a San Simón como el mismo enclave y el paisaje costero siguieron sorprendiendo a los asistentes.
De igual modo, en el espacio Fest Galicia Xacobeo 21-22 mariagrep logró cautivar al público que deseaba catar su tecnopop moderno y juvenil, en la onda de sus paisanas dani o ELBA (que había actuado en la víspera, día en el que también lo había hecho Queralt Lahoz). La compostelana desplegó sin complejos la divertida y desenfadada personalidad artística de la que hace gala en su estreno en largo, “Si un Día” (Raso Estudio, 2021), que es suficientemente original como para evitar el mantra de que se convertirá en una Billie Eilish galaica de dormitorio.
Dos de las características definitorias del Sinsal es la falta de prejuicios y el rechazo a seguir esquemas rígidos. De ahí que no descolocara para nada tener a Tarta Relena en el escenario San Simón SON Estrella Galicia. De hecho, resultaba difícil imaginar un decorado mejor para los cantos profundos, místicos e hipnóticos de Marta Torrella y Helena Ros, que después del verano sacarán nuevo álbum, “Fiat Lux”. Apoyadas en teclado y sonidos sintéticos penetrantes, crearon una atmósfera entre espiritual y tribal, que unas veces evocaba el lejano Oriente y, otras, el recogimiento de un lugar sagrado perdido en el tiempo.
Incluso se escuchó una interesantísima y hechizante deconstrucción flamenca, prueba de hasta dónde son capaces de llevar Tarta Relena lo que ellas denominan folk gregoriano. En cuanto la mente se dejaba llevar, el éxtasis a orillas del Atlántico estaba garantizado. Una de las piezas presentadas por Marta y Helena se inspira en Safo de Lesbos, quien legó para la posteridad que “alguien nos recordará, aunque sea en otra época”. Justamente, eso es lo que puede lograr la música de Tarta Relana.
Con Siricaia llegaron los primeros bailes de la jornada sobre las losas del escenario principal a golpe de rock. Pero no un rock convencional, sino aderezado con puntuales pasajes instrumentales, toques de blues, aires de bar de carretera y condimentos tradicionales. Una mezcla extraña a priori aunque efectiva y, sí, muy portuguesa. Las voces de Susie Filipe (batería) y Vítor Hugo (guitarra) se empastaban a la perfección con el fin de estimular -sin evitar enseñar también su cara más emotiva y sentimental- a la audiencia apelando a estampas costumbristas (“Jantar de Família em Aldeia do Chão”) o a la fiesta nocturna (“Fandango”). Siricaia montaron una peculiar verbena de madrugada en plena tarde y con el sol pegando cada vez más fuerte.
Bajo ese ambiente, sus compatriotas Whales -que habían sustituido a las gallegas Tanxugueiras, ausentes a última hora por un positivo por COVID-19 en su equipo- aprovecharon la coyuntura para agitar el final del día transmutados en los Delorean lusos. Puede parecer una comparación simplona, pero el combo de Leiria tiró por una dirección similar a la del añorado grupo vasco, plagada de pop electrónico híper-melódico y con ramalazo electro-rock cuando metía la sexta marcha. Whales no escondieron su alma dance y clubber, exprimiendo los sintetizadores y las guitarras para construir ritmos irresistibles y con mucha pegada. La gente pedía baile y lo recibió a espuertas, como ya es habitual en los desenlaces diarios del Sinsal.
DOMINGO 25 DE JULIO. QUE DIN OS RUMOROSOS…
Una de las ventajas del formato reducido del Sinsal SON Estrella Galicia Esencial fue poder recorrer San Simón de punta a punta con absoluta tranquilidad. Así era sencillo dejarse envolver en total soledad por la naturaleza casi virginal de la isla, dialogar interiormente con ella e incluso invocar a Mendiño, el trovador medieval que cantaba cómo una amante esperaba a su amigo allí con las olas -qué grandes son- batiendo contra las rocas. Hacer ese ejercicio introspectivo el 25 de julio, Día de Galicia, le daba un aire más simbólico si cabe…
Como sucedió con el concierto de Peña en el escenario Fest Galicia Xacobeo 21-22. Conocidos en la nación alternativa gallega por su labor en Unicornibot, diola, Cró y Trilitrate, Toño Magariños, Rubén Abad y Elena Vázquez se han convertido rápidamente en emblemas del neo-folk de la comunidad recurriendo a la delicadeza del violín, los oníricos movimientos del pedal steel y los frágiles punteos acústicos y eléctricos. Por momentos, trasladaban al Paseo dos Buxos la melancolía típicamente rosaliana salpicada con gotas de crítica social, tal como exigen los tiempos actuales. El sonido prístino de su intervención -basada en su primer álbum, “Carreiro” (Repetidor, 2021)- multiplicaba la emotividad de un cancionero para paladear con extrema atención y mucha calma.
Nico Roig, acompañado de Lucia Fumero a los coros y el teclado, no abandonaría esa senda reposada en el escenario San Simón Estrella Galicia. Su armoniosa sintonía se plasmó en un set que transitó por el pop acústico con ribetes folk con el que se relataban cuitas y alegrías emocionales, historias corrientes y actos cotidianos. Todo ello transmitido con unas interpretaciones sobradas de ternura y sutilidad que tocaban directamente el corazoncito. Como alguien gritó desde el muro sobre el que se sentaba parte del público, estaba siendo muy hermoso. Y bucólico, como cuando Nico y Lucia pasaron del ensimismamiento intimista para mostrar un pulso más animado mientras unas niñas se divertían lanzando pompas de jabón a pocos metros. El dúo no hizo lo mismo sobre las tablas, pero sí que disfrutó compartiendo alguna que otra melodía juguetona o una ranchera melosa que, al igual que el concierto al completo, sentó de maravilla.
Con una propuesta diametralmente distinta, Tonina también encandiló a la audiencia. En su estreno en Galicia, la estadounidense y su banda reformularon los estándares del jazz-pop sumergiéndolo en cadencias caribeñas y funk, tamizándolo por las raíces africanas e italianas de Tonina e insuflándole sentimiento o fuerza vocal e instrumental según conviniera. El grupo sacó de su caja de sorpresas un par de covers que servían para establecer las coordenadas de su recital: una muy sugerente de “Quizás Quizás Quizás” y otra tan sinuosa como enérgica de “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana. En ciertas fases parecía que se estaba en una calle del St. Louis natal de Tonina empapándose de los sonidos de la ciudad. Con “Serpiente, Pt. 1”, una suerte de cumbia-pop refrescante, el ambiente festivo creció y creció…
…hasta que apareció la diva Rigoberta Bandini (con magnético acompañamiento de Belén Barenys) y, definitivamente, estalló. Estaban seguros de ello las y los fans que la esperaban en primera fila con impaciencia y lo intuían las personas que no conocían tanto las andanzas de Paula Ribó bajo su alias musical. Pero bastó un minuto de “In Spain We Call It Soledad” para presagiar el despiporre a base de tecnopop empoderado. Hubo mucho perreo, karaokes colectivos, un recuerdo a Marisol (la máxima ídola de Rigoberta) mediante una “Corazón Contento” sintética y momentos de liberación total (“Perra”). No podía faltar el tema que, por obra y gracia de una marca cervecera, ha llegado a los oídos de todo bicho viviente en España, “A Ver qué Pasa”, guinda del jolgorio que clausuró como se merecía el Sinsal SON Estrella Galicia Esencial.
¿Cómo nos encontraremos en 2022? ¿La pandemia continuará alterando nuestras vidas? ¿La normalidad volverá a parecerse mínimamente a la de antes? En cualquier caso, el festival Sinsal sabrá cómo adaptarse a las circunstancias. Y, añada o no el Esencial a su nombre, siempre será fundamental. [Más información en la web del Festival Sinsal]