Es oficial: este fin de semana no se ha hablado de nada más que la Alta Costura de Pierpaolo Piccioli para Valentino… Aquí te explicamos por qué.
Los invitados al desfile con el que Valentino presentaba su colección de Alta Costura para el Otoño / Invierno 21-22 recibieron una petición bien clara: debían asistir al Gaggiandre de Venecia vestidos impolutamente de blanco. Y no es difícil imaginar que bastaron tres looks (de una colección con un total de 84) para que quedara claro el por qué de semejante petición: Pierpaolo Piccioli ha consagrado esta colección al color y a nada más que al color.
La primera modelo ya estableció el tono del desfile: total look en rojo Valentino, silueta depurada de formas minimalistas y gigantesco sombrero de un material a medio camino entre el peluche y las ingrávidas patas de una medusa. Estos son los tres elementos que, a partir de ese momento, dominaron la totalidad de los diseños de Piccioli: una celebración del color en impactantes bloques cromáticos, una visión de la silueta basada en formas puras (que a veces incluso aniquilan la silueta humana y se atreven a extirpar del cuerpo algo tan sagrado como los brazos) y un gusto por la textura que no se limitaría al pelo y el peluche, sino que exploraría otros volúmenes a base de volantes y fruncidos de gran tamaño.
La única traición al color puro vino por parte de unos estampados que se entienden mejor al comprender que Pierpaolo Piccioli ha trabajado con un total de 17 artistas plásticos que han creado obras expresamente para esta colección. Jamie Nares, Luca Coser, Francis Offman, Andrea Respino y Wu Rui, entre otros, han prestado sus pinceles para las prendas en las que la complejidad de formas y colores rompían la baraja del color block para explorar la tridimensionalidad dentro y fuera de un mismo estampado.
Pero todo esto, al fin y al cabo, no dista demasiado de la simplificación de formas de Demna Gvasalia en el último Balanciaga, del color impactante del último Walter Van Bereindonck o de la exploración de la entente cordiale entre arte plástico y moda de Kim Jones para Dior… Lo que impulsa esta colección de Piccioli hacia la esfera elevada del arte supremo y de la Alta Costura es precisamente la artesanía de todas y cada una de sus composiciones. Una de las prendas, por poner un ejemplo concreto, hizo necesario un trabajo de 680 con 140 metros de un total de 88 tejidos diferentes. Otra implicó un total de 700 horas con 107 metros de tejido…
Y es que, al fin y al cabo, puede que habrá algún desalmado que intente mostrarse indiferente ante la primera sección de esta colección… Pero, sinceramente, desde el momento en el que la pasarela se ve tomada por los vestidos de princesa, por esas siluetas imposibles y fascinantes que aplanan el iris humano a base de colores absolutos y formas puras, es imposible no rendirse por completo hacia la visión de la Alta Costura que Pierpaolo Piccioli está practicando en Valentino. [Más información en la web de Valentino]