«Tiza Roja» es mucho más que el nuevo libro de relatos cortos de Isaac Rosa: es un manual para hacer del mundo un lugar mejor en el que vivir.
«No soy escritor de cuentos, vaya por delante esta confesión, extraña para introducir un libro de cuentos«, escribe Isaac Rosa en el prólogo de «Tiza Roja» (publicado recientemente por Seix Barral). Y es realmente una confesión extraña si tenemos en cuenta que el bullet point estelar a la hora de vender este nuevo libro es que, básicamente, nos encontramos ante el libro de relatos cortos del autor de «Feliz Final«. Obviamente, haber firmado una de las grandes sorpresas editoriales del pasado 2018 se iba a traducir en una urgencia acuciante para aprovechar el momentum y lanzar algo nuevo del autor. Lo hemos visto otras veces: un best seller inesperado va seguido de una recopilación de relatos cortos que rentabilice el hype. Y, sin embargo, lo digo ya: este no es el caso de «Tiza Roja«. Para nada.
El mencionado prólogo, por cierto, se titula «Cincuenta intentos por contar qué nos pasa«. Y esto ya ayuda a afinar más todavía en qué consiste esta recopilación de 50 relatos cortos que fueron publicados originalmente en algunos medios como La Marea o eldiario.es y que se estructuran precisamente en secciones que recuerdan a las de un periódico. Hay cuentos dentro de las áreas de «Política«, «Sociedad«, «Economía«, «Ofertas de Empleo«, «Anuncios por Palabras«, «Ciencia y Tecnología«, «Cultura y Espectáculos» e incluso una «Última Hora» fechada en marzo de 2020.
Y, ya desde el primer relato, desde el prólogo, de hecho, queda claro que la fuerza motriz de «Tiza Roja» está precisamente en contar qué nos pasa. También qué nos ha pasado. Sobre todo, qué nos pasará. Los primeros cuentos, tal y como anticipa las secciones en las que se encuentran, tienen una amplia vocación socio-política. Son historias de movimientos sociales que son como fuegos incontrolables nacidos a partir de una chispa individual -pero no individualista- e inesperada. Alguien hace algo que inicialmente parece minúsculo y, de repente, la sociedad lo convierte en una forma de aferrarse a la esperanza en medio de esta oscura época que nos ha tocado vivir.
La tiza roja del título de lo nuevo de Isaac Rosa hace referencia, por ejemplo, a la tiza con la que está escrito un gran número que aparece de repente en la Plaza del Sol madrileña. Cada día que pasa, el número aumenta y suma una unidad. Nadie sabe por qué. Nadie sabe qué cuenta ese número. Y, sin embargo, todo el mundo rellena este vacío de sentido con su propio significado, convirtiéndose pronto en todo un movimiento esperanzador y reinvindicativo que es replicado en toda España… y obviamente censurado por las fuerzas del orden.
Es tan solo un ejemplo (pluscuamperfecto) de las coordenadas en las que se mueven los relatos de «Tiza Roja«. Cuando no es un número escrito en tiza son estatuas humanas que retratan injusticias cotidianas o una versión contemporánea de los «Extraños en un Tren» de Patricia Highsmith en la que dos extraños no se hacen un pacto revolucionario: plantarse delante de alguien que elija la otra persona y cantarle las cuarenta. Soltarle toda la furia y la rabia de la que nos privan la estructura social y la corrección política sin necesidad del enfrentamiento cara a cara. Poner en su sitio a alguien que se lo ha buscado y que se cree protegido por su posición social o laboral.
Poco a poco, sin embargo, Rosa va demostrando que, para no ser escritor de cuentos, los cuentos que escribe son realmente magistrales tanto en fondo como en forma. El fondo va cambiando y ya no solo encontramos temas socio-políticos… Entran en escena otras preocupaciones como el empleo y el sinsentido de una vida moderna en la que se impone ser un buen trabajador aunque eso signifique perder la dignidad. También destaca la lucha de clases y los absurdos en los que incurrimos para aparentar lo que no somos. Ahí está también la España del «yo no soy racista, pero» y del «yo no soy machista, pero«… Y todos los temas son abordados de formas laterales, elocuentes y juguetonas que te obligan a dejar el libro un momento al acabar cada relato para hacer algo tan inusual como pensar. Pensarlo. Saborearlo. Aprehenderlo. Puede que cambiar un poquito.
Todo eso sería el fondo de «Tiza Roja«, pero es que la forma no podría ser más excepcional. Y no me refiero solo al estilo de Isaac Rosa, que ya deslumbró en «Feliz Final«. Como allá, aquí el autor sigue siendo capaz de retratar la realidad de la convivencia en pareja como nadie que hayas leído con anterioridad. «Durante la comida no discutimos, pero Manuel hizo un comentario que me molestó, enlazaba con una discusión anterior que creía superada. No puedo recordar qué fue, seguramente algo insignificante, pero hacía tiempo que yo había perdido el sentido de la proporción, no había ofensas grandes y pequeñas, todo sumaba: cada herida, tomada por separado, era un simple rasguño; pero alguien puede acabar muriendo a arañazos«, escribe en uno de sus relatos.
Ahora, sin embargo, el autor demuestra esta misma capacidad de síntesis a la hora de observar su entorno y capturarlo en cápsulas concretas y fascinantes. Ya sean cápsulas de desgracias cotidianas («¿Os ha pasado lo de esas veces que miráis el saldo bancario a mediados de mes, y os decís «este mes no vamos tan mal, a lo mejor hasta ahorramos algo», y de pronto os cargan un recibo, qué sé yo, el seguro del coche, y se os acaba de golpe el mes?«) o de desgracias sociales («Es solo que estamos todos cansados, y nos alivia compartir el cansancio. Es que hay algo que nos duele, y no nos lo guardamos ni un día más«). Cápsulas en las que te ves reflejado inmediatamente.
Y lo mejor de todo: la forma de los relatos de «Tiza Roja» se trenza de forma sublime con ese fondo que, al fin y al cabo, nos está hablando de desprendernos de todas esas preconcepciones y prejuicios que lo único que hacen es mantener el mundo tal y como está. Y spoiler alert: el mundo está malito. Es por eso por lo que resultan tan brillantes los relatos que, en el tramo final del libro de Isaac Rosa, juegan al mind fuck, a obligarte a la relectura después de un desenlace en forma de twist que te cambia la percepción de todo lo que has leído y que deja al descubierto todas esas preconcepciones y prejuicios de los que, a veces, ni tú mismo eres consciente. A ese respecto, es necesario quitarse el sombrero ante «Cata a Ciegas» y su abordaje del tema de La Manada. Probablemente, el mejor relato de todo el libro. Y, más que probablemente, una de las lecturas más impactantes que te vas a encontrar en tu vida.
Algo que resulta sorprendente porque «Tiza Roja» está repleto de pildorazos narrativos impactantes que despiertan tu conciencia y te obligan a plantearte cómo está el mundo y qué tenemos que hacer para cambiarlo. Porque, al final de todo, da igual si Isaac Rosa es un escritor de cuentos o no… Ya que esto no es un libro de cuentos: esto es un verdadero manual para construir un mundo mejor. Una maravilla hoja de ruta para hacer del mundo un lugar mejor en el que vivir. [Más información en el Twitter de Isaac Rosa y en la web de Seix Barral]