Sorry son el futuro del pop-rock arty, Nation of Language son homenaje al synthpop ochentero… ¿Qué tienen en común tus dos nuevas bandas favoritas?
¿DE DÓNDE SALEN? Sorry, de Londres. Nation Of Language, de Nueva York. Separados por el océano Atlántico, unos y otros representan dos formas antagónicas de enfocar objetivos estilísticos: los ingleses, tratando de retorcer las convenciones pop-rock con un espíritu arty; los estadounidenses, fijándose en el pasado del synthpop con un respeto extremo. Es decir, que los primeros ejemplifican la vanguardia, mientras que los segundos simbolizan el clasicismo.
Sorry salió de la mente de Asha Lorenz (voz) y Louis O’Bryen (guitarra y voz), cuya relación de amistad se fraguó en la época escolar y pasó a ser también artística en la universidad, donde ambos empezaron a escribir letras y componer canciones en sus habitaciones. En el sur londinense, en Brixton (zona en permanente ebullición gracias a bandas como Fat White Family o Shame), consolidaron su proyecto en común, aunque no siguieron la dirección punk-rock de sus colegas, sino otra menos fiera y rabiosa.
Su evolución fue radical: inicialmente eran un grupo de versiones y se llamaban Fish (nombre que se vieron obligados a cambiar); y después se convirtieron en Sorry, practicantes de una filosofía DIY mediante la que materializar un indie-rock moderno, poco previsible, con un toque experimental, de estructuras intrincadas y cuya ejecución necesitaba que el dúo se ampliara. Por ello se unieron a Lorenz y O’Bryen Campbell Baum (bajo), Lincoln Barrett (batería) y Marco Pini (teclado). Tras publicar un puñado de singles digitales y dos mixtapes de demos desde 2017, a finales de marzo de este año entregaron su debut en largo, “925” (Domino, 2020), con la vitola de promesas inclasificables dentro del panorama independiente de las islas británicas.
Todo lo contrario sucede con Nation Of Language, quienes parecen venir directamente de principios de los 80. Aunque, realmente, sus comienzos se gestaron tres décadas más tarde, cuando Ian Devaney, su vocalista, abandonó el indie-rock de su banda Static Jacks (disuelta en aquella época) para introducirse de lleno en el synthpop tras vivir una especie de revelación con OMD y su hit “Electricity”. Desde ese crucial momento, supo que los sintetizadores iban a ser sus principales armas sonoras. En 2014, esa epifanía se hizo carne al mudarse junto a su esposa Aidan Noell (sintetizador) a Brooklyn, lugar en el que deseaban impulsar su carrera musical.
Así nacieron Nation Of Language, reconfigurados en trío con la incorporación del bajista Michael Sue-Poi, trasunto de Peter Hook. La analogía no es gratuita: la banda está fuertemente influenciada por New Order, pero también por los mencionados OMD, The Human League o Depeche Mode (vamos, por toda la escuela británica synthpop / new wave clásica…) y el post-punk neoyorquino primigenio. En 2015, Nation Of Language alumbraron su primer EP, “Nation Of Lenguage” (autoeditado, 2015) y, al año siguiente, el single “What Does The Normal Man Feel?”, a partir del cual adquirieron velocidad para ir cimentando el impoluto sonido ochentero que se condensa en su LP de estreno, “Introduction, Presence” (autoeditado, 2020).
NOS TIENEN TÓ LOCOS PORQUE… A pesar de que el estilo manejado por Nation Of Language no es nada original, sí que resulta efectivo en su afán por traer a la actualidad el pop sintetizado de hace treinta años con (altísima) fidelidad. De hecho, no se conforman con reproducir las capas superficiales de la estética del género, sino que también le aportan alma y sentimiento para que su música no se reduzca a simples sonidos maquinales. Algo que consiguen a través de sus letras -que incluyen recuerdos, sentimientos de pérdida, (des)esperanza, el paso del tiempo…- y a la manera en que Devaney las expresa con su voz de barítono, cuyos matices graves a veces recuerdan a los de Matt Berninger de The National (“Rush & Fever”).
En determinados pasajes de “Introduction, Presence”, las maniobras en la oscuridad de Nation Of Language no se alejan demasiado de los modos de Future Islands (aunque sin las piruetas interpretativas de Samuel T. Herring) al compartir su visión del synthpop nostálgico, al que los neoyorquinos aplican una mayor pátina new romantic (“Tournament”) con el teclado siempre como instrumento fundamental.
A lo largo del minutaje es imposible no pensar en los referentes de Nation Of Language: “September Again”, por su conexión con “The Lebanon”, los coloca como legítimos herederos de The Human League; los sintetizadores, el ritmo programado y la percusión de “On Division St” son claros deudores de New Order; “Indignities” parece un rescate de Joy Division (hasta se escucha el ‘efecto aerosol’ de “She’s Lost Control”); y “Friend Machine” homenajea tanto a Gary Numan como, sobre todo, a Kraftwerk, cuya autobahn los neoyorquinos toman para llegar a los motorizados títulos de “Automobile” y “The Motorist”.
Sorry diluyen la cuestión de las referencias en una suerte de solución ácida con la que destruyen cualquier etiqueta o categoría estanca. Por ejemplo, se puede afirmar que los londinenses se inspiran en el rock alternativo de los 90 e incluso el trip-hop, pero ellos mismos se encargan de difuminar su rastro en un disco poliédrico, ondulante y mutante, con unas aristas puntiagudas y otras bien limadas y una coherencia en algunos tramos casi caótica.
Co-producido por James Dring (Gorillaz, Jamie T, Nilüfer Yanya), “925” se muestra como un trabajo que, líricamente, refleja aspectos de la vida de los veinteañeros (al igual que los miembros del grupo) de hoy en día: nihilismo, desencanto, drogas, amor, confusión o depresión, asuntos que Sorry abordan con una ironía y un sarcasmo que se trasladan a determinadas fases de su música, imaginativa e inteligente. Lo demuestran canciones como “Right Round The Clock”, que tiende un curioso puente hacia “Mad World” de Tears For Fears, de idéntica manera que “At The Sun Sets” lo hace con “What A Beautiful World” de Louis Armstrong. O “Rock ‘n’ Roll Star”, título que recuerda al tema homónimo de Oasis aunque su sonido se encuentra en las antípodas del utilizado por los hermanos Gallagher.
“925” se caracteriza por moverse entre polos opuestos. Por un lado, surgen las melodías y los ritmos dislocados y la combinación de las voces de Asha Lorenz y Louis O’Bryen en “In Unison” y la ralentización hasta niveles comatosos de lo que podría considerarse (post)grunge en “Snakes” y “Rosie”. Por otra parte, asoman los cortes más directos y, por así decirlo, convencionales del lote al seguir raíles estándar: “Starstruck” (podría pertenecer perfectamente a los primeros Garbage), “Perfect” y “More”. Y, en medio, Sorry enseñan su cara más amable y menos áspera en “Heather”. Es decir, que este disco está diseñado para sorprender al receptor en cada movimiento.
PREDICCIÓN DE FUTURO. Sorry son un grupo diferente -raro si quieren- dentro de la, muchas veces, uniforme y predecible escena indie británica. Continuando el linaje de otros conjuntos, en apariencia, extraños como Field Music o The Chap, estos jóvenes londinenses se atreven a renovar los cánones del pop y del rock mezclando sonidos complejos y accesibles en distintas dosis. Quién sabe, quizá Sorry estén marcando el camino para que las nuevas generaciones profundicen en la vía que han abierto con “925”…
En cambio, para Nation Of Langauge da la sensación de que el futuro no existe, sino sólo el pasado. Se sienten cómodos mirando hacia atrás y sacando de un bote de formol el synthpop tradicional. Otros nombres lo intentaron no hace demasiado tiempo y se perdieron en el intento -caso de Hurts-, pero los neoyorquinos han aprendido la fórmula al dedillo y la llevan a la práctica con enorme precisión y mucho acierto. Tirando de la enciclopedia de su estilo favorito, tendrán material de sobra para componer más canciones en el siglo 21 como si viviesen colgados en los 80.
DOS Y DOS SUMAN CINCO. Heterodoxia + modernidad + canciones mutantes + experimentación rockera = Sorry / Ortodoxia + synthpop académico + OMD + The Human League = Nation Of Language
MÁS EN… la web y en el Bandcamp de Sorry y en la web y en el Bandcamp de Nation Of Language.
MIRA… “Perfect” de Sorry y “Rush & Fever” de Nation Of Language.