Lo dijimos el año pasado y lo repetimos este: la lista de los mejores libros del año es, probablemente, la más dura de todas las que se plantean estos días. Al colosal esfuerzo de abordar determinados libros (aunque esto es lo de menos, la verdad) hay que sumar que la literatura sigue siendo, entre todas las artes, la más subjetiva. Y eso siempre implica que la lectura sea algo totalmente íntimo debido a la implicación (en tiempo y en emociones) que demandan los libros… Por todo ello, no debería sorprender a nadie que en el primer puesto no figure ninguno de los grandes nombres: no es esnobismo, sino una purísima intención de dar voz a plumas menos conocidas pero que, al fin y al cabo, deberían acceder al gran público. Además, tampoco os vamos a mentir: no ha habido ningún autor grande que nos haya puesto en consenso. Por algo será.
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15. «El Gran Gatsby» (Anagrama), F. Scott Fitzgerald. Sí, obviamente no estamos ante un libro publicado por vez primera en este 2011; pero ha sido durante este año cuando Anagrama ha decidido volver a publicar una de las mejores novelas de los últimos siglos. Los años 20 retratados entre fiestas y vanidad son el marco ideal para relatar la historia de un misterioso personaje del que nadie conoce su pasado: Jay Gatsby. Un clásico como pocos. Da igual si en tu calendario pone que es 2003, 2011 ó 2043: siempre será un buen año para leer «El Gran Gatsby«.
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14. “Cirkus Columbia” (Sajalín), Ivica Djikic. Los libros cortos que además son buenos valen por cuatro (por lo menos). Este es uno de ellos. «Cirkus Columbia» ha sido publicado por Sajalín en 2011 aunque ya en 2010 el director Danis Tanovic lo había llevado al cine. Una novela que arranca en la Croacia de principios de los 90 y que ofrece una visión que incluso a los propios protagonistas les fue arrebatada: cómo era la vida antes de la guerra. Debido a un incidente anodino todo un pueblo parece sumirse en un caos que tiempo después acabará explotando ante su propia incredulidad. Los contextos bélicos son escalofriantes porque llegan a vivirse en la cotidianeidad y este es un libro para reflexionar sobre lo que uno puede llegar a hacer para evadirse en una situación como esta.
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13. «Knockemstiff», Donald Ray Pollock. Es inevitable sorprenderse ante la pericia del debutante Donald Ray Pollock a la hora de abordar un ejercicio de altura que queda fuera del alcance de otros autores más “experimentados”: lejos de pretender irrumpir en el mercado editorial con un compendio de relatos cortos, el autor concibe “Knockemstiff” como una red de la que es imposible escapar. Las cuentos (si es que puede llamársele “cuento” a una pieza literaria tan asfixiante y con tan poco espacio para la magia) se entretejen en forma de telaraña de tal forma que los personajes de unos visitan a los de otros como fantasmagorías de otro tiempo que no han conseguido escapar del pueblo. Una forma realmente brillante de trascender un formato (el compendio de relatos cortos) demasiado trillado y de conferirle al conjunto un plus de genial oscuridad emocional… (sigue leyendo)
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12. “Filosofía Zombi” (Anagrama), Jorge Fernández Gonzalo. En una época en la que lo zombie vuelve a estar de moda, en la que seguimos enganchados a «The Walking Dead» debatiéndonos entre lo que nos ponen las escenas explícitas o nos crispa la moralina americana, qué mejor que echarle un ojo a este libro que nació como tesis doctoral, se escribió en un mes y llegó a ser finalista del Premio Anagrama de Ensayo. Tal vez sea el momento de dar explicación antropológica a muchas incógnitas que giran en torno al fascinante mundo del infectado, del caminante, del muerto viviente que tantas horas de cine ha protagonizado. Lentos, rápidos, con o sin memoria del hambre, más o menos echos polvo… El caso es que ahí están dispuestos a demostrarnos que no por ser humano se es mucho más filántropo.
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11. «Precioso Día Para la Boda» (Periférica), Julia Strachey. En un año en el que hemos recuperado el gusto por los dramones de acento british (ahí está «Downton Abbey» para corroborarlo), no está de más recuperar también a un grupo de autores que diseccionaron este mismo acento con una voluntad destripadora y casi salvaje a la hora de abordar los tics y clichés de la sociedad británica: aquel grupo de Bloomsbury articulado en torno a Virginia Woolf y su marido Leonard que ahora, por fin, está llegando a las librerías españolas gracias al esfuerzo de Periférica. «Precioso Día Para la Boda» es un ejemplo pluscuamperfecto de esa mirada cáustica hacia una familia burguesa en un día de boda: un bello jardín bajo el que mora un nido de serpientes que, tras toda una historia de tensión contenida, sólo vislumbraremos durante unos escasos segundos después de que, como en toda tormenta, llegue la carma. Lleguen las buenas formas. Llegue la burguesía.