«El Visitante» ya es una de las grandes series de este año… ¿Será porque incluso acaba aterrorizando a aquellos que (dicen que) no creen en El Coco?
A mi no me asustan las películas de miedo. Siempre explico la misma historia, pero resulta que, cuando tenía 8 años (o algo así), me lo monté para ver a escondidas «Pesadilla en Elm Street«… Y creo que me quedé tarado para el resto de mi vida. Vamos, que no voy a encontrar en esta existencia (ni en varias más) nada que dé más miedo que ver «Pesadilla en Elm Street» cuando tienes 8 años. Y lo peor de todo es que, a partir de ese momento, entré en una época de mi vida en la que me fascinaba el cine de terror. Lo que, más que probablemente, incrementó mi insensibilidad hacia el «terror» supuestamente implícito en el «cine de terror».
Y digo esto para, a continuación, añadir que «El Visitante» me ha acojonado bastante. Por lo menos, en el tramo que va del episodio 2 al 5. Para explicarlo, empecemos por el principio: ¿qué es exactamente «El Visitante«? Por si no lo sabes todavía (lo que sería francamente extraño, teniendo en cuenta que las redes sociales han estado plagadas de comentarios al respecto), esta es una serie de diez capítulos que se ha emitido semana a semana en HBO y que venía avalada por la etiqueta «basada en un libro de Stephen King«. Hasta aquí, bien. Hasta aquí, igual que otras series que nos han llegado últimamente como «11/22/63«, «La Niebla» o «Castle Rock«.
De hecho, si nos guiamos por el argumento, las diferencias al respecto de estas otras series son casi imperceptibles. Las constantes kingianas abundan en la trama de «El Visitante«: niños asesinados, adultos traumatizados por hechos del pasado, pequeños pueblecitos yankis traumatizados por hechos del pasado (y del presente también), entres espectrales ancestrales que no están traumatizados por hechos del pasado porque son ellos mismos los que crean el trauma… Pero ocurre una cosa: esta ficción de HBO acojona. Y las otras mencionadas más arriba, pues no. Tal cual.
Con el punto de partida ocurre como con todos los puntos de partida de Stephen King: que tienen un potencial magnánimo. En este caso, el primer capítulo nos enfrenta a lo inexplicable: encuentran un niño muerto y, de hecho, múltiples testigos confirman que el asesino fue el entrenador del equipo de fútbol americano del instituto del pueblo. En una concatenación de decisiones inconcebibles, el (para nada) presunto asesino se dedicó a pasearse por el pueblo en cuestión para ir sembrando testigos oculares y pruebas de su crimen. Parece, de hecho, como si el (vamos, que es que es justo lo contrario a) presunto asesino quisiera que le vieran y le reconocieran todo embadurnadito de sangre.
El twist inicial llega cuando resulta que (ahora sí que) presunto asesino puede demostrar que no estaba en el pueblo cuando el niño fue asesinado. Hay cámaras que le grabaron en unas conferencias a cientos de kilómetros de distancia… ¿Entonces? Pues entonces arranca «El Visitante» y, de hecho, a partir de ahí, va pasando por diferentes fases. Los dos primeros capítulos juegan al desconcierto, al no saber qué ocurre exactamente y al desasosiego que causa no poder dar explicación a lo ocurrido. El siguiente tramo de la serie es puro terror, ya que introduce al espectador en la boca de lo inexplicable: no hay explicación, pero el mal está ahí, es real, y tú estás dentro de él. El tramo final de la serie, sin embargo, opta por ir ofreciendo explicaciones, revelando la cara (literal) de ese mal e incluso mostrando aquello que hasta entonces solo habíamos imaginado… Por lo que el terror acaba mutando en un thriller de investigación con toque sobrenatural.
En todas sus fases, «El Visitante» es una serie de una factura excepcional. Los capítulos están dirigidos con un pulso firme y espartano que ayuda a acrecentar la sequedad del horror, muy en la línea de «True Detective» y la misma «Castle Rock«. Y el diseño de sonido, música incluida, se suma a la tradición reciente de series como «La Zona» o «Chernobyl«, donde la disonancia espectral ayuda a crear sensación fisica de incomodidad en el cuerpo del espectador. Todos los elementos están sublimemente mimados para elevar la serie hacia ese Olimpo catódico que parece resistírsele a las ficciones inspiradas en libros de Stephen King.
Pero hay un elemento inédito que redondea del todo los logros de «El Visitante«, y no es otro que el punto de vista. Desde el principio, el espectador se abre a la trama a través de los ojos de Ralph Anderson (interpretado por Ben Mendelshon), detective traumatizado por la muerte de su propio hijo a temprana edad. Lo interesante, es que Ralph se resiste a aceptar la explicación sobrenatural de todo lo que está ocurriendo. Su contrapunto pluscuamperfecto es Holly Gibney (Cynthia Erivo), una investigadora privada que parece tener algún tipo de vínculo con lo sobrenatural. Ella es la que consigue encontrar una explicación a lo inexplicable. Y es una explicación que Anderson no se traga por mucho que, al final, tenga la amenaza respirándole a escasos centímetros de la nuca.
Obviamente, Ralph Anderson es el espectador ideal, no el espectador real. El espectador real se ha acostumbrado a realizar un inmediato acto de fe ante cualquier ficción sobrenatural: si en la pantalla sale un vampiro, el espectador considera natural que todos los humanos a su alrededor actúen con naturalidad asumiendo rápidamente su condición sobrenatural. Esa asunción de los sobrenatural, sin embargo, es sobrenatural en sí misma. Por el contrario, el espectador ideal sería el que intentara apegarse a la realidad cuanto más tiempo mejor: igual que el detective, intentaría imponer cargas de realidad para desmentir esa sobrenaturalidad que sabemos que no es verdad. Que no puede ser verdad.
Dicho de otra forma: luchar por no creer en lo sobrenatural es lo que haríamos todos nosotros si nos encontráramos con lo sobrenatural. Es ese proceso de resistencia y fricción constante el que refuerza el carácter terrorífico de «El Visitante«: la negación de lo sobrenatural lo convierte en algo mucho más perturbador. Así, esta serie consigue asustar incluso a aquellos que no creen en El Coco. Porque lo que te está enseñando, al fin y al cabo, es la reacción real que tú tendrías ante todo lo que está ocurriendo. Y eso sí que acojona. [Más información en la web de «El Visitante» en HBO]