El mundo necesita más discos como este «Lo Que Te Falta» de Soleá Morente: un puñado de canciones que te reconecta con esas emociones blancas que tanto necesitas.
Cuando Rosalía salió al escenario de los Goya 2019 para atacar el «Me Quedo Contigo» de Los Chunguitos, nos rompió el corazón por múltiples motivos. Primero, porque su versión ponía los pelos de punta por lo que tenía de arrebatadora, con una a capela desnudísma arropada por un coro espectral. Pero, sobre todo, porque el hecho de que la artista eligiera esta versión tenía mucho de reivindicación de algo que escasea en la música actual: la emoción blanca.
En las últimas décadas, la industria musical y el público en general han ido ensalzando cierto tipo de ídolos musicales que a día de hoy se ven epitomizados en dos actitudes totalmente polarizadas: por un lado, el rollo canallita guasón, divertido y cercano como el de, por ejemplo, Carolina Durante; por el otro, el rollo canalla que no tiene nada de divertido porque es de esos canallas que, si tiene que clavarte una navaja, te la clavan, como por ejemplo Yung Beef. La actitud sobrada de ambos polos abre todo un abanico de emociones (ligoteo de discoteca, rollo pimp, ven aquí mami que soy tu papi, eres mi puta… y periferias) entre las que el único sentimiento positivo que se admite es el hedonismo superficial.
Dicho de otra forma: en la música actual no parece haber demasiado espacio para que triunfe una canción cuya letra se abra en canal y expulse frases tan vulnerables como «Si me das a elegir entre tú y la gloria, pa’ que hable la historia de mí por los siglos, ay amor, me quedo contigo«. Emoción blanca. Dicho incluso de otra forma: veo a Rosalía versionando «Me Quedo Contigo» en el año 2019, pero me cuesta imaginar que, de aquí a treinta años, una nueva artista que esté triunfando de lo lindo salga a los Goya 2049 para hacer un a capela de «Cayetano» o de «Ready Pa Morir«.
Y todo eso me conduce a la figura de Soleá Morente. Hace unos años, muchos fueron los sorprendidos cuando la artista avanzó su segundo trabajo con un tema como «Baila Conmigo«, donde el flamenco se abrazaba con el pop y dejaba bien claro que la pequeña del clan Morente estaba dispuesta a dejarse seducir por sonoridades a priori lejanas a sus raíces. «Olé Lorelei» (Sony, 2018), sin embargo, resultaba estimulante por lo que tenía de mirada hacia el futuro a la vez que de reivindicación del pasado. El nuevo sonido de Soleá (tan diferente a un primer disco en el que se la notaba tentativa) se bañaba en las aguas de Las Grecas y en su gypsy rock con la misma alegría con la que retozaba junto a Jeanette y Susana Estrada. Pero, a la vez, conseguía tamizarlo todo a través de la producción de Alonso Díaz (Napoleón Solo) y Lorena Álvarez para que el disco se sintiera en presente perfecto. En un presente más perfecto todavía al compartir espacio temporal con los primeros pasos del fenómeno Rosalía.
Desde el minuto uno de «Olé Lorelei«, eso sí, se intuía que Soleá Morente y Rosalía no se iban a pisar las carreras la una a la otra porque venían de lugares diferentes y, sobre todo, iban hacia lugares diferentes. Una sensación que se acaba por confirmar en «Lo Que Te Falta» (Elefant, 2020), tercer disco de Soleá… y, sin lugar a dudas, álbum con el que la artista acaba de establecer un imaginario propio realmente único. No caigamos, sin embargo, en el cliché de afirmar que este es el primer trabajo en el que la Morente suena a ella misma por encima de los productores. Porque no. Porque «Olé Lorelei» ya incluyó temas donde la artista se dejaba el alma, como la canción titular o «Ya No Sólo Te Veo A Tí«.
Escuchando este nuevo «Lo Que Te Falta«, hay que reconocer que a Soleá Morente se la escucha más redonda, más definida, más clara en sus intenciones. Y que, de hecho, todo esto ya estaba en «Olé Lorelei«. Lo que ocurre es que en estas canciones se la escucha más libre y cómoda, más apegada a la rumba y al raï y al bolero que ha mamado desde pequeñita en su familia. Y eso que, si nos paramos a analizar el plantel de colaboradores, supera con creces al de su anterior trabajo. Empezando por la producción de David Rodríguez. Y siguiendo por la creación de los propios cortes, que además de contar con la propia Morente entre los créditos (por primera vez, ha compuesto algunas de las canciones del disco), también incluye composiciones de J (Los Planetas), Ana Fernández-Villaverde (La Bien Querida) y el mismo Rodríguez.
Y luego están las colaboraciones puntuales: José Bonaparte, Carles Viarné, Muchachito Bombo Inferno… También los hermanos Morente, claro, con Estrella y Kiki brillando en diferentes canciones. Y, sobre todo, dos colaboraciones que ayudan a matizar el imaginario sonoro del disco: las Cariño tirando hacia el pop y Las Nigris tirando hacia el flamenco. Lo mejor de todo es que esto no es un disco de colaboraciones: esto es un disco de familia. No es el típico álbum en el que la discográfica fuerza colaboraciones imposibles para vender más, sino que se palpa que Soleá está montando su propio clan. Y la música que sale del clan, obviamente, suena pletóricamente sincera y emocionante. Preñada de sentimientos. A rebosar de vida. De nuevo, emoción blanca.
«Lo Que Te Falta» le da a diversos palos. Si «Olé Lorelei» sonaba a flamenco pop, este nuevo trabajo de Soleá Morente está impregnado por el jacarandoso ritmo de la rumba. Y, ojo, porque la rumba también es capaz de calar hondo en el imaginario colectivo… ¿No seguimos repitiendo a día de hoy algunas de las letras de Peret, por ejemplo? Pues este álbum está repleto de letras que me imagino cantándole a mi hijo (si es que tengo un hijo, claro) de aquí a veinte años: «Tú no tienes la culpa, ni yo te culpo. No estaba bien de la cabeza, eso es lo que ahora deduzco» en el himno de auto-afirmación que es «Coca-Cola«; «Te he visto a veces de lejos, y tú si te he visto no me acuerdo» en una versión de «Cariño» que lleva más allá el rollo cachondón original de La Estrella de David; las Cariño coreando «Papi, ya no quiero Ducati, solo te quiero a ti, si te pillo in fraganti, te juro que te mati» al final de «Ducati» (sí, aquí va mención a Yung Beef y Somadamantina)… Y las fiestas finales de «Tutti Frutti» y, especialmente, «Viniste a por Mí«, que desde ya quiero que suene en mi boda cuando estemos todos borrachos y necesitemos urgentemente tener una excusa para abrazarnos haciendo coros.
Y cierro el círculo: ya no se hace música como la de Los Chunguitos versionados por Rosalía. Por eso mismo es imposible no abrazar este «Lo Que Te Falta» de Soleá Morente que te obliga a olvidar el canallismo y el culto a la pose instagrameable. Sus valores son otros. Sus valores son los del amor y la familia (entendedme: familia como podéis ser tú y tus colegas, y como se nota que son ella y su nuevo clan). Y resulta que no me imagino «Cayetano» o «Ready Pa Morir» en los Goya 2049. Pero sí me imagino a mí mismo llorando a moco tendido con una versión de «Lo Que Te Falta«, por ejemplo, compuesta por Ana Fernández-Villaverde y cantada por Soleá con voz rota al atacar una de las letras más icónicas -desde ya- del álbum: «Si con lo que tienes no consigues ser feliz, jamás podrás llegar a serlo con lo que te falta«.
Y, sobre todo, me imagino en ese futuro plausible destrozado con una versión del cierre pluscuamperfecto de este disco, esa «Condiciones de la Luna» que, literalmente, me rompe por dentro cada vez que la escucho. Por favor, más música como la de Soleá en la década que abrimos. Necesitamos reconectar con este tipo de emociones. Necesitamos emoción blanca. Urgentemente. [FOTOS: Mario Sierra] [Más información en el Twitter de Soleá Morente // Escucha «Lo Que Te Falta» en Apple Music y en Spotify]