Esta sesión de Ketiov no solo incluye dos horas de musicón post-género, sino que es una forma perfecta de entender el espíritu de la fiesta madrileña Carbs.
Teniendo en cuenta que vivimos en un momento histórico puramente post-género, resulta interesante observar cómo incluso la música se está dejando bañar por este ánimo de cambio. Y no lo digo porque cada vez haya más figuras como, qué sé yo, Arca y Mykki Blanco y Luna Ki. Lo digo, sobre todo, porque es gozoso observar cómo hemos dejado atrás aquellos tiempos en los que perdíamos el culo etiquetando la música en géneros que no eran otra cosa que corsé invisibles. Y absurdos.
Como periodista, no puedo ni contar la de veces que un artista me ha dicho «joder, tío, es que no sabría decirte qué género hago porque yo no pienso en géneros«. Y eso, en pleno año 2020, es más vigente que nunca. El shuffle en Spotify, el contenido en infinite scroll y, sobre todo, la marabunta de información en la que nadamos día sí y día también, ha conseguido que dejemos de pensar en géneros y que, simple y llanamente, nos dediquemos a disfrutar de la música. Que es de lo que trata al final, ¿no?
Por eso mismo, he de reconocer que mi tolerancia para los dj sets de technazo puro ha caído en picado de la misma forma en la que una sesión de house en estado primigenio puede acabar empalagándome. Lo dicho: vivimos en el post-género, y la dicotomía entre Detroit y Chicago nunca fue menos operativa que en el aquí y el ahora. Los djs más interesantes del momento son los que precisamente están explorando esta línea de pensamiento… Y, después de toda esta chapa, por fin llegamos a donde yo quería llegar: afirmar rotundamente que Ketiov es uno de estos djs.
De hecho, esta teoría musical ya forma parte del imaginario del dúo del que Ketiov forma parte: Catz ‘N Dogz. Pero lo cierto es que, en solitario, el dj polaco se está viniendo arriba a una velocidad que asusta. Empezó explorando el nu-r&b más bizcochón, remolón y calentorro. Y, poco a poco, a medida que ha ido ganando en seguridad a los platos sin su media naranja musical, los horizontes que ha ido explorando son cada vez más excelsos, elocuentes y magistrales. En sus últimas sesiones, el techno ayuda a muscular al house y el house ayuda a lubricar al techno. Y el resulta es, obviamente, un polvazo al que no puedes decir que no porque ¿dónde vas a encontrar tú un polvazo de casi dos horas como la sesión de Ketiov que puedes escuchar al final de este artículo?
Es una sesión grabada en directo en Buttons Berlin el pasado 22 de febrero… Pero también es una excusa pluscuamperfecta para hablar de la fiesta Carbs. Porque esta fiesta madrileña es precisamente donde mejor se está viendo el crecimiento de Ketiov sesión a sesión. Por el berlinClub ya han pasado djs como Kiddy Smile, Jackie House (de Honey Sondsystem) o Louise Chen, pero el factor común en todas las Carbs es que Ketiov se ocupa tanto del warm up como del cierre. Y es en este espacio (físico, mental y de puro placer) donde el dj lleva hasta la práctica la teoría que hace ya varios párrafos que estoy intentando definir.
Por cierto: la próxima fiesta Carbs se celebra el 6 de marzo en berlinClub (Madrid) y, además de Ketiov, también contará con Tuck Tapes a los platos. Y lo que es igual de importante: también ofrecerá performances de Lady Cirka y Elena Candela, además de contar con la ídola Glenda Galore como hostess de esas que al final de la noche quieres secuestrar y llevarte a tu casa. Porque eso no lo he dicho todavía, pero el espíritu de Carbs también es post-género e inclusivo a la hora de intentar preservar un espacio en el que absolutamente todo el mundo se sienta a gusto.
Un espacio en el que, además, seguir presenciando en directo el crecimiento de Ketiov en su conquista de este nuevo horizonte que no entiende de ningún género en concreto porque en verdad entiende de todos ellos. Y no solo los entiende, sino que los sublima. [Más información en el Soundcloud de Ketiov y en el Instagram de Carbs]