Esta crítica no dice que «Hotspot» sea el mejor disco de Pet Shop Boys… pero sí que afirma que el dúo sigue siendo más divertido que el 98% de grupos actuales.
Hay artistas que, llegada cierta edad, siguen publicando discos para que la caja nunca deje de sonar. Chin-chín. Otros lo hacen por pura inercia. Los menos siguen teniendo esperanzas de revolucionar la música contemporánea con una deslumbrante obra de madurez… Y luego están Pet Shop Boys, que no tengo ni repajolera idea de por qué siguen publicando discos, pero que: 1. Espero que sigan publicándolos durante varias décadas más; y 2. Yo diría que siguen ahí, al pie del cañón, fundamentalmente porque se divierten cosa mala cada vez que entran juntos en un estudio o salen a un escenario.
O eso es lo que se respira precisamente en todos sus últimos discos. «Electric» (X2, 2013) y «Super» (X2, 2016) fueron el collejón sonoro que Neil Tennant y Chris Lowe propinaron en la frente de todos aquellos que opinaron que «Elysium» (Astralwerks, 2012) sonaba a pollasviejas en declive retirándose hacia baladas blandengues. Real. He explicado la historia mil veces, pero aquí va una vez más: Tennant leyó uno de estos comentarios en internet, se volvió loco del chocho y decidió que iba a ser más ravera que en los 90. Así parió junto a Lowe dos discazos que han brillado en el electro-pop bailable de la década que acabamos de cerrar.
Pero lo importante es lo que decía: que Pet Shop Boys se lo pasan pirata haciendo lo que hacen. Y eso se nota. Dicho eso, también diré otra cosa: «Hotspot» (X2, 2020) no es un discazo como lo fueron los dos anteriores. Es un álbum, sin embargo, que está para recordar a los fans que Tennant y Lowe siguen en activo y que quieren seguir pasándoselo bien con nosotros de mil y una forma diferentes. Esa es, puede ser, la mejor cualidad de este álbum que parece decirnos: «Está muy bien, ya nos hemos divertido un tiempo bailando como musculocas en nuestro paraíso disco gay particular pero, tías, en serio, sabéis que existen otras formas de divertirse, ¿no?«.
Esta es una reflexión que nos llega, precisamente, después de que el dúo se pusiera especialmente político en su EP «Agenda» (X2, 2019). De allá parece provenir un tema como «Dreamland«, en el que Olly Alexander de Years & Years se suma a una fiesta cercana a la época de «Yes» (Astralwerks, 2009) que habla de una tierra soñada que poco tiene que ver con el país del Brexit. «Monkey Business«, en otro orden de cosas, presenta a unos Pet Shop Boys que exploran una gozosa tierra de italo-funk hortera y teatral en el que se les nota reverdecer, por mucho que el resultado final tenga más de promesa de futuro que de presente solvente.
Quitando «Will-o-the-wisps«, que cumple como calambrazo a modo de electroshock de apertura (desempeñando exactamente el mismo papel que «Axis» en «Electric» y que «Happiness» en «Super«), hay en «Hotspot» dos temas que buscan nuevas y estimulantes vías de diversión bailable. «I Don’t Wanna«, por mucho que Tennant repita «I don’t wanna go dancing«, es una hiperbalada súper bailable con ligeros toques de danza robótica a la Kraftwerk. Y, por encima de todo el resto de cortes, «Happy People«, sin lugar a dudas el gran acto de este álbum, es una especie de revisión del fraseado estilizado de «Paninaro» en el que el pijerío post-ochentero ha mutado de piel para acabar embarrado en el único estribillo posible: «Happy people living in a sad world«.
Más novedades que en verdad no son novedades… Porque, reconozcámoslo, cuando haces discos para divertirte tú mismo y divertir a tus fans, ¿cómo no caer en la autoreferencia? Pues eso, que otra novedad poco novedosa es que Tennant parece haberse olvidado de los comentarios sobre «Elysium» y, de repente, «Hotspot» contiene un buen puñado de baladas que algunos tacharán de blandengues, otros apuntarán como horteras, pero que hay que reconocer que incluyen momentos realmente preciosos. «You Are The One» recuerda a cuando Pet Shop Boys quisieron desnudarse de todo artificio en «Release» (Parlophone, 2002). «Hoping for a Miracle» proyecta una versión de la épica de «Fundamental» (Rhino, 2006) en versión más digestiva. Y la dupla final formada por «Only The Dark» y «Burning The Heather» es un verdadero rompehielos en el que el primero corte suena a dulce pasado (¿puedo invocar «King’s Cross» aquí y ahora?) y el segundo suena a estimulante posibilidad de futuro. De un futuro que nadie se atreva a tachar de blandengue.
Por cierto, para el final de todo me he dejado «Wedding in Berlin«. Y lo he hecho precisamente porque este es el corte que viene a demostrar que Pet Shop Boys están aquí for the fun. Y nada más. Es decir, ¿un tema que mezcla las campanadas de la marcha nupcial de Mendelssohn con un bombo que suena a after gay empañado de poppers que a mazmorra techno berlinesa impregnada de keta? ¿Se puede ser más fuerte? ¿Se puede decir más alto y más claro que podrían haber compuesto un temazo de electro-pop nupcial pero que han preferido hacer una broma gigantesca de diversión churrigueresca que va a ser un verdadero despiporre cuando suene en sus directos?
Bueno, en sus directos… Y en mi boda. Obvio. Ya me imagino vestido de blanco entrando en mi ceremonia con esto sonando de fondo. Porque, como buen fan de Tennant y Lowe, sé que «Hotspot» no es su mejor disco. Pero siguen divirtiéndome como lo han hecho en las últimas tres décadas. Y eso es mucho más de lo que consiguen el 98% de los grupos nuevos que aparecen día sí y día también. [Más información en la web de Pet Shop Boys // Escucha «Hotspot» en Apple Music y en Spotify]