¿Te apetece desparramar en mundo abierto a lo «Red Dead Redemption 2» con la jugabilidad de «The Last Of Us»? Pues así es «Days Gone».
Aviso a mi futuro marido: si el Apocalipsis Zombie nos pilla desprevenidos y en el helicóptero de rescate solo caben dos, tú te subes conmigo aunque tengas que dejar sola a tu madre en una azotea del Eixample.
Digo esto porque así es justo como empieza la historia de «Days Gone«: Deacon St. John, el protagonista, se ve “obligado” a dejar a su mujer a salvo en un helicóptero militar y rezar para encontrarla después, porque decide quedarse a cuidar del mejor amigo de… su mujer. Porque Deacon nunca ha visto una peli de zombies, y cree que dentro de un rato te manda un Whatsapp y te localiza y aquí no ha pasado nada. Deacon es un motero, un tipo duro, todo irá bien. O no, porque cuando empieces a controlarlo habrán pasado dos años, te encontrarás en mitad de un espectacular (y precioso) Oregón post-apocalíptico y, junto a Boozer, te dedicas a cazar zombies y recompensas.
«Days Gone» es uno de esos juegos que hace muchas cosas bien, otras tantas muy bien y unas cuantas bastante mal. Como te has podido imaginar por la presentación de la historia, ésa es una de las cosas que el juego de Bend Studio no hace demasiado bien. Podrías pensar que, siendo un juego de mundo abierto, al final la historia no tiene tanto peso (como ocurre, por ejemplo, en los «Assassin’s Creed«, ¿o puedes explicarme el argumento de último al que le echaste sus 50 horas?). Pero es que «Days Gone» no quiere ser un juego de mundo abierto a lo «Assassin’s Creed«: «Days Gone» quiere ser un mundo abierto a lo «Red Dead Redemption 2» con la jugabilidad de «The Last Of Us«. ¿Y funciona?
Sí.
Deacon St. John se pasea por Oregón casi casi como lo hacía Arthur en «RDR2«, incluido el cuidado que has de tener con tu moto (y el ojo que debes echarle constantemente al depósito para no quedarte tirado); y la sensación de estar en un mundo vivo claramente hostil hay momentos en los que llega a ser parecida (aunque, aquí, en vez de aparecer un caimán puede que te cruces con una adorable horda de zombies). Pero en algunas de las misiones o de los diferentes objetivos secundarios del mapa (que van desde limpiar zonas de nidos hasta acabar con grupos de asesinos o rescatar gente de una secta) las mecánicas cambian y suman cositas de «Syphon Filter» o «The Last Of Us» (incluso de «Far Cry«). Y además hay toques de RPG para mejorar el personaje, la moto o las armas; también hay persecuciones en moto, y la Joya de la corona: las HORDAS (que no tienen la importancia que parecía en los trñailers, pero que son espectaculares).
Simplificando: esto no es un «GTA» y no puedes volverte loca con la moto corriendo para aquí y para allá matando zombies como si no hubiera mañana. El mundo de «Days Gone» es un pelín exigente (pero gratificante) si quieres disfrutarlo al 100%. Y, si lo haces, es 100% disfrutable.
La parte mala de todo ese cocktail de géneros y mecánicas es que hay cositas que se nota que habrían necesitado unos meses más de desarrollo (algo complicado de conseguir en esta época inter-generacional): la IA de los enemigos (humanos) es la justita para que no te aplaudan cuando te ven en lugar de dispararte -y es fácil aprovecharse de eso para matarlos incluso teniendo una bala-; algunas misiones tienen inicios un poco chapucillas, el minimapa es un poco inútil a veces, Deacon tiene una especie de modo detective (sin ser nada de eso él) para ver “pistas”, el frame-rate a veces te hace sufrir y yo aún no entiendo dónde lleva Deacon la linterna…
Pero no me importaría investigarlo.
A pesar de todo eso (y con varios parches post-lanzamiento que han arreglado muchos de los peores dramas), es fácil pasárselo bien jugando a «Days Gone» y que, para cuando sueltes el mando, te hayas convertido tú en un zombie. Y es que, aunque ya te digo que la historia (dividida en bloques que irás descubriendo a tu aire, según vayas completando las misiones que más te apetezcan) no te acompañará toda la vida ni marcará tu existencia, tiene la suficiente personalidad y es lo suficientemente divertido como para perderte en él un buen rato y perdonarle sus fallos, sus decisiones un poco absurdas y sus momentos de gritarle al mando que se calle porque están hablando en la pantalla y no puedes estar a dos historias a la vez mientras persigues a uno en moto y a ti te persiguen los putos engenderos. (Importante: el doblaje, además de ser muy bueno, tiene una cantidad de tacos inusitadamente alta y agradable).
Además, siempre es bueno saber que, si Sony se dejó la pasta en este juego (y se nota), y viendo lo bien que está funcionando, la inevitable secuela en PS5 tendrá el mimo suficiente para que la propuesta de Bend Studio llegue a ser lo que se nota que puede llegar a ser. [TEXTO: Jordi García] [Más información en la web de «Days Gone»]