Es innegable: «Titanic Rising» ya es uno de los grandes discos del año, pero… ¿por qué no deberías perderte la gira española de Weyes Blood?
Vamos a decirlo alto y claro: “Titanic Rising” (Sub Pop, 2019), el nuevo álbum de Weyes Blood, es ya uno de los grandes discos del 2019. Quién sabe si al final del año alcanzará el escalón más alto del podio a nivel internacional… Papeletas para lograrlo tiene de sobra, una sensación que se empezó a fraguar en cuanto Natalie Mering anunció su salida en febrero, cuando solo se habían escuchado dos singles de adelanto.
Eso sí, la sombra de su anterior LP, el maravilloso “Front Row Seat To Earth” (Mexican Summer, 2016), era aún demasiado larga y amenazaba con convertir “Titanic Rising” en un enorme reto ante el cual la californiana debía superarse a sí misma. Y así fue: Weyes Blood resolvió el desafío con creces entregando una obra superlativa que expandía su sonido folk-soft-pop y mostraba su cara más experimental sin que su magnética y poderosa (pese a su aparente fragilidad) figura se difuminara.
Algo que también sucede cuando la californiana salta del formato disco al escenario. Es más, ese halo celestial que rodea a Weyes Blood se multiplica en directo. Bien lo saben aquellas y aquellos que fueron testigos de los últimos conciertos que Mering ofreció en la península Ibérica en 2017: primero en los Primavera Sound de Barcelona y Oporto; y, meses después, en espacios de la Ciudad Condal, Madrid y Lisboa. Y mejor lo sabrán todos aquellos que acudan el próximo noviembre a la manga de la gira europea de presentación de “Titanic Rising” que recalará en Portugal y España y que contará con varias paradas: el día 5, en Braga (centro cultural gnration); el 6 en Lisboa (B.leza); y, ya en nuestro país, el 7 en Madrid (Palacio de la Prensa, dentro de la programación del American Autumn SON Estrella Galicia) y el fin de semana del 8 y 9 de noviembre en el festival Primavera Weekender en Benidorm.
Por si hubiera alguna minúscula duda, repasemos las tres grandes razones (ya expuestas anteriormente de diferentes maneras en fantasticmag) por las que no perderse estas oportunidades de probar en vivo las mieles sonoras y, sobre todo, vocales de Weyes Blood, consagrada como una de las cantautoras más importantes de la década. [Más información en la web de Weyes Blood]
1. Weyes Blood en continua ascensión
En su adolescencia, Natalie Mering encontró en la música la vía de escape ideal para huir de la presión que sus padres ejercían sobre ella a través de una estricta educación cristiana. Sin embargo, ese rígido influjo parental y la pesada atmósfera religiosa de su hogar que funcionaban como rejas de una celda invisible se atenuaban con una cultura musical familiar que, aunque todavía no lo supiera, marcaría su camino artístico en el futuro: su madre y su padre vivieron en primera persona el desarrollo de la historia sonora de California durante los 70; y el segundo de ellos, de hecho, incluso había compartido correrías con la mismísima Joni Mitchell.
Así que el folk y el pop clásicos cultivados en la Costa Oeste hace cuatro décadas siempre flotaron alrededor de la cabeza de Mering, aunque su intención no era precisamente continuar esas directrices genéricas de una manera rigurosa cuando, a los 15 años, decidió inventarse su propio alias artístico, Weyes Bluhd, y escribir unas primeras canciones ancladas en el folk, sí, pero de envoltorio oscurantista y ruidoso aderezado con toques electrónicos. [leer más]
2. Las canciones de Weyes Blood son pura ambrosía
Mediante “Andromeda”, Weyes Blood se dirige a la galaxia que le da título a lo largo de un viaje a través de las estrellas (bellamente visualizado en el hipnótico clip realizado por Adam Gerber) con el propósito, quizá, de romper las cadenas que la sujetan -de idéntica manera que aquellas que amarraban a una roca a la mitológica divinidad griega de mismo nombre- cantando con su aterciopelada y celestial voz, todo un regalo para los oídos y el corazón. [leer más]
3. La magnificencia y profunidad de «Titanic Rising»
Weyes Blood abre en “Titanic Rising” el cascarón de la inocencia que cubría “Front Row Seat To Earth” para extender su tratado sobre las interacciones personales y el romanticismo hacia un asunto aún más trascendental como el futuro del planeta Tierra y sus habitantes. Temas que, de hecho, no son excluyentes entre sí, sino que se entrelazan.
Mering lo constata variando el enfoque de su reflexión: si en su anterior trabajo contaba desde su rincón más íntimo sus cuitas y tribulaciones, en “Titanic Rising” traspasa todas las barreras y multiplica la magnitud de su discurso tomando como idea de partida la esencia del argumento de una de las piezas más significativas de su catálogo, “Generation Why”, un etéreo retrato de la artificialidad de la era moderna que se amplía aquí hacia la influencia de la tecnología en mujeres y hombres, las relaciones efímeras o los efectos del cambio climático: no es que el agua nos llegue al cuello, es que nos está engullendo, como bien refleja la portada del LP (absolutamente real, no es ningún montaje digital). [leer más]