Seguimos explorando las múltiples facetas del arte del drag con una entrevista a Marina en la que nos habla de la exploración de lo femenino.
La aceptación del lado femenino. Esa es una de las grandes problemáticas de todo homosexual. Y lo jodido del caso es que no es una problemática real, sino una problemática totalmente heredada y forzada, tal y como está quedando claro en el actual debate de género que está derribando los tótems de lo masculino y lo femenino como absolutos e instaurando la idea de que el género, como otras identidades, puede ser algo totalmente fluido. Pero, sea como sea, nos encontremos en el punto en el que nos encontremos, el pasado es el que es. Y a muchos nos ha dejado tocados. Pero nunca hundidos.
Crecer gay en un entorno de masculinidad tóxica fuerza por necesidad una tensa relación con tu lado femenino. Todavía hay quien cree que todos los homosexuales quieren ser mujer o que les gusta vestir de forma femenina. Todavía hay quien, cuando estás en pareja, te pregunta “¿cuál de los dos es la mujer?”. Y, mientras sigan existiendo vestigios de este pensamiento arcaico tan dañino, el drag seguirá siendo una disidencia con la que explorar los instersticios entre lo masculino y lo femenino a partir de la libertad absoluta que te permite toda expresión artística.
Las mil y una caras del drag como arte, ese es el punto de partida de esta serie de artículos que Jon Gómez de la Peña (al mando de fotos y entrevistas) y yo mismo (juntándolo todo en forma de texto) inauguramos hace ahora una semana con esta entrevista en la que Raven dejó claro que el drag es futuro. Esta semana, recurrimos a Marina para que nos hable precisamente de que el arte es futuro porque es una exploración constante, viva y mutante de la identidad de género.
Marina y Joan
“Marina sale de Joan en el sentido más profundo y literario de la palabra. Sale de una necesidad de conectar con mi feminidad y de algo que soy yo. No es una figura impostada ni un artificio. No es un personaje, y no es una mentira. Tiene mucho de verdad. Marina es verdadera y convive junto a mí. De esta necesidad de estar conectado a mi feminidad, que en mi caso tiene mucha presencia y siempre la ha tenido”, dice Joan de Marina. De hecho, subrayando esta especie de quiebra que separa a uno y otro y que a veces es más grande -casi abisal- mientras que otras no existe -casi invisible-, Joan siempre habla de Marina en tercera persona. Y este gesto, esta decisión, no podría ser más significativa.
El drag queen como la piel de otra persona dentro de la que nos metemos para explorar lo que queramos explorar. Siempre desde el exceso. Y si eso que queremos explorar es la frágil frontera entre lo masculino y lo femenino, bienvenida sea: “Cuando tenía 20 años empecé a ponerme pelucas porque sentía que era algo que tenía que hacer, aunque suene raro, era una necesidad en mí. Más tarde me empecé a cuestionar cuestiones de género y mi identidad. Ahora, Marina se encuentra en un proceso de absoluta aceptación, y me he dado cuenta de que yo soy Marina. No sólo cuando me monto o cuando estoy en un escenario. A veces está más presente cuando no me monto. A veces da la casualidad de que el día en que me monto Marina esta menos presente y el que sí que está es Joan. Es un poco una lotería. Cada día Marina tiene un porcentaje diferente y tengo que aprender a convivir con ella. Y hay días que está súper fuerte su presencia. Puede sonar abstracto pero yo lo siento en un modo muy concreto”.
Será por eso que, al preguntarle cuándo es el momento exacto en el que Joan desaparece y aparece Marina (o a la inversa), la respuesta acaba siendo el ejemplo pluscuamperfecto de fluidez: “No creo que haya un clic entre Joan y Marina: es algo gradual, y lo vivo a nivel interior. Cuando me estoy montando, para mí es un ritual y va cogiendo forma. Aunque el maquillaje sea la hostia, hasta que no te haces los labios no flipas, eso sí. Ahí hay un clic. Pero desde que siento la ropa de Marina en mi piel, ya empieza. Es algo gradual e interno. A veces está Marina en forma pero no está tan presente, y ni siquiera sucede el clic cuando me monto”.
Y será por eso también que esta tensión entre Joan y Marina ha acabado flotando hacia esa superficie en la que, a día de hoy, ha de exhibirse todo: el escaparate de Instagram, que todos usamos para construir nuestra identidad en vivo y en directo y que para una drag queen es a la vez una oportunidad y un calvario. Así lo explica Joan: “Cuando abrí el Instagram de Marina, el objetivo era práctico: promocionar mi faceta de drag y dj para que la gente no se confundiera, ya que mi profesión es otra, me dedico a la publicidad. Era para instalar a Marina en un lugar concreto a nivel público y que la gente viera claro que iba a hacer drag. Después de plantearme muchas cosas sobre mi identidad, decidí colocar a Marina en un sitio concreto. Pero luego me he acabado de dar cuenta que ser drag no es una ambición, aunque me encantaría. Para Marina ambiciono algo más conceptual y artístico. Y ahí me va a llevar conocer a gente como Ciprien o como tú (Jon), que os interesáis por Marina más allá de las pelucas. Así que decidí cerrar el Instagram porque me di cuenta de que no me iba a llevar donde me interesa llegar con Marina. Entonces lo junté con Joan porque, a nivel logístico y sano, son lo mismo”.
“La otra cara de la moneda es la parte de publicidad”, puntualiza Joan. Y sigue: “Por mi trabajo, me siguen directores de foto, etc. Y me preocupa que no me vean como un director serio si hago esto. Pero, si no lo ven así y no saben entender esta parte de mí, a lo mejor no me interesa trabajar con ellos. Todo juega en lo mismo, así que he decidido cerrar Marina y que Joan y Marina estén en el mismo sitio porque ya ha llegado un día en el que todo convive de modo sano en mí”. ¿La decisión final? Parece ser que no, porque poco después de la entrevista Joan volvió a abrir un Instagram solo para Marina. Al fin y al cabo, como la identidad de género, la relación del hombre y la drag es algo fluido, algo que siempre está cambiando y transformándose.
Marina sin Joan
Esta es una de las caras del drag, sin lugar a dudas. Pero ya lo dije en el anterior artículo: lo importante en esta serie de entrevistas es el drag, no la persona detrás. Y por eso mismo es momento de dejar de hablar de Joan y centrarse en Marina. Empezando, por ejemplo, por sus referencias confesas: “Nace desde las entrañas. Marina no tiene ninguna referencia, es mi propio ser. Como sale de un sitio tan íntimo, es simplemente cómo yo proyecto mi feminidad. A nivel práctico, de chapa y pintura, me encanta Sasha Velour. La feminidad que proyecto es muy clásica. No suelo hacer lipsyncs de Gaga o Madonna, aunque me encanten. Marina es muy de las divas italianas y francesas de los 60. Son las que me mueven para ponerle voz”.
Si la has visto alguna vez sobre el escenario, sabrás perfectamente cómo es Marina. Un escenario, por ejemplo, como el de Futuro Sarao Drag, de cuya primera edición salió como ganadora absoluta. Pero, por si no la has visto sobre el escenario, así es como se define a ella misma: “La figura que proyecto de Marina es una figura muy sensual, muy femenina. Es la sexualidad en todo su esplendor. Es muy puta, y es muy total. Me gusta mucho Marina. Es muy de enseñar, muy teatral, muy dramática, tiene una parte muy oscura a nivel estético. Sobre todo es muy teatral y tiene esta mezcla entre algo muy sofisticado y algo muy de la calle”. Y su especialidad es algo que la está convirtiendo en pura leyenda y que no es otra cosa que el baile: “Marina es bailarina. En un escenario se siente muy cómoda. He bailado muchos años, así que a través del baile Marina puede expresarse y conectar con el público. También en el mundo del cine. Estamos haciendo un documental, como un reality. Pensaba que no podría porque las cámaras me ponen nerviosa, pero lo estamos llevando guay. El documental de Marina podría llegar a ser un punto álgido, en el sentido de que la gente lo vea y disfrute de Marina, pero a día de hoy lo desconozco”.
Con Marina estamos viviendo la construcción de una leyenda en vivo y en directo. A cámara lenta. A veces, incluso a cámara demasiado lenta. Pero no pasa nada, porque Joan tiene clarísimos sus objetivos: “Me encantaría que la gente la conociera más. Hay muchas cosas que me excitan con Marina. Nos hemos reído muchas veces pensando en cómo sería hacer un Drag Race en España… Me encantaría. En realidad, a día de hoy me gustaría hacer cosas más artísticas y llevarla a un terreno más performático. Me gustaría llevarla al mundo del arte y elevar la figura del drag. Se ha vuelto muy mainstream, pero sigue teniendo un punto barato, y me gustaría que se le tenga respeto a este mundo y hablar de ello desde un punto más intelectual. Yo lo que hago cuando actúo es algo muy cabaret, muy pop, y también me encanta, pero tengo muchas ideas que me vienen, y me encantaría seguir experimentando”. La materia ni se crea ni se destruye, se transforma. Y, basándose en la experimentación continua, a Marina le sucede exactamente igual.[FOTOS Y ENTREVISTA: Jon Gómez de la Peña] [DISEÑO GRÁFICO: Miguel Cano] [TEXTO: Raül De Tena] [Más información en el Instagram de Marina y en el de Jon Gómez de la Peña]