Los Oscar 2019 no han sido ni chicha ni limoná: querían ser muy black power, querían ser muy pro-latinos, querían apoyar a Netflix… Y, al final, ná de ná.
Menudo percal tienen encima los Oscar. Pobrecitos. En serio, es que tú piénsalo: anuncian que el presentador de su edición de 2019 va a ser Kevin Hart y, a los pocos días, el mismo actor declara que se baja de este carro después de una polémica en la que Twitter desenterró del pasado varias bromas en las que el cómico empleaba un tono homófobo. Y, tras muchos dimes y diretes y una buena ración de rumores, cayó la bomba: los Oscar 2019 no tendrían conductor, sino que apoyarían el peso específico de toda su gala sobre los diferentes presentadores de cada uno de los premios concretos.
No era la primera vez que esto ocurría. Y, de hecho, mientras unos lloraban por la pérdida del lubricante humorístico que normalmente consigue que se te pase el tiempo de la gala más rápido, otros celebraban que, seguramente, esta ausencia de un presentador se traduciría en un show mucho más corto y ágil y fácil de tragar (sobre todo a las altas horas de la madrugada a las que lo solemos ver los que nos chupamos un desfase horario del copón). No hay mal que por bien no venga.
Pero lo cierto es que el preludio de los Oscar 2019 fue nefasto… Y que eso no había quien lo remontara. Mucho menos cuando se abre el telón y lo primero que te encuentras es con un espectáculo que es viejuismo ilustrado a más no poder: los Queen supervivientes y el cantante Adam Lambert atacando algunas de las canciones del repertorio de la banda mientras los actores y actrices de Hollywood (y un Javier Bardem venido arriba que no te lo crees) bailaban en sus sillas como tus abuelos bailan en la cena de Navidad. Produciéndote mucha vergüenza ajena. Produciéndote unas ganas tremendas de suicidarte para acabar con este dolor y no terminar como ellos.
A partir de ahí, una recapitulación de las películas del año totalmente descafeinada… Y, venga, empecemos, que esto hay que ventilarlo rápido. Salen al escenario Maya Rudolph, Tina Fey y Amy Poehler, hacen un par de bromas sobre que no son las presentadoras de la gala, no consiguen ni de lejos materializar la magia habitual que suele saltar en chispas cada vez que se juntan y, finalmente, dan paso directamente al primer premio, la Mejor Actriz de Reparto, que va a parar a Regina King por su papel en «El Blues de Beale Street«.
Y entonces la gente empieza a hablar en internet: este va a ser un nuevo capítulo de los Oscar intentando redimirse por esa falta de representatividad afroamericana que llevó a la comunidad negra de EEUU a tirarle de las orejas en ediciones pasadas. ¿Y qué hacen los Oscar? Lo que hace cualquier blanquito de clase media cuando le acusan de racista: reaccionar de una forma excesiva y desproporcionada para probar que no, que no son racistas, sino todo lo contrario.
Cae el primer premio de la noche para «Black Panther» y, poco después, Hannah Bleacher es distinguida como la primera mujer afroamericana en recibir el galardón al Mejor Diseño de Producción. Acto seguido sale Tyler Perry para hablar de la comunidad… Pero, entonces, Alfonso Cuarón rompe la baraja con la Mejor Fotografía que recibe por «Roma» y entonces recuerdas que, espera, un momento, ¿no había en los Oscar 2019 varios debates más que afrontar?
Por un lado, está la reivindicación latina, más pujante todavía desde que Donald Trump habita la casa blanca y que se deja sentir en el hecho histórico de que, desde 2014, han sido cinco los Oscars a la Mejor Dirección que han ido a parar a tres realizadores mexicanos (el mismo Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro). Mientras Trump intenta levantar un muro que separe definitivamente a EEUU de México, los Oscar hacen un statement cargado de política y tienden lazos cada vez más abundantes hacia el país vecino. Todo bien. Todo menos el hecho de que «esta gala no va a gustar nada a Trump» se ha convertido en el comentario cuñado más extendido en la noche. Y ya cansa.
Sea como sea, cuidado, porque «Roma» es importante porque no es una película de un realizador mexicano plegándose a la mecánica de Hollywood: es un film latino hablado en castellano. Podría ser el espaldarazo final a la política pro-latina de los Oscar. Aunque luego está el otro motivo por el que es importante «Roma«: si el film arrasa en estos Oscar 2019, significaría que la gran industria cinematográfica estadounidense acepta los términos de Netflix dentro del negocio, reconociendo que los tiempos cambian y que, en la era del streaming, un film estrenado en VoD puede (¿y debe?) ser la mejor película del año.
Entonces Bardem sale a presentar un premio y lo presenta en castellano (latinos, twelve points), Mahershala Ali se convierte en el segundo actor africano de la historia en conseguir dos Oscars (black power, dú puán), Diego Luna presenta otro premio en castellano (¡viva México, cabrones!), pero el chef José Andrés -que nadie sabe muy bien qué pinta ahí- se lanza a un panegírico sobre la inmigración totalmente en inglés… Y, casi al final, Rami Malek se auto-reclama como inmigrante egipcio y ya no sabes si lo está haciendo porque cree que los inmigrantes egipcios no tienen suficiente presencia en los Oscar o por lo de los inmigrantes o por qué.
¿Por qué? Esa es la gran pregunta dentro de este percal que le ha tocado vivir a los Oscar 2019. No tener un presentador es no tener a alguien que maneje la barca y la guíe en una dirección. Y podría pensarse que ahí nace precisamente el hecho de que esta gala haya caído en aguas de nadie, pero eso sería demasiado simple: al final «Roma» ha sido premiada en Mejor Dirección y «Green Book» en Mejor Película, ha habido muchos premios latinos y muchos otros negros, Netflix ha recibido un apoyo del 50% que no ha sido refrendado con la Mejor Película… Y, así, a base de querer premiarlo todo pero no premiar nada, Oscar 2019 han caído en el terreno de la absoluta insignificancia.
Históricamente, los Oscar siempre habían sido unos premios en los que había que tener en cuenta ciertos factores externos: a lo mejor a un actor le caía un premio porque «ya le tocaba» o un director daba el campanazo «en compensación por no habérselo dado por aquella otra peli tan buena«… Pero es que la actual situación de los Oscar es simple y llanamente incomprensible: hay tantos factores, tantas facciones a las que contentar, tantas comunidades que pueden poner el grito en el cielo si no se ven lo suficientemente representadas y tantas causas políticas por las que apostar (no vaya a ser que te tachen de carca) que, al llegar al final de la gala, te da la impresión que esto ya no va de lo que tendría que ir. Que aquí veníamos a celebrar el mejor cine del año, pero que ya no sabemos ni lo que celebramos.
Más información en la web de los Oscar 2019. El palmarés completo a continuación:
MEJOR PELÍCULA: «Green Book«, de Peter Farrelly
MEJOR DIRECTOR: Alfonso Cuarón, por «Roma«
MEJOR ACTRIZ: Olivia Colman, por «La Favorita«
MEJOR ACTOR: Rami Malek, por «Bohemian Rhapsody«
MEJOR GUIÓN ORIGINAL: «Green Book«, de Nick Vallelonga, Brian Currie y Peter Farrelly
MEJOR GUIÓN ADAPTADO: «Infiltrado en el KKKlan«, de Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz y Charlie Wachtel
MEJOR ACTOR DE REPARTO: Mahershala Ali, por «Green Book«
MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Regina King, por «El Blues de Beale Street«
MEJOR PELÍCULA DE HABLA NO INGLESA: «Roma«, de Alfonso Cuarón
MEJOR CORTO: «Skin«, de Guy Nattiv y Jaime Ray Newman
MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN: «Spider-man: Un Nuevo Universo«, de Peter Ramsey, Bob Persichetti y Rodney Rothman
MEJOR CORTO DE ANIMACIÓN: «Bao«, de Domee Shi y Becky Neiman-Cobb
MEJOR DOCUMENTAL: «Free Solo«, de Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin
MEJOR CORTO DOCUMENTAL: «Period, End of Sentence«, de Rayka Zehtabchi
MEJOR DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Alfonso Cuarón, por «Roma«
MEJOR BANDA SONORA ORIGINAL: «Black Panther«, de Ludwig Goransson
MEJOR CANCIÓN ORIGINAL: «Shallow«, de Lady Gaga, Mark Ronson, Anthony Rossomando y Anthony Wyatt («Ha Nacido Una Estrella«)
MEJOR MONTAJE: John Ottman, por «Bohemian Rhapsody«
MEJOR MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: «El Vicio del Poder«, por Greg Cannom, Kate Biscoe y Patricia Dehaney
MEJOR VESTUARIO: Ruth Carter, por «Black Panther«
MEJOR DISEÑO DE PRODUCCIÓN: Hanna Beachler y Jay Hart, por «Black Panther«
MEJOR EDICIÓN DE SONIDO: John Warhurst y Nina Hartstone, por «Bohemian Rhapsody«
MEJOR MEZCLA DE SONIDO: Paul Massey, Tim Cavagin y John Casali, por «Bohemian Rhapsody»
MEJORES EFECTOS ESPECIALES: «El Primer Hombre», por Paul Lambert, Ian Hunter, Tristan Myles y J.D. Schwalm
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