Nacho Casado está a punto de alargar el verano girando por España con su excelente disco «Verão»… Pero, antes, le entrevistamos aquí.
«Verão» (Hidden Track, 2018) se publicó el pasado invierno. Luego llegó el verano al que alude el título del disco y, claro, se convirtió en la banda sonora de las vacaciones de muchos de nosotros. O, por lo menos, de esos ratitos en los que la vorágine del estío y la playa y las cervecitas y los colegas y el ir para arriba y para abajo se calmaba y podías tomarte un ratito para tomar la brisa de media tarde escuchando las hojas mecerse a tu alrededor y observando cómo los deslumbrantes colores del cielo iban cambiando minuto a minuto en su imparable camino hacia la noche. Ese fue el hábitat ideal de «Verão«… Pero ya volvemos a estar en invierno.
Curiosamente, la estrella del disco de Nacho Casado no se ha extinguido con el cambio de estaciones y la llegada del otoño y las lluvias y las rutinas laborales. Más bien al contrario: el salto al vacío en solitario que ha realizado el artista alejándose (momentáneamente) de La Familia del Árbol, banda que sigue compartiendo con su mujer Pilar Guillén, está demostrando que el tránsito hacia el marrón de las hojas en los árboles de octubre también le sienta maravillosamente bien a «Verão«. Nuevos detalles se revelan surgiendo desde el fondo a la superficie. Y, en general, el tránsito del folk a la bossa nova suena ahora, varios meses después del lanzamiento del álbum, cada vez más sólido, coherente… y con un camino por delante que asusta.
Entonces, si «Verão» se lanzó el invierno pasado, ¿qué hago yo aquí y ahora entrevistando a Nacho Casado? Pues es muy sencillo: el artista ha decidido coronar este mes de octubre con una gira por España y Portugal en la que alargar los efectos de este verano del amor que acabamos de vivir con su música… ¿No es un momento perfecto para renovar los votos de amor con su disco y su nueva aventura en solitario?
¿En qué estado podemos decir que se encuentra el proyecto La Familia del Árbol: en paréntesis o totalmente disuelto? Estamos trabajando en nueva música. Pero “Odisea” (Cydonia, 2015), nuestro último disco, me dejó exhausto. Todo lo que hemos hecho ha estado marcado por nuestras circunstancias personales y más tarde profesionales, lo vivimos todo muy intensamente, y ser músico vocacional es una locura. Mi intención es continuar si hay buena música que compartir. Nuestra ilusión (la de Pilar y mía) con “Verão” (Hidden Track, 2018) es dar un pequeño paso fuera de etiquetas.
¿Cuál fue el momento exacto en tu vida (pero exacto exacto, ¿eh?, nada de época de la vida ni nada de eso) en el que pensaste “tengo que volar en solitario”? No lo sé. He tenido una crisis personal sobre por qué hago música, la necesidad de compartirla y si realmente tengo algo que aportar. Creo que el momento exacto fue cuando lo hablé con Pilar y los dos vimos que este disco no tenía sentido firmarlo como La Familia del Árbol. También nos dimos cuenta de que era empezar de nuevo y, además, con una propuesta totalmente out del indie mainstream actual. Más que pensar en ir en solitario, fue plantearme si debo seguir haciendo música, si tengo algo nuevo que cantar que signifique algo… Por qué hago esto y si debo hacerlo de otra manera más pura.
Supongo que vuestra nueva paternidad tiene algo que ver en esta decisión… ¿Cómo la estáis viviendo? ¿Infierno o paraíso? Un poco como somos. No hemos cambiado mucho. Bueno, creo que esta experiencia nos ha hecho mejores personas o lo intentamos: hay una conexión cósmica con la vida, nuestro pequeño, nosotros… Es algo un poco hippie, pero es un amor puro, es muy adictivo. Quieres sentirte asi todo el tiempo porque tu hijo te hace sentir. Dejas de ser el centro de tu vida y pasas a estar en segundo plano; ya no te preocupas tanto por tus necesidades, pero en el buen sentido. Sobre la rutina o lo mundano, bueno, es una lucha diaria: nos faltan recursos como con nuestra carrera musical, pero lo conseguimos con dedicación y ayuda.
¿Y cómo crees que la paternidad ha influido en “Verão”, tanto en el sonido como en la paleta de emociones que despliega? Todas las canciones están compuestas en la cocina de nuestra casa, cuando ya es hora de estar durmiendo. Como puedes imaginar, mucho ruido no se puede hacer a esas horas, ni cantar a grito pelao. La paternidad abrió una puerta nueva de sentimientos, pero creo que el disco tiene un sentimiento más amplio del amor. Había noches, cuando ya tenía las canciones más o menos terminadas, que me iba a dormir pensando que había hecho la mejor actuación de mi vida. Conseguí hacer un click en mi cabeza como si fuera un yogui experto: para mi las canciones eran mantras. Fue un proceso precioso, pero marcado por la angustia y las dudas que siempre tengo con las cosas que hago. Viajaba en la línea del tiempo de mi vida, niñez, juventud, madurez, encontrando sentimientos y momentos. “Universo”, la última canción del disco, habla de eso, del sentimiento de ser padre. Pero, como decía, en realidad es el sentimiento de amar a alguien sin más.
Lo más fácil es decir que el cambio de La Familia del Árbol a Nacho Casado está mucho más que justificado por un cambio de sonido: allá más folk, aquí más bossa. Pero creo que esto es muy reduccionista… ¿Cuáles son las diferencias más profundas en el sonido de ambos discos? La diferencia pienso que es la desnudez total y la aceptación, dejando un lado a mis héroes musicales y dejando también lo de intentar demostrar que soy un buen músico o cantante con arreglos, armonías vocales complicadas o cosas por ese estilo. Un ejemplo un poco tonto es como si te haces una foto y pones realmente tu cara tal y como es, sin ningún gesto para parecer más interesante. Indudablemente, parte de esto ya estaba en La Familia del Árbol, pero ahora creo que está totalmente implícito: este es un disco de guitarra y voz, pocos trucos se pueden hacer. Es algo así como «lo que escuchas es lo que hay», y eso debe ser lo suficientemente bueno para mi para poder tocarlo para ti.
Lo que decía antes también es reduccionista porque no es verdad del todo: creo que en “Verão” hay mucho de La Familia del Árbol. ¿Qué crees que hay en ambos proyectos que, además, estaría presente en cualquier otro proyecto que montaras porque, al fin y al cabo, forma parte del ADN musical de Nacho Casado? Al final uno no puede desprenderse de lo que es. Cuando haces música, pasa eso, que tu estilo muchas veces es justo lo que no puedes controlar. Al final suenas a una mezcla de cosas que es justo lo que te hace único. La forma en la que hago canciones se basa mucho en lo pasional y en estados de ánimo. A mi eso de que la música son matemáticas no me sirve, porque no me gusta saber que va ocurrir de un acorde a otro.
Entonces, si “Verão” es tu aproximación a la bossa… ¿Cuál ha sido tu historia de amor (con su flechazo, su desarrollo e incluso sus desengaños) a lo largo de tu vida con la bossa nova? Uno de mis primeros cds se llamaba “Grandes del Brasil”. Lo compré en un supermercado, en un cajón de estos que ponian de cds. Siempre cogía algunos sin que mi madre se diera cuenta y luego los pagaba ella en la caja, que bonica. Así descubrí mucha música. Cuando empezaba a tocar la guitarra, me pasaba horas intentando aprender algunos clásicos, luego llegó el grunge y el britpop y olvidé la bossa hasta años más tarde a raíz de grupos como Kings of Convenience, La Buena Vida… Pero es de adulto y, a raíz del misticismo que siento por João Gilberto, me he metido casi a una labor de investigación y documentación sobre esos maravillosos sonidos.
En “Verão”, sin embargo, me sorprenden dos cosas. Por un lado, que es bossa pero suena plenamente a siglo 21. ¿Cómo lo consigues? Puede ser porque lo mezclo con todo lo que me gusta, todo el bagaje de La Familia del Árbol, folk, americana, música de los 60… No intento hacer un ejercicio de estilo ni copiarlo, es una reinterpretación libre.
Y, por otro lado, también me sorprende en “Verão” que consigas que esa bossa suene mediterránea. ¿Era tu intención? En parte, sí, porque es lo que me une con ese aire bossa. No lo sé, puede que, como decía antes, los discos anteriores marcaran una forma de acercarme a eso.
Si tuvieras que recomendar tres discos de bossa a alguien que no tiene ni idea del género, ¿qué discos elegirías y por qué? «Chega de Saudade«, de João Gilberto, es la obra maestra del creador de la bossa. Hay que empezar por este… Y con él ya te quedas totalmente prendado.
Es curioso que, pese a ser un disco muy bossa, se abra con el tema “Edén” y su gloriosa mención a los Beach Boys… ¿Son una influencia en “Verão”? Siempre. Al final todo es lo mismo, ya sea sonido Costa Oeste, Brian Wilson o João Gilberto. Es una forma de entender la música y lo que te transmite.
Y, claro, también está Chet Baker ahí dando nombre a una canción… ¿Cuál es su influencia en este álbum? A la hora de cantar, quería hacer algo así o, por lo menos, intentarlo y empaparme de esa intención de cantar y saborear las palabras, embellecer las sílabas, no alzar la voz. Por otro lado también está el Chet Baker menos glamuroso, adicto, atormentado y decadente. Esos son los efectos de estar buscando siempre a tu musa e intentar atraparla.
Para el final dejo una pregunta que a lo mejor tendría que haber ido al principio: ¿no te da miedo que el disco se titule “Verão” pero se lanzara hace ya unos meses en invierno? Jajajajaja… Pues no lo había pensado… Buena apreciación.
Vale, eso era una pregunta un poco de broma… Ahora en serio: ¿por qué “Verão” como título? ¿Qué tiene el verano para que hayas querido hacerlo disco? «Verão» es una metáfora: necesitamos ese espacio dentro de nosotros, ese verano espiritual, ese sitio nuestro para sentirnos bien. Ya sea en recuerdos de infancia o de madurez. Necesitamos sentirnos bien porque el mundo está cada vez más alejado de lo que somos y más preocupado en vendernos cosas, experiencias y deshumanizarnos. Es una jungla digital. «Verão» vuelve con inocencia a ese recuerdo y ese espacio nuestro.
A lo mejor patino un poco, pero el verano es una época de vivir al mil por cien, y lo primero que pienso es que, si mi vida fuera un año, mi verano sería la época justo después de ser padre. ¿Tiene que ver algo esta reflexión con “Verão”? Pues sí, es algo personal que cada uno sentimos a nuestra forma y guardamos como un tesoro.
¿Cómo está siendo la recepción del disco por parte de crítica y público? ¿Cómo ves las reacciones en general? Está siendo maravillosa. Está llegando a sitios nuevos para mi y obteniendo excelentes críticas por parte de medios muy dispares e importantes. Creo que la gente lo está disfrutando y utilizando para ellos, más allá de modas o tendencias. La escucha del disco tiene un carácter individual y personal en el que cada uno puede disfrutarlo en la intimidad.
Y, ahora que has puesto los primeros adoquines del camino en solitario de Nacho Casado, ¿hacia dónde va a llevar ese camino? ¿Qué es lo próximo en tu carrera? Ni idea. Me gustaría dar un paso hacia arriba en el plano artístico, salir del entorno indie y visitar otras audiencias, lugares… No sé, sentir una evolución profesional, porque en lo personal ha sido así. Todavia estoy en la fase «Verão«, y siento que queda mucho por hacer y ver dónde me lleva, las circunstancias al final lo empapan todo. Veremos si consigo dar ese difícil paso y encuentro mi lugar o un lugar en el que pueda hacer música y mostrarla con condiciones normales.
Más todavía: si te pido que sueñes un poquito y pienses dónde te llevará ese camino de aquí a diez años, ¿cómo lo ves? Me dan un poco de miedo estas cosas. Pienso en mi familia y poder estar con ellos, esa es mi prioridad. Creo que, si tengo algo que decir con la música lo haré, ya sea para mi o para tocarla con una audiencia delante. Vivimos en un mundo que venera el éxito y rechaza el fracaso, o lo esconde. El éxito no está muchas veces donde pensamos. Creo que voy a radicalizarme en cuanto a no hacer concesiones de lo que un artista actual debe hacer, sino más bien hacer discos como este y música que me haga la vida más feliz a mi y a los que quieran escucharla. O al menos intentarlo como hasta ahora. [Más información en el Facebook de Nacho Casado // Escucha «Verão» en Apple Music y en Spotify // Nacho Casado actúa el 20 de octubre en Barcelona (Sala 2 de L’Auditori), el 21 en Valencia (Teatro El Musical), el 22 en Madrid (Teatro Calderón), el 24 en Braga (Teatro Circo Portugal) y el 25 en Ourense (Teatro Principal)]