La actuación sorpresa de Los Planetas en el Primavera Sound 2018 (y bastantes más actuaciones tremendas) convierten la segunda jornada del festival en algo glorioso.
Si precisamente en mi crónica de la primera jornada del Primavera Sound 2018 lamentaba que nada había terminado de involucrarme, de hacerme sentir el festival como experiencia y no como circunstancia, ayer viernes 1 de junio ocurrió totalmente lo contrario. Quizás fue por el tiempo, igual de soleado que el día anterior, pero gracias a dios más fresco. Quizás fui yo, que por alguna razón estaba más descansada el segundo día que el primero. Pero creo que fueron sobre todo los grupos que vi. Todos, del primero al último, de las siete de la tarde a las casi siete de la mañana, supieron hacer suyos sus respectivos escenarios, supieron reducir la distancia sobrante (que dirían Los Lagos de Hinault). Pero, voy avanzando, gran parte del mérito lo tuvieron Los Planetas, metidos de sorpresa en sustitución de Migos y sus problemas con los aviones.
Porque, si te vuelcas en tu concierto, si encima del escenario eres el primero en darlo todo… la gente responderá. Ejemplo clarísimo fue John Maus a las siete y algo en el Pitchfork. Con sus bailes y sus saltos y sus gritos y sus golpes, el americano me atrapó tanto que hasta me hizo olvidar que aquello estaba sonando fatal. Acompañado por una banda -y yo no le ví en su famoso formato playback, pero sospecho que hacerse con un grupo para el directo ha sido todo un acierto- esta especie de Dios del pop siniestro despachó hits como «Cop Killer» o «The Combine» sin dejar de moverse hasta que su camisa quedó totalmente empapada de sudor. Con tanta entrega a su show, se le permite hasta no haber tocado «Do Your Best«. En cambio, de George van den Broek -o Yellow Days sobre el escenario- no sabría decir ni que ropa llevaba. Si en todo el día no había tenido el menor atisbo de resaca, con la bajada del sol vino el bajón. No tenía fuerzas ni para ir a esa diosa terrenal que es Peggy Gou en el Primavera Bits como tenía pensado, no las iba a tener para meterme de pie en un concierto tranquilito. Pero agradezco mucho a Yellow Days haber sido la mejor banda sonora para tumbarme un ratito al sol fuera del meollo del escenario adidas.
Tras pajarear un poco por ahí, aprovechando para cenar y tomarnos algo, con toda la calma del mundo nos dirigimos a The National en un escenario Mango abarrotadísimo. Y, como ayer la premisa era tomárselo con calma y no hacer esfuerzos a menos que fuesen necesarios (creo que, si sigo viva, es gracias a esta decisión), nos apalancamos en lo alto de las gradas que ladean el terraplén entre los escenarios Seat y Mango. Pero, pese a estar tan lejos del escenario, los de Ohio sonaron tan sólidos y envolventes, que nos sentíamos parte del concierto igualmente. Elegantes y sobrios -menos Matt Berninger-, fueron picoteando con destreza entre canciones del último disco y grandes clásicos como «Graceless», «Don’t Swallow The Cap» o «Fake Empire«. Y, con un «It takes an ocean not to break» de «Terrible Love» que cruzaba galaxias hasta darte directo al corazón, me acordé por qué me gustaban tantísimo en su día.
Pero, si me tengo que quedar con un concierto de ayer, fue el concierto «sorpresa» (anunciado unas horas antes, pero rumoreado desde bastante más) que ofrecieron Los Planetas en el escenario Seat en sustitución de Skepta (que se incorpora al día de hoy, sábado), a su vez en sustitución de Migos. Tanto trap tanto música urbana, yay nuevos sonidos, viva Bad Gyal… y mira. La primera en plantarme ahí, en cantar a grito pelado desde la primera nota de «Segundo Premio» hasta la última de «De Viaje» como un señor del indie cualquiera. Soy un fraude. Es broma. Siempre he pensado que el debate indie vs. trap era bastante estúpido e impostado, y ayer Los Planetas lo volvieron a corroborar al subir a Yung Beef en Islamabad, aunque al pobre le fuera fatal el micro y no se le escuchara casi. Problemas parecidos tuvo Ana (La Bien Querida), que también subió a cantar «No Sé Cómo Te Atreve,», y a rompernos el corazón de paso. Pero la verdad es que canté (chillé) tanto, que no hubiera escuchado su voz ni de haber sonado cristalina.
Y, a partir de ahí, la cosa no hizo más que subir. Tyler, The Creator -o lo que recuerdo de él- fue a-po-te-ó-si-co. Desde la puesta en escena, con esa especie de fondo estrellado que nos hizo sentir a todos un puntito en el universo, hasta la energía que desprendía Tyler, quien puso el Fòrum patas arriba al encadenar de una «911, Mr. Lonely» y «48″. Y, cuando A$AP Rocky se subió a cantar en «Who Dat Boy«, casi se cae el escenario (no literalmente) de la metralla que soltaban esos dos. Pero, al final, quién si se cayó (literalmente) fui yo. Tal engorile llevaba que me pareció una idea estupenda saltar a lo koala sobre un colega. Para sorpresa de nadie, nos fuimos directamente al suelo. Lo pienso desde fuera y, si estoy yo disfrutando de un conciertazo histórico y va una gilipollas y se cae del cielo aplastándome… creo que la odiaría de por vida. Así que pido perdón desde aquí a los damnificados.
Gracias a Tyler, cogimos las fuerzas suficientes para acabar esta segunda jornada por todo lo alto con el combo Confidence Man y The Black Madonna en el escenario Ray-Ban. Nos reunimos todos la veintena de amigos que somos, montamos el campamento en las gradas, y a bailar hasta el amanecer. La vuelta a casa, ya de día, fue terrible. Pero valió la pena por ver ese cielo amaneciendo tan característico de estos días, ese cielo que nos hizo sentir que, ahora sí que sí, era por fin Primavera. [Más información en la web del Primavera Sound 2018]