Está clarísimo que «Lost Sphear» va a ser el nuevo juego favorito de los que perdieron el seso por «Final Fantasy» en los 90… Pero hay otro tipo de jugones que también adorarán este título.
En el mundo de los videojuegos ya iba haciendo falta la existencia de un estudio como Tokyo RPG Factory… Al fin y al cabo, las videoconsolas están viviendo una verdadera fiebre de retromanía que, seamos sinceros, a veces resulta particularmente indigesta. Por un lado, están los juegos que se quedan en el pixel art y lo aplican a dinámicas de juego actuales que se ven enriquecidas por el toque nostálgico (sin aportar nada más, la verdad). Y, por otro lado, ahí está también la recuperación directa de muchos juegos clásicos que pillas con unas ganas tremendas (¡bendita melancolía!) pero que, a la media hora, abandonas por siempre jamás asustado por gameplays arcaicos, aburridos y toscos.
Ante este panorama, resulta francamente estimulante que un estudio como Tokyo RPG Factory haya crecido en el seno de una compañía tan significativa como Square-Enix. Por si alguien lo ha olvidado, aquí va lo obvio: Square fue la culpable de que, de repente, millones de occidentales se familiarizaran y se pirraran por el concepto JRPG gracias a la saga «Final Fantasy«. Algo más a tener en cuenta: por ahí dicen, curiosamente, que el JRPG vive una nueva juventud gracias a lanzamientos realmente relevantes como «Persona 5» o el mismo «Final Fantasy XV«.
Pero lo cortés no quita lo valiente, y estos nuevos éxitos no apartan del jugón la sensación de que ponerse a día de hoy delante de, qué sé yo, «Final Fantas V» es un peñazo de tomo y lomo a la vez que una pena muy grande, ya que, en serio, ¿quién no adora los personajes y la historia y el encanto retro de «Final Fantasy V«? Ahí es donde entra en juego Tokyo RPG Factory, un estudio que con «I Am Setsuna» ya dejó claro cuáles iban a ser sus coordinadas guía: buscar el equilibrio pluscuamperfecto entre los JRPGs de corte clásico y los modos de juego dinámicos de la actualidad. Sin traicionar ni uno ni otro. Intentando ser excelente en uno y en otro.
Casi lo consiguió… Pero está claro que lo de Tokyo RPG Factory es una búsqueda en activo que va a ir mejorando de juego en juego, tal y como queda claro en su nuevo título, el excelente «Lost Sphear«. Para empezar, este nuevo título vuelve a explorar ese existencialismo triste y ligeramente emo que siempre acompañó a los mejores «Final Fantasy» y que ya estaba presente en «I Am Setsuna» (no en vano, el nombre de Setsuna se puede traducir directamente como «afilcción«). En el caso de «Lost Sphear«, el discurso pseudo-filosófico es desarmante y elocuente a partes iguales: la existencia de cualquier cosa en este mundo, tanto objetos como personas, se basa fundamentalmente en el concepto de «memoria».
Todo existe cuando lo recuerdas. Y, por el contrario, si lo olvidas desaparece… Este es el punto de partida del argumento de «Lost Sphear«, que arranca cuando el protagonista Kanata y sus fieles amigos Lumina y Locke ven cómo el mundo a su alrededor empieza a desaparecer y a ser substituido por enormes manchas blancas. Una nada representada con una neutralidad que es pura antítesis de la oscura nada de «La Historia Interminable«. Kanata descubrirá, sin embargo, que puede «recolectar» memorias sobre objetos, lugares y personas para, con ellas, devolverlos a la realidad. Y una habilidad así, evidentemente, le introducirá de cabeza en las fauces del lobo de una historia que se irá haciendo cada vez más compleja a la que se irán sumando diferentes personajes y líneas argumentales.
Jugar a «Lost Sphear» es una verdadera delicia gracias a sus gráficos preciosistas (sin resultar exhibicionistas en ningún momento), a su historia progresivamente fascinante y un sistema de juego que parte de los JRPGs clásicos y le añade buenas dosis de estrategia actual… Acompañado todo ello por la maravillosa banda sonora de Tomoki Miyoshi, claro. Un conjunto equilibrado que, de hecho, resulta curioso pensar como ideal para dos tipos de jugones bien diferentes. ¡Vamos a analizarlos cada uno por su lado!
LOS MÁS VIEJOS DEL LUGAR. Ya está dicho más arriba: aquellos que gozaron del apogeo de «Final Fantasy» en los 90 (y un poco a principios del siglo 21 también) pueden dejarse llevar por la nostalgia hoy sí y mañana también, pero al final del día todos convienen que jugar en el año 2018 a un juego de 1993 es, directamente, un aburrimiento supino. «Lost Sphear«, como ya hizo «I Am Setsuna«, sin embargo, consigue recurrir al cada vez más denostado combate por turnos (¡si incluso la saga «Final Fantasy» lo ha -casi- abandonado!) que hará que los más viejos del lugar se mojen un poquito de puro gusto.
Además, «Lost Sphear» contiene todo lo que adorábamos en los JRPGs de aquella época: unos personajes jóvenes e idealistas que van a descubrir que el mundo (un mundo de fantasía medieval con un delicioso toque cyberpunk) está poblado por claroscuros que duelen, alternancia entre un mapa general por el que deambular (primero a pie, luego en barco, al final en vehículos voladores) y diferentes localizaciones concretas mucho más curradas (pueblos, mazmorras, palacios, etc.), monstruos de fantasía con un toque de infantilización nipona y, por encima de todo, un tempo pausado que resulta perfecto para gozar con las sutilidades tanto de los gráficos como de la propia historia. Ese tempo que ya casi no se encuentra en una industria de los videojuegos obsesionada por no dejarte respirar ni un segundo. No se puede pedir más, la verdad.
LAS NUEVAS GENERACIONES. No obviemos lo que es de perogrullo: no todos los jugones vivieron el apogeo de los JRPGs que ya hemos mencionado varias veces en este artículo… Y, sin embargo, hay que reconocer que incluso a los que no sientan la poderosa llamada de la nostalgia les puede llegar a enganchar cosa mala este «Lost Sphear» que nos ocupa. Para empezar, porque el sistema de combate por turnos tan típico de este tipo de títulos no aparece en su candidez noventera, sino que se complica de una forma realmente elástica gracias a añadidos como el Momentum (una especie de ataque mejorado que se activa apretando un botón en el momento justo) o los Vulcosuits (armaduras tipo «mecha» que mejoran las habilidades y que vienen con sus propios y espectaculares ataques).
Estas «mejorías», por su parte, no solo otorgan una mayor profundidad al sistema de batalla: los Vulcosuits, por ejemplo, pueden usarse fuera de batalla y así ampliar las posibilidades de juego; la subida de nivel de los personajes y de las armas y armaduras se realiza a través de un sistema de «spritnites» que tiene todas las papeletas para convertirse en un clásico como los cristales de «Final Fantasy» (ya que parece que va a ser una constante en las producciones de Tokyo RPG Factory: lo usaron en «I Am Setsuna» y repiten aquí)…
Y, de nuevo, llegamos al tempo de «Lost Sphear«, que atraerá a los viejunos al otorgarles un remanso de paz, pero que también atraerá a todos esos jóvenes que han empezado a adorar narrativas y jugabilidades del tipo de «RiME«, «Oxenfree» o «Life is Strange» (también de Square-Enix). Que lo sepáis, jovenzuelos: ese tempo de juego tan delicioso nació en los RPGs de los 90… Así que ya sabéis: abraz ese tempo y, con él, abrazad a «Lost Sphear«. [Más información en la web de «Lost Sphear»]