Alborotador Gomasio prometían novedades substanciales en su nuevo disco «Luz y Resistencia»… Y lo cierto es que han abierto nuevos (y gozosos) puntos de fuga en su libro de estilo.
LUZ Y RESISTENCIA / Alborotador Gomasio. Hemos de confesar que, cuando Alborotador Gomasio anunciaron el lanzamiento de “Luz y Resistencia” (Limbo Starr, 2018) y en su nota de prensa se afirmaba que los madrileños ofrecerían en él un registro ampliado a sonidos sintéticos y tempos más pausados, no nos lo llegamos a creer al 100%. No por no confiar en las posibilidades de la banda, sino porque sus dos primeros avances no coincidían exactamente con lo expuesto: “La Reacción Impotente” y “Agosto, Bailando el Caos” -aunque esta sí presentaba componentes sintéticos- recordaban a ese grupo que se había afianzado con el anterior “Los Excesos de los Niños” (Limbo Starr, 2015) como estilete del noise-pop regado de indie-rock y twee-pop y aderezado con condimentos del pop ochentero español.
Así que no nos quedaba más remedio que esperar a que “Luz y Resistencia” llegara a nuestros oídos al completo para resolver la duda sobre las declinaciones del actual sonido de Alborotador Gomasio. Y, una vez destapado el disco, la primera en la frente: “El Final de la Tarde” concuerda con el ánimo de los Gomasio de ensanchar su paleta sonora, exhibiendo su cara más sugerente por la vía del teclado envolvente. Un gesto que se concreta a través de “Errores” en un pequeño tributo al synthpop de New Order que abre las puertas a que el grupo profundice en esta línea de investigación en el futuro.
Y, ahora, vayamos al otro supuesto cambio que iba a introducir este álbum: los ritmos más relajados. Dada la conocida querencia de Alborotador Gomasio por la efervescencia y la agitación, resultaba extraño que, en algún momento, sacaran el pie del acelerador. Un hecho que, realmente, no se consuma (excepto en los dos anteriores temas comentados y en la cara ‘oculta’ del cierre del disco, “Gritan Sus Nombres”, que sorprende por su minimalismo pianístico) como corroboran “Parece que no Pasa el Tiempo” y la burbujeante “Rodeados”.
Queda claro que la pegada eléctrica es el santo y seña de Alborotador Gomasio, por mucho que cambien puntualmente de piel en “Luz y Resistencia” en un (agradecido) intento de establecer nuevos puntos de fuga en su libro de estilo. Aunque lo que continúa llamando más la atención es la peculiar y vibrante mezcla de pop ruidista de corte noventero e ingredientes sacados de referencias canónicas del pop estatal y poco recordadas en la esfera indie como Los Secretos o incluso Hombres G que los madrileños han patentado y que aquí materializan en “Hacia el Vacío” y “Detrás de Mí”.
De este modo es cómo mejor expresan Alborotador Gomasio la rabia del nuevo milenio, haciendo que los mensajes salidos de su interior tengan alcance universal montados a lomos de enérgicos ritmos y estribillos implacables. [Jose A. Martínez] [Más información en el Facebook de Alborotador Gomasio // Escucha «Luz y Resistencia» en Apple Music y en Spotify]
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Brigitte Laverne fue uno de los nombres destacados del revival synth en nuetro país… ¿Significa esto que su debut en largo, «Wasted», llega tarde? Para nada.
WASTED / Brigitte Laverne. Pensado ahora, aquel revival que trajo el synth-pop al siglo 21 tuvo mucho de burbuja solo posible en el marco de la descomposición social que siguió al inicio de la crisis económica. Ante la dura realidad, la sociedad siempre ha tendido a praticar el escapismo hedonista… Y, en los años que fueron del 2010 al 2015, ese escapismo fue a parar a mundos nocturnos de placer sosegado a la luz de neones ochenteros multicolores. Mundos que tuvieron su translación visual en joyas como «Drive» o, de forma algo más tardía, en ese San Junipero que se ha convertido ya en el paraíso aspiracionale de los millenials.
Brigitte Laverne apareció en la escena musical española precisamente durante aquella ventana temporal: hacia el año 2013, nos bañó de forma bien dulce con todo un conjunto de canciones que partían de un synth lo-fi para hacernos soñar con paraísos dibujados en luces de neón que brillaban en la oscuridad de la noche. Curiosamente, la música que Laverne ha practicado desde entonces entronca directamente con la que sin lugar a dudas es la banda sonora más importante de la década: la de la mencionada «Drive» de Nicolas Winding Refn. Cliff Martinez no solo compuso un score cuya influencia puede rastrearse en el 65% de la música de esta década, sino que también se incluyeron canciones de Chromatics, Kavinsky, M83, Class Actress, Desire, College y otros artistas que han acabado por ser igual de influyentes en el revivial synth.
Encuadrada en este panorama, cualquiera podría pensar que Brigitte Laverne llega tarde al publicar ahora su primer álbum, cuando las brumas syntheras se han disipado y ha vuelto a dejarnos huérfanos ante una realidad bastante chunga. Hay que reconocer, sin embargo, que su anterior EP, «Brigitte Laverne» (Foehn, 2015), consiguió mantener la ilusión escapista; y que este «Wasted» (Club Ruido, 2018) ya no solo mantiene la ilusión, sino que se muestra mucho más que capaz de construir alrededor de quien escucha un castillo de brumas rosadas capaces de hacerte olvidar dónde estás para transportarte a una noche sin fin en la que hay espacio para el amor, el desengaño y la asunción de que la juventud no dura para siemrpe… pero que, mientras dure, hay que exprimirla al máximo.
Se nota en «Wasted» la producció de Sergio Pérez (de Svper), que elimina de la ecuación de Brigitte Laverne el componente lo-fi y lo lleva hacia el horizonte noctívago a base de cajas de sonido en fabulosos bucles escapistas. El Roland Juno-6 de Brigitte Laverne, por su parte, aporta el manto de melancolía que convierte a este disco en la banda sonora ideal para pasar la eternidad en San Junípero, bailando como si hubiera un mañana precisamente porque sabemos que la eternidad es nuestra. [Raül De Tena] [Más información en el Facebook de Brigitte Laverne // Escucha «Wasted» en Apple Music y en Spotify]
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Paco Loco dijo que, si hubiera justicia en el mundo, el nuevo disco de Burrito Panza debería ser un éxito total… Y, mira, hay que reconocer que Paco la clavó con «Un Nuevo Frente Frío».
UN NUEVO FRENTE FRÍO / Burrito Panza. Si se lo propusieran, Burrito Panza serían unos magníficos meteorólogos al titular su tercer disco “Un Nuevo Frente Frío” (El Genio Equivocado, 2018), publicado en plena ola de mal tiempo invernal. Pero nos tememos que los albaceteños no se dedicarán a esa labor -lo preferimos así-, sino que seguirán siendo unos de los mejores -quizá los más destacados actualmente, con permiso de Fernando Alfaro– representantes del linaje del rock manchego iniciado por Surfin’ Bichos y prolongado por nombres como el propio Alfaro (en Chucho, junto a Los Alienistas y a solas), Joaquín Pascual (en Mercromina, Travolta y en solitario) o Isabel León (Is), con los que Carlos Cuevas, Manuel Mora y Carlos Flan (después se uniría a ellos Rafa Caballero) han tenido contacto a lo largo de su trayectoria profesional.
Si afirmamos con tanta seguridad que ahora mismo Burrito Panza aparecen como los emblemas de ese importante sector del rock alternativo patrio es porque han desarrollado una carrera ascendente, coherente y jalonada de grandes canciones que se culmina -de momento- con este “Un Nuevo Frente Frío”. Volviendo a su curioso título, su connotación gélida no concuerda con la energía calórica que proporciona su contenido, del cual sobresalen las sólidas formas que habitualmente toma el pop-rock de melodías bien resueltas, brillantemente perfilado y perfectamente rematado de Burrito Panza. Claros ejemplos de ello son “Entrañable y Lamentable”, “El Rayo Loser” y “Barcelona”, el hit no sólo del álbum, sino probablemente también de la discografía del grupo.
Sin embargo, Burrito Panza demostraron en sus anteriores LPs, “Solo y Mal Acompañado” (El Genio Equivocado, 2011) y “Una Familia Desestructurada” (El Genio Equivocado, 2014), una amplitud de miras que en “Un Nuevo Frente Frío” adquiere una nueva dimensión a través del dulce tropicalismo sintético de “Saudade 47”, el post-pop de “Odio a Mi Jefe” o el dream-pop de “Soñando Demasiado”. En el centro de esta actitud expansiva se mantienen el característico hechizo de la voz de Flan y el surrealismo casi mágico de buena parte de sus versos, como sucede en la remozada con respecto a su versión original “Una Farmacia Abandonada”. Otra pieza que en “Un Nuevo Frente Frío” varía su aspecto es “Una Octava Parte de Mí”, aunque en este caso nos quedamos con su primera toma, más vigorosa y compacta.
A pesar de esta minúscula tacha (por llamarla de algún modo), resulta complicado encontrar fisuras en “Un Nuevo Frente Frío”, que se muestra como el trabajo más completo y adictivo de Burrito Panza. Ya lo dijo su productor, Paco Loco, meses antes de su publicación en su muro de Facebook: “Si hubiera justicia musical, el próximo disco de Burrito Panza tendría que ser un gran éxito”. Amén. [Jose A. Martínez] [Más información en el Facebook de Burrito Panza // Escucha «Un Nuevo Frente Frío» en Apple Music y en Spotify]
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The Crab Apples se pasan al inglés con «A Drastic Mistake», un disco que será espejo para todos aquellos a los que, a veces, los problemas se les hace una montaña.
A DRASTIC MISTAKE / The Crab Apples. De los errores se puede hablar en pasado, presente o futuro. Si se habla de ellos en futuro, siempre será como advertencia, como sombra ominosa que te ha de acompañar mientras caminas hacia adelante. Si se habla de ellos en presente, solo hay espacio para el drama megalómano, ya que ¿quién es el guapo que es capaz de minimizar un problemón cuando está explotándole entre las manos? Y, por último, si se habla de los problemas en pasado, siempre hay espacio para una elegancia y una estilización que solo permite la distancia.
Dicho lo dicho, sorprende considerar que los problemas de «A Drastic Mistake» (Hidden Tracks, 2018), el nuevo disco de The Crab Apples, estén conjugados en una interesante mezcla de presente y pasado. Una mezcla que sorprende por la juventud de la banda catalana… Al fin y al cabo, este gozoso puñado de canciones abordan precisamente eso: los errores y su capacidad transformativa. Eso sí, esos errores se exponen a pecho descubierto en las letras y alimentando las llamas de la urgencia drástica a base de guitarras más grandes que la vida misma que ahora bien pueden apostar por la vertiente más pop del indie-rock como que pueden transformarse en columnas de fuego que ascienden hacia el cielo de una forma hipnótica muy cercana a todas esas propuestas que están dándole brío al rock actual por la vía del revival psych bien entendido.
Pero los errores de «A Drastic Mistake«, el disco que ha supuesto el cambio defintivo del catalán al inglés como lengua de la banda, también se conjugan en un pasado pluscuamperfecto… Y ahí la sorpresa es mucho mayor. Porque ya lo he dicho: The Crab Apples son una banda jovencísima y, por lo tanto, los acabados pulidísimos y la producción cristalina de este trabajo deberían actuar de colleja para todos aquellos que han querido meterlos en el saco del lo-fi y del sonido destartalado salido de un garage que se asocia comunmente a las bandas más jóvenes de Barcelona y periferias.
Por decirlo de otra forma: The Crab Apples no son Mourn. Su sonido es mucho más limpio, más definido, más concreto a la hora de moverse en los márgenes de bandas como Savages, Priests o Wolf Alice con toques vocales de una reivindicable (ahora más que nunca) Dolores O’Riordan. Y es por eso que «A Drastic Mistake» puede tratar de errores… Pero es un acierto absoluto que debería situar a The Crab Apples a la cabeza de la nueva hornada de grupos españoles vengan del género que vengan. Sí o sí. [Raül De Tena] [Más información en el Facebook de The Crab Apples // Escucha «A Drastic Mistake» en Apple Music y en Spotify]
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