No sabemos cómo sonará el nuevo disco de Triángulo de Amor Bizarro… Pero ellos mismos dicen que su primer single «O Isa» es funk del siglo XV y nos hemos quedado un poco tontos.
Que todo cambie para que todo siga como está. Esta es la idea fundamental que se desprende de “El Gatopardo”, la conocida obra de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, y que se ha aplicado a muchos ámbitos de la vida para, justamente, dar un revolcón a las cosas con el fin de no modificar determinada situación. ¿Se podría extrapolar esta estrategia a los futuros movimientos de Triángulo de Amor Bizarro teniendo en cuenta que su próximo EP se llamará, de igual modo, “El Gatopardo” (Mushroom Pillow, 2018? Es posible… Aunque una pregunta similar a esta ya surgió a propósito de “Salve Discordia” (Mushroom Pillow, 2016), en el que el grupo de Boiro la respondía en parte al expandir su rock de esencia ruidista hacia el dub e incluso el after-punk en una voladura estilística muy bien controlada.
Es decir, que Triángulo de Amor Bizarro daban una vuelta de tuerca a la máxima lampedusiana: bastaba con introducir un par de novedades para que su noise-rock conservase intacta su implacable pegada. Lo que no significaba que, más adelante, no intentasen otra vez ampliar el abanico de su acostumbrado sonido. Y aquí aparece “O Isa”, el single de presentación de “El Gatopardo” -que se publicará el 23 de marzo en vinilo de edición limitada a 500 copias-, como ejemplo: el grupo reduce un par de grados la fuerza de su bola de demolición y, avanzando a toda mecha, se apoya en un bajo ejecutado en loop y en unos riffs guitarreros entre veloces y esquizoides para crear, según Rodrigo Caamaño, “un hipotético funk del siglo XV”.
Este oopart en forma de pieza de funk-rock medieval nos lleva al otro componente primordial de “O Isa”: su afilada y simbólica letra. Puede que Triángulo de Amor Bizarro hayan guardado momentáneamente su sierra radial sónica, pero la han activado líricamente para seguir cortando cabezas. Ahora el turno le ha llegado a “la Reina Malvada, Isabel” -descarten la opción de que la Isa del título con ese ‘O’ también medievalizado se refiriera a Isa Cea-, culpable de tantas calamidades que se convierte en la primera protagonista de, como describe Rodrigo, “una colección de canciones de escarnio y maldecir a través de distintos episodios de nuestra historia, una celebración del cambio y del colapso de la civilización, una fiesta del fin del mundo sintetizada en cuatro canciones antitodo en la que usamos y destruimos la leyenda para contar nuestra verdad”.
Así será “El Gatopardo”, cuya línea argumental se entronca con la del ritual contra la post-modernidad alienante y la decrepitud de nuestra realidad que era “Salve Discordia”. Y así son los Triángulo de Amor Bizarro de hoy en día, certeros poetas medievales actualizados que, como aquellos bardos galaicoportugueses que recurrían a las cantigas satíricas para el vituperio personal, ponen banda sonora a la decadencia del presente fijándose también en el pasado mientras, a nuestro alrededor, todo va a peor pero nada cambia.
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