El cartel del Primavera Sound 2018 nos ha obligado a preguntarnos: ¿qué esperamos de un festival a día de hoy? Aquí van tres versiones (y tres valoraciones del festival) diferentes.
El cartel del Primavera Sound 2018 ya te lo sabes de memoria: se anunció hace un par de días y, evidentemente, ya ha sido debatido en tus redes sociales hasta la saciedad. Así las cosas, en Fantastic Mag nos hemos vuelto a encontrar con el problema de siempre cuando se anuncia este cartel: ¿qué hacemos? ¿¡Nos matamos¡? Porque es que «informar» aquí ya no sirve de nada. Somos plenamente conscientes de ello.
Embargados por ese ánimo, algunos de los colaboradores de la web empezamos a charlar para ver si escribíamos algo o no… Y, por el camino, nos dimos cuenta de una cosa muy interesante: en ningún momento estábamos charlando sobre si el del Primavera Sound 2018 era un bueno un mal cartel (decir que es un mal cartel es, fundamentalmente, demostrar una subnormalidad profunda), sino que más bien discutíamos sobre qué esperamos a día de hoy de un festival y, por lo tanto, cómo nuestra percepción de las confirmaciones variaban en relación a esa misma consideración.
«No eres tú, soy yo» a su máxima potencia, vamos. Un «no eres tú, soy yo» que, la verdad, ya podrían aplicarse muchas de esas personas que no dejan de martillear con sus opiniones al respecto del cartel del Primavera Sound 2018. Al fin y al cabo, contemplar un cartel de un festival ha acabado siendo como ver una película: te gusta o no en base a tus propias preferencias, pero confundir esas preferencias con «bueno» o «malo» es una gilipollez de proporciones bíblicas. Por eso mismo, y sin más dilación, os dejamos con la opinión de tres colaboradores de Fantastic Mag que primero explican qué esperan ellos de un festival en pleno año 2018 y luego, en consecuencia, hablan del cartel del Primavera Sound. Sinceramente, creemos que es la forma más sensata de abordar algo así a día de hoy… ¿No te parece?
RAÜL DE TENA
¿QUÉ ESPERO EXACTAMENTE DE UN FESIVAL AHORA MISMO? Voy a intentar ser completamente honesto, tanto conmigo mismo como con quien vaya a leer este texto… Y, para ello, he de reconocer públicamente algo que (creo que) nos ocurre a muchos de nosotros. Y es que, al fin y al cabo, existe una verdadera falla tectónica que separa dos territorios de mi mente en perpetua fricción: por un lado está lo que realmente pienso y considero que debería ser un festival en el año 2018, pero después está lo que sé que ocurre cuando cruzo las puertas de acceso al recinto. Dicho de otra forma: saludemos aquí y ahora a la eterna disyuntiva entre pensar con la cabeza y pensar con el rabo. Entre considerar las cosas de forma sosegada y cerebral o dejarse llevar por los impulsos primarios de la entrepierna.
A ese respecto, lo que le pido a cualquier festival en el año 2018 es que me sorprenda, me desafíe, me excite, me saque de mi zona de confort, me obligue a buscar información de mogollón de grupos que no sepa quiénes son todavía pero que seguro que pasarán a formar parte de mis favoritos de todos los tiempos. No pido grupos que no haya visto todavía porque, mira, es que lo hemos visto todo. Y lo sabes… Pido, eso sí, que la programación incluya un buen ratio de música que plantee nuevas vías hacia el futuro. Vamos, que no sea un cartel que pudiera haberlo petado fácilmente en 1998 o en 2008, tanto monta, monta tanto.
Eso es lo que pienso, evidentemente, sentadito en mi homeficce trabajando delante del portátil mientras me tomo un buen cafelito. Ahora bien, tú y yo sabemos que es entrar en cualquier recinto, calentársete el morro y lo único que pides es que no te vuelvan loca la cabeza: quieres diversión, quieres cancaneo, quieres ir de arriba a abajo y gozar con actuaciones que ya te da igual que sean intelectualmente estimulantes, porque lo que quieres es más bien estímulo de zonas bajas. Y ya.
EN CONSECUENCIA, ¿QUÉ ME PARECE EL CARTEL DEL PRIMAVERA SOUND 2018? El cartel del Primavera Sound 2018 tiene todo lo que quiero ver ahora mismo en materia musical. Pero, a la vez, me da igual que tenga lo que quiero ver porque lo que me gustaría es sentir de forma intuitiva que lo importante no es lo que quiera ver ahora, sino lo que querré ver de aquí a dos años. Está claro que es totalmente absurdo decir que, yoquesé, tengo más ganas de ver a Putochinomaricón que a Arctic Monkeys. Pero es que, de alguna forma u otra, eso es cierto: racionalmente hablando, me interesa más lo que no he visto, lo que me intriga, lo que me estimula por mucho que sepa que su envergadura artística a día de hoy sea incomparable. Eso es meter en una misma liga a propuestas que juegan en ligas diferentes.
Dicho esto, lo único que me falta es un rinconcito de futuro desafiante e irreverente en un cartel tan rotundamente presente y con concesiones a un pasado que se nota que se han realizado siguiendo una estricta prerrogativa: aquí solo hay bandas que siguen siendo jodidamente relevantes a día de hoy. Voy a decirlo a las claras: esto no es ese Mad Cool que solo debería interesar a alguien que se quedó colgado en un subidón de pastilla en el Dr. Music 1998. El cartel del Primavera Sound 2018, aunque contenga nombres que lo petan desde hace décadas, ostenta una relevancia pluscuamperfecta en el año que vivimos. Y si a eso le sumamos que va a ser LA FIESTA NON STOP 24/7, pues ¿qué más puedo pedir?
¿QUÉ ES LO QUE NO ME PERDERÉ EN EL FESTIVAL? Björk y Arca y… ¿De verdad que a alguien le siguen interesando a día de hoy las recomendaciones de gentuza como yo? (Ahora en serio: ya me he pasado mazo de la extensión que les prometí a mis compañeros de artículo, ¡y si empiezo con recomendaciones ahora es que no paro!)
DAVID MARTÍNEZ DE LA HAZA
¿QUÉ ESPERO EXACTAMENTE DE UN FESIVAL AHORA MISMO? Con 40 años recién cumplidos, llega un momento en que uno espera de los festivales, como de la vida, poca cosa ya. Lo que no hayas vivido hasta aquí, créeme, casi seguro no lo vas a vivir ya. Curiosamente, eso es cierto, vivo con la misma ansiedad y pasión el anuncio del cartel de estos eventos de la misma forma que hace cinco, diez, quince años… Pero creo que esto se debe a que la recepción del line-up es la única actividad relacionada con un festival de música que actualmente no requiere un esfuerzo físico casi intolerable. Todo lo demás es extenuación, déficit de sueño, traumas acústicos y cierto grado de gastritis.
Me he prometido a mí mismo que este es el año en que me retiro de los festivales musicales. Andar por ahí como alma en pena rodeado de juventud a los 40 tiene un pase. ¿Pero a los 41? ¡Eso sería trágico!
Probablemente no llegaré a cumplir esa promesa, como tantas otras promesas previas caídas en saco roto. ¿Y por qué? Pues porque, sí, hay algo que aún espero de los festivales. Espero emocionarme, aunque sea durante un breve lapso de tiempo en una canción determinada de una actuación cualquiera. Y que dicha emoción prevalezca en el tiempo y el espacio y pase por encima de toda la miseria y de toda la amnesia que deba acompañarnos lo que nos quede por vivir.
EN CONSECUENCIA, ¿QUÉ ME PARECE EL CARTEL DEL PRIMAVERA SOUND 2018? El Primavera Sound tocó techo, por lo que a mí respecta, en las tres ediciones que inauguraron la presente década. Tras la de 2013, un ligero bajonazo ha ido unido tanto a los anuncios de los sucesivos carteles como a las impresiones finales del festival en cada uno de sus años hasta 2017. Nos malacostumbraron, creo yo. Por eso, cada vez es más fácil relativizar la tensión y el gozo anticipado que nos sobreviene cuando se acerca el último fin de semana de mayo; y ahora, con el tiempo, sabemos que las dos preguntas clave a propósito del Primavera Sound (es decir: 1) ¿Serán estos los tres mejores días del año?, y 2) ¿Llegaré a ver todo lo que me he propuesto?) se responden con un no.
Pero se viene un no con matices. Porque uno mira el cartel recién anunciado y, es cierto, no ve todo aquello que había soñado. Ni rastro de mitos extemporáneos como Bryan Ferry o Fleetwood Mac o de luminarias del pop actual como Carly Rae Jepsen o Charli XCX ni reapariciones milagrosas como Daft Punk o La Oreja de Van Gogh con Amaia Montero. Pero sí da cabida como cabezas de cartel a Belle and Sebastian en su tercera juventud, o a Björk y a Fever Ray para dejarnos totalmente cucú, o a Lorde, Arca y Charlotte Gainsbourg, autores de posiblemente los tres mejores discos de 2017, por citar nombres bastante apabullantes.
¿QUÉ ES LO QUE NO ME PERDERÉ EN EL FESTIVAL? Buscando además en la letra pequeña, esa que casi siempre cuesta ver pero que tantas alegrías nos ha dado otras veces, encuentro cuatro actuaciones -una por día, para que no haya excusas por solape- que considero esencialmente imprescindibles. El miércoles, Maria Arnal con Marcel Bagés dando cuerpo al disco más impresionante cantado en castellano en bastante tiempo. El jueves, Jlin con su polirritmia vaporosa y su footwork abstracto para poner el divertículo electrónico del Fòrum patas arriba. El viernes, Ibeyi y la elegancia de los ritmos más pausados en sus mezclas de folklore afrocubano con el nuevo R&B y la electrónica. Y el sábado, Jay Som, con su delicado y luminoso dreampop evanescente de bajo coste y de alto calado emocional.
Porque, en definitiva, si el trueno solo ocurre cuando llueve, visto con calma, este Primavera Sound debería traer más sol que nubes. O, si más no, como en 2014, otro doble arcoíris.
PATRI DI FILIPPO
¿QUÉ ESPERO EXACTAMENTE DE UN FESIVAL AHORA MISMO? Haciéndolo mío y reformulando un poco el típico título de libro para prepararte de cara a la próxima llegada de tu retoño: “¿Qué esperar cuando no esperas nada?”. Nah, es broma, no es tal el extremo. Pero sí es cierto que cada vez me gustan menos los festivales y, en paralelo, mi agenda de conciertos está bastante llena (especialmente de grupos pequeños y patrios). Así que, no, no espero mucho de los festivales: no soy de las que se come las uñas delante de la pantalla hasta la hora en el que el festi de turno anuncia su cartel. Pero sí espero algunas cosas que se resumen en una muy sencilla en realidad: no aburrirme. Y, para no aburrirme, necesito: calidad, novedad y uno o dos grupos de los que sea capaz de corear todas las canciones.
Cuanto más se interrelacionen estas tres cosas entre ellas, más me gustará un festival. Por ejemplo, ya puede ser un grupo o artista el novamás de lo nuevo, ya puede surfear la ola de la actualidad que ni Gary Busey en “El Gran Miércoles”, si no me gusta su rollo, pues adiós. Pero, claro, también puede haber un grupo del que sea ultrafan que resulte que venga al festival en el peor momento de su carrera. O grupos que no conocía que resultan ser un bombazo, etc… En resumidas cuentas: de un festival espero sorpresa, gusto y corazón.
(Un último y breve apunte sobre el valor de novedad… Le exigimos a un festival que cada instante, cada momento, sea nuevo, único e irrepetible. Que todo sea la experiencia de nuestras vidas. Pero me parece que, cuando la vida misma se repite más que el ajo y cuando ese festival es una faceta más de la vida misma, pedir todo eso es ser un poco idealista. Aunque, oye, a casi 300 pavos la entrada, también creo que podemos permitirnos el lujo de ser idealistas.)
EN CONSECUENCIA, ¿QUÉ ME PARECE EL CARTEL DEL PRIMAVERA SOUND 2018? ¿Al abordar el cartel del Primavera Sound 2018 he encontrado, pues, calidad, novedad y algo que vaya directo a mi corazón? Sí, claro. El problema es cuando tomamos en cuenta las interrelaciones de las que hablaba antes. Nick Cave, Lorde y Slowdive, por mencionar solo a algunos, me parecen muy buenos artistas. Pero los conozco por encima. The National me flipan, pero el último disco me dejó muy fría y ya los vi en hace dos años en el mismo festival. Lo mismo con La Bien Querida: súper fan, pero puedo verla en cualquier sitio. O con The Black Madonna (estuvo en el Apolo hace nada), Four Tet (en el BBK), Jon Hopkins (Primavera de hace unos años y Sala Apolo en breve) y John Maus (vino hace cosa de dos meses). Con Björk y Arca creo que el problema es mío: reunirían calidad, corazón y novedad si los hubiera escuchado detenidamente alguna vez. ¿Hay algún grupo que no haya visto nunca, que me encante y del que sea muy fan (en plan Magnetic Fields o The Radio Dept. el año pasado, Radiohead en 2016, Buzzcocks en 2014 o Blur en 2013)? No.
¿QUÉ ES LO QUE NO ME PERDERÉ EN EL FESTIVAL? Aun así, hay muy buenos grupos y cosas que vale la pena ver. Soltaré un par así en plan metralleta para no enrollarme más: Tyler, The Creator, Panda Bear, (Sandy) Alex G, Ariel Pink, Kero Kero Bonito, Dekmantel Soundystem, Deerhunter, Yellow Days, Spiritualized con orquestra y coro, Gabriel Garzón Montano, Superorganism, Vince Staples y Christina Rosenvinge si se canta “Voy en un Coche” en bucle.