«Dedicated to Bobby Jameson» es el mejor disco de Ariel Pink hasta la fecha… Y eso es así. Pero ¿quién es el hombre al que va dedicado?
Hora de vivir, hora de morir. No, esta no es una de las inolvidables sentencias que el replicante Roy Batty deja para la posteridad en el mítico monólogo final de “Blade Runner”, sino el eje discursivo en torno al que se mueve “Dedicated To Bobby Jameson” (Mexican Summer, 2017), el último disco de Ariel Pink. Vida y muerte, una dualidad de la que se sirve el californiano para realizar, desde su siempre singular óptica, un acto celebrativo del hecho de existir mientras invoca a los espíritus para acceder al más allá y recordar que, sin muerte, no hay vida. Y viceversa.
Aunque, en realidad, en esta especie de sesión ouija llama a un solo espíritu: el de Bobby Jameson, figura clave del álbum por haber funcionado como principal inspiración. ¿Y quién era ese hombre? Un cantautor estadounidense elevado a estrella en los años 60 gracias a una campaña promocional cuyo fulgor se fue apagando al tiempo que se iba introduciendo en una espiral de adicciones, actos criminales y decepciones con la industria musical que lo llevó a la desaparición total… hasta que resucitó vía internet en 2007 para relatar su historia. Ocho años después fallecería y, a partir de ese instante, comenzaría a multiplicarse la devoción de Pink por el malogrado músico.
Resulta fácil comprender por qué el angelino se identifica con Jameson, cuya situación bien podría haber sufrido a su manera si hubiese triunfado comercialmente con sus extravagancias más allá del circuito alternativo y luego se hubiese pegado el batacazo: tendría que asumir su derrota y, quizá, recluirse entre cuatro paredes. Pero Ariel Pink es un outsider innato, condición que ha fraguado con ingenio y una convicción inquebrantable a lo largo de su discografía, con lo que en sus manos el derrotismo se convierte en una materia poética de la que es posible extraer belleza. De hecho, “Dedicated To Bobby Jameson” transmite una extraña calidez, a la vez que empuja a sentir una desconcertante atracción por el fracaso y una extrema compasión por el fracasado.
Con todo, antes de notar esos ambiguos efectos, Ariel Pink expone una serie de diferentes emociones que se balancean entre lo terrenal y lo divino en un conjunto que se muestra, probablemente, como su trabajo más profundo. Eso sí, que el LP esté dedicado a Bobby Jameson no significa que sea un homenaje integral, sino un noble motivo para que, fijándose en su carrera profesional y personal, Ariel Pink se observe a sí mismo en un ejercicio reflexivo que le acerca en determinadas canciones al autorretrato expresado con la misma proporción de impacto melódico y de sensibilidad.
Dos de los cortes que mejor condensan esa circunstancia, “Feels Like Heaven” y “Another Weekend”, tratan de lleno la doble cara del amor -la dulce y la amarga, respectivamente-, gran tema universal que Pink traslada bajo una atmósfera nebulosa en la que “Dedicated To Bobby Jameson” se sumerge como si estuviera suspendido en el limbo o en un sueño visualizado en el interior de su cabeza. De ahí que Pink no se desvíe de su acostumbrado pop lo-fi e hipnagógico, perfecto para saltar a la otra dimensión, moverse en medio de sus sombras y explorar sus recovecos más oscuros guiado por piezas fantasmales como la retro synthpop “Time To Meet Your God” y “Time To Live” (esotérica continuación de la siniestra “Not Enough Violence”, del anterior “pom pom” -4AD, 2014-, que incluye una curiosa apropiación del “Video Killed The Radio Star” de The Buggles), dos pasarelas que llevan directamente al inframundo.
Cuando Ariel Pink regresa de allí y vuelve a poner los pies en la tierra no oculta su querencia por revolver su baúl de los recuerdos y recuperar composiciones que se daban por olvidadas. Tal es el caso de “I Wanna Be Young” y la efervescente “Dedicated To Bobby Jameson” (revisión de la antigua “Time Dandelion”), que reaparecen convenientemente remozadas para ratificar que la flor sonora de Pink es tan inmarchitable como su carácter excéntrico e inquieto, el cual aquí se traduce en un par de temas que reflejan su versatilidad y atrevimiento al coquetear con el funk en la ácida “Death Patrol” y en la estilosa y soulera “Acting” (acompañado de Dâm-Funk).
De lo que no hay duda es de que, independientemente de rescates y experimentos, “Dedicated To Bobby Jameson” es uno de los álbumes más inmediatos, accesibles y abiertamente pop (por sus melodías redondas y maravillosamente perfiladas) de Ariel Pink. Ahí están la burbujeante, luminosa y psicodélica “Bubblegum Dreams” y la cuasi chill wave “Kitchen Witch” para confirmarlo entre una absorbente mezcla de estilos que encajan con absoluta naturalidad.
Este LP podría ser interpretado, por tanto, como una especie de frankenstein en cuanto a su aspecto sonoro que encierra en su interior un relato de trazas góticas: así como el doctor de la obra literaria de Mary Shelley dio vida a su propia criatura, Ariel Pink revive a un músico desgraciado con el que establece una conexión muy especial, ya que él mismo podría vestirse sin problema el traje de Bobby Jameson del siglo 21 por sus puntuales auto-sabotajes artísticos y mediáticos del mismo modo que se disfraza de bardo de Beverly Hills para pasear por sus bulevares más sombríos y contar con sus surrealistas letras historias urbanas salidas de su retorcida mente.
En apariencia, “Dedicated To Bobby Jameson” prolonga las virtudes del mencionado “pom pom” y expande el caudaloso torrente creativo de Ariel Pink, guste más o menos su forma de proceder y de materializar sus ideas en una eterna baja fidelidad. Pero, cuando se rasca su superficie, se descubre que, además, es uno de los LPs mejor rematados del californiano. Tomando el sentido contrario de la cruel dirección que siguió Bobby Jameson, Pink ha logrado subirse a una nueva cumbre discográfica desde la que canta a la vida y a la muerte y captura sensaciones que se pierden como lágrimas en la lluvia en el sinuoso tránsito que lleva de la una a la otra. [Más información en la web de Ariel Pink] [Escucha «Dedicated To Bobby Jameson» en Apple Music y en Spotify]