El festial Sinsal SON Estrella Galicia 2017 no rompió ni uno, ni dos, ni tres records… ¡Rompió un total de cuatro récords históricos!
La edición de 2017 ha pasado a la historia del Sinsal SON Estrella Galicia como la de los récords. El primero se produjo casi dos meses antes del propio evento, cuando se confirmó que el festival celebrado en la isla de San Simón (Redondela, Pontevedra) del 20 al 23 de julio había agotado todos sus abonos y entradas. Poco antes de su inicio, además, llegaría el segundo récord de manera sorprendente: el de su duración, ampliada de tres a cuatro días mediante una jornada de calentamiento (limitada a un aforo de 200 espectadores) que incluyó charlas, intervenciones artísticas y conciertos.
El tercer récord, relacionado con los anteriores, reveló la mayor asistencia al certamen jamás vista (teniendo en cuenta que, durante el fin de semana, se fija el tope de público en 800 personas). Y, el cuarto, se refiere al apartado musical: dado que, al contrario que en los años precedentes, ningún grupo ni solista iba a repetir presencia en sus cuatro escenarios, el Sinsal SON Estrella Galicia 2017 contó con el cartel más extenso de los disfrutados en su ubicación insular.
He aquí el gran mérito de estos cuatro hitos: las peculiaridades geográficas y naturales de San Simón no permiten alardes logísticos y, por ende, una política de expansión que no se fije en las limitaciones propias del lugar. Pero una cosa son las frías estadísticas (algunas de las cuales no pueden crecer más: la isla mide lo que mide) y otra distinta la esencia cada vez más aglutinadora que la cita redondelana viene cultivando desde su estreno oficial en 2011 y que aúna audacia y modernidad artísticas, cuidadoso trato al público (sea cual sea su edad) y belleza paisajística (del entorno y de la travesía en barco que cruza la ría de Vigo para llegar al festival). Es natural, por tanto, que el evento haya sido definido como uno de los más especiales y exclusivos de Europa.
En su capítulo de 2017, este espíritu no sólo se ha mantenido intacto, sino que se ha multiplicado. Y ha vuelto a evitar ese peligro en el que siempre pensamos y que algunos (medios de tendencias, sobre todo) se empeñan en fomentar: que se pase a un plano secundario o, directamente, se obvie que el Sinsal SON Estrella Galicia es un festival MUSICAL que se integra de modo simbiótico con su emplazamiento ofreciendo la opción de vivirlo desde diferentes perspectivas (descubriendo los rincones de San Simón o implicándose en alguna de sus actividades paralelas) y respetando, al mismo tiempo, la larga e importante historia del lugar (no, el certamen no es un parque de atracciones ni una rave entre eucaliptos…) a través del puro gozo MUSICAL.
En este sentido, los 23 nombres del cartel secreto desvelado paulatinamente que pasaron por los escenarios San Simón SON Estrella Galicia, San Antón New Balance y Buxos (más el Platú, situado en uno de los miradores de la isla) convirtieron el festival una vez más en un completo muestrario de sonidos locales y globales, tradicionales y contemporáneos, más próximos a los oídos occidentales y más alejados de ellos desde el arranque el jueves con Néboa y Linda Guilala y el viernes con Maria Arnal i Marcel Bagés, Bitchin Bajas & Bonnie Prince Billy, Melange y Metá Metá.
Al equipo de Fantastic le correspondía desembarcar el sábado y el domingo, así que tendríamos la oportunidad de comprobar el desarrollo de sus dos jornadas más potentes, en las que el calor estival y la brisa atlántica volverían a jugar a favor para hacer de la presencia en San Simón una experiencia placentera e inolvidable.
[/nextpage][nextpage title=»Sábado 22 de julio» ]SÁBADO, 22 DE JULIO. Las horas iniciales de la mañana sabatina hacían presagiar lo peor: poco antes de que comenzase la jornada, un fuerte chaparrón cayó del cielo redondelano. Además, luego se supo que Aldous Harding estaba incluida en el programa del día, pero había cancelado su gira europea por problemas personales. Una lástima.
Con todo, una vez puestos los pies en San Simón, desaparecieron las penas. Quizá debido a la magia de la isla, se obró el milagro y los negros nubarrones se disiparon definitivamente para dejar paso a los agradecidos rayos de sol que, siguiendo con los efectos sobrenaturales, podían provenir del mismo Caribe, atraídos por los primeros compases de la música de los (franco)colombianos Pixvae en el escenario San Simón SON Estrella Galicia.
Apoyados en guitarra eléctrica, saxo, percusión y las dos voces perfectamente empastadas de Alejandra Charry y Margaux Delatour, demostraron cómo se resuelve su particular mezcla de post(math)rock con géneros de la música tradicional de las costas atlántica y pacífica de Colombia: a base de oleadas de ritmos poliédricos y, por momentos, desatados y riffs eléctricos pesados y afilados que chocaban con el aura tribal de los sonidos populares de los que bebe el grupo. A poco que uno se dejara llevar por las sacudidas de Pixvae, resultaba sencillo entrar en estados de trance con los que viajar mentalmente a aguas tropicales mientras se observaba las que rodeaban al archipiélago de San Simón.
El ejercicio de revisión de la tradición continuó en el espacio San Antón New Balance de la mano de Cuarteto Caramuxo, aunque desde un prisma autóctono. Su ideario se basa en la reinterpretación de los estilos populares galaicos (muñeira, jota) para extraer su jugo más lúdico y poético a través de los vientos de sus clarinetes, que en el Sinsal llegaron con un tono festivo pero también reposado. Es decir, que con Cuarteto Caramuxo era posible bailar, apreciar con tranquilidad su música con aroma a salitre o sorprenderse con inesperadas versiones como la de “Back To Black” de Amy Winehouse. No les faltaba razón cuando afirmaron que se encontraban allí para animar una verdadera romería moderna. Y lo consiguieron.
Sin embargo, ese peculiar concepto de ‘romería moderna’ que se puede aplicar al Sinsal SON Estrella Galicia se transformó en ‘ceremonia chamánica’ con la entrada en procesión, entre el público y ataviados con extravagantes indumentarias, de Orchestra Of Spheres, los cuales parecían estar llamando a los espíritus ancestrales de la isla para que se unieran a su singular rito. En su desarrollo, en el escenario Buxos, no existían esquemas rígidos, ya que el combo neozelandés saltaba con facilidad de la psicodelia colorista y el funk alucinógeno a la lisergia mística o al tribalismo ácido, pasando por etiquetas más convencionales como el dance o el kraut. Estos Gang Gang Dance puestos de peyote buscaban la estimulación sensorial plena e incitaban a la danza desenfrenada mientras creaban un estruendo sónico que atravesaba San Simón de extremo a extremo.
De hecho, en el mirador Platú, el portugués Filho da Mãe empezó a materializar la conexión del Sinsal con el festival luso Milhões de Festa aplacando en la medida de lo posible el bullicio generado por Orchestra Of Spheres que se colaba entre su trama acústica, detallista y sosegada, ideal para contemplar cómo se exhibía ante él y los presentes la ría de Vigo.
Uno de los principales rasgos definitorios del Sinsal es el permanente contraste entre cada una de sus propuestas. Circunstancia que se confirmó por enésima vez en cuanto comenzó a subir la temperatura de la tarde con la salida al escenario San Simón SON Estrella Galicia de Fantastic Negrito, mucho más que un bluesman. Xavier Dphrepaulezz lució en todo su esplendor su traje de entertainer y enseguida enganchó al público con su actitud, su autenticidad y sus historias callejeras sacadas de su ciudad, Oakland (California). Con una puesta en escena y unas formas old school, derrochó energía y carisma arropado por una solvente y compenetrada banda y armado con su gran voz, hasta el punto de demostrar que, efectivamente, tiene el mojo necesario para que el rock ‘n’ roll clásico (con ramalazo funk) nunca muera y el R&B añejo y la roots music jamás languidezcan.
Con The Barberettes, en su caso, los 60 no pasarán de moda. Es más, si por ellas fuera, el mundo debería haberse detenido en aquella década. Y, a lo largo de su actuación en San Antón, lograron que el respetable se sumergiera en aquella época embrujado por su aspecto cuidadosamente vintage, su candidez, su alegría y sus armonías vocales. Una veces, cuando se agitaban eléctricamente, parecían The 5.6.7.8’s en clave surcoreana; otras, pasaban por ser la versión asiática de cualquier girl-group de la Motown. Fuera como fuera, organizaron un delicioso guateque para mover las caderas (a golpe de relecturas de “Barbara Ann” de The Beach Boys, “Everything’s Gonna Be Alright” de Bob Marley o “Mr. Sandman” de The Chordettes) o bailar pegados junto al mar. Sin duda, The Barberettes fueron la gran revelación de la jornada. Imposible no haber esbozado una sonrisa de felicidad durante su show revivalista.
Omara Moctar, Bombino, también tiene la tradición muy presente en su música, que parte de los atávicos sonidos tuareg para construir un blues-rock sahariano que tanto se fija en el dub cadencioso como rompe en hipnóticos juegos rítmicos cargados de riffs repetitivos. En el escenario Buxos, exhibió su habilidad a las seis cuerdas a la vez que emitía su mensaje en defensa de las raíces de su pueblo y de la universalidad de su brioso cancionero, que se tradujo automáticamente en animadas danzas casi tribales. Al igual que le había ocurrido a Filho da Mãe horas antes, su compatriota The Partisan Seed también se vio obligado a lidiar con las vibraciones que salían del concierto de Bombino y que alcanzaban el mirador Platú.
Aunque, si hay que hablar de temblor, la palma se la llevaron Systema Solar de regreso al escenario San Simón SON Estrella Galicia, cuya explanada pusieron patas arriba en cuanto activaron su batidora de electrónica, hip hop, breakbeat, dance, cumbia, champeta y otros ritmos latinos. JhonPri y un hiperactivo Indigo repartieron mucho flow y se pusieron hot en su papel de maestros de ceremonias de una jarana que acabó estallando entre brincos, movimientos sudorosos, serpenteantes y sexys y, claro, alguna que otra conga. Como suele suceder en el desenlace de cada jornada del festival, el final de la tarde fue explosivo. El suelo era lava.
[/nextpage][nextpage title=»Domingo 23 de julio» ]DOMINGO, 23 DE JULIO. Al contrario que el día anterior, Redondela amaneció brillante y absolutamente veraniega. En esas condiciones perfectas es cómo el Sinsal florece en su máxima belleza, por lo que la postal con los asistentes navegando entre las bateas de la ría de Vigo con el cielo azul y el sol en lo alto era idílica.
Sin embargo, en cuanto desembarcaban, esa estampa se tornaba curiosa al ver a muchos de ellos intentar descifrar el significado de las instalaciones sonoro-artísticas (vinculadas a la isla, su historia y su entorno) distribuidas de camino al escenario San Antón New Balance, donde empezaría a desgranarse el siempre ecléctico menú musical de la jornada de clausura del festival.
Allí se subirían a las tablas C Duncan y sus compañeros, que alargarían la singular serie compuesta por Oso Leone y WE ARE MATCH que, desde la fulgurante actuación de alt-J en el Sinsal San Simón 2012, ha hecho del pop límpido y exquisito una de las banderas distintivas del certamen. El cantautor escocés, con el sintetizador omnipresente, tejió una red de suaves, etéreas y plácidas melodías que transitaban entre el yacht y el soft pop de pátina setentera y ochentera, de acabado lustroso y desarrollo expansivo. La agradable y reconfortante atmósfera creada ayudó a que rápidamente, mientras algunos niños correteaban frente al escenario, los adultos se arrimaran a un buen árbol para cobijarse bajo su sombra y deleitarse con el fino sonido de C Duncan.
Holly Macve no alteraría la paz reinante. Aunque, en su caso, la irlandesa más norteamericana cubrió el paseo dos Buxos con un delicado manto country-folk, salpicado de frágiles acordes acústicos y eléctricos y sutiles notas de piano. Su aspecto la acercaba a la primera Taylor Swift, pero en su interior latía el corazón de la Hope Sandoval más ensoñadora y de Patsy Cline. De hecho, de esta última rescató su clásico “Crazy” en una versión aterciopelada y muy sentida, en consonancia con el tono evocador y melancólico de su directo. Con cada palabra interpretada, su voz rezumaba emoción y sensibilidad, hasta el punto de que los oídos se quedaban hechizados por sus magnéticas canciones. No existía un lugar más apacible en la Tierra que la isla de San Simón. Eso sí, a lo lejos, en el mirador Platú, cintaadhesiva rompían el encantamiento momentáneo transmutados en los Sleaford Mods gallegos.
Anna Meredith, en el arranque de su intervención en el escenario San Simón SON Estrella Galicia, parecía que se proponía algo similar: quebrar cualquier atisbo de sosiego y poner los pelos como escarpias con una intro amenazante y tenebrosa por obra y gracia de la siniestra conjunción de tuba, teclado y cello. Pero esa intención fue efímera, ya que la compositora británica planteó su set como un campo de experimentación en el que plasmar su aperturista visión del pop, cuyas estructuras convencionales eran modificadas por los efectos del sintetizador y de la percusión y embellecidas por arreglos de cuerda.
Pese a ello, ese pop multiforme, construido por capas e insertado en ritmos progresivos, no se reducía al simple ejercicio de estilo estéticamente vanguardista, sino que buscaba también la pegada melódica, ya fuese en fases minimalistas (voz más cello) o estridentes (en las que asomaba un tecnopop iracundo). Meredith se balanceó, de este modo, entre el relax y la locura en un directo variado e imprevisible, que se convirtió en una montaña rusa de sonidos y sensaciones dentro de la que colisionaban música clásica contemporánea, electrónica y pop.
La cuota africana del Sinsal SON Estrella Galicia 2017 se completó con Janka Nabay & The Bubu Gang en San Antón. Figura de la denominada bubu music en su Sierra Leona natal, en los 90 Nabay tuvo que emigrar a Estados Unidos debido al conflicto bélico de su país. Desde allí se ha dedicado a difundir un estilo musical frenético que, en la isla, volvió a conformar una de las imágenes típicamente sinsaleras: el baile alegre y despendolado a la orilla del Atlántico, realizado esta vez en medio del torbellino sónico dirigido por la voz de Nabay. Su música cumplió con el cometido de unir a la gente sin importar su origen, color de piel, religión o condición. Y su discurso sirvió para esparcir un sentimiento de comunidad frente a problemas como las acciones de muchos gobernantes actuales que, como afirmó el sierraleonés, «piensan sólo en tener grandes casas, no en la gente”. Nabay dio en el clavo.
En el escenario Buxos, se confirmó que el Sinsal SON Estrella Galicia 2017 se recordará también como un episodio muy cafetero. Lo dejó claro el tercer grupo colombiano del cartel, Romperayo, que prolongarían la celebración tropical para todos los públicos (incluidos los más pequeños) tirando de cumbia, porro, ritmos palenqueros y otras hierbas caribeñas pasadas por un tamiz psicodélico. Una exuberante percusión, unos juguetones punteos de guitarra y un teclado policromático fueron los principales ingredientes de una verbena tan caliente y refrescante que, debemos reconocerlo, nos atrapó hasta olvidarnos de que el vasco Amorante estaba desplegando a la misma hora su cruce de tradición y experimentación en el mirador Platú.
A pesar de que se había desvelado el secreto por la mañana, el cartel dominical no dejó de ser una constante caja de sorpresas. Con todo, muchos habían marcado como momento imperdible la aparición en el San Simón SON Estrella Galicia de Of Montreal, la gran atracción del día. Lógico: cualquier cosa puede suceder cuando Kevin Barnes se pone ante el micrófono y ofrece su show transformista repleto de glam.
Una vez irrumpió en el escenario, su performance efusiva a la par que elegante, adornada con maquillaje a lo Bowie e iluminada con purpurina setentera levantó al personal colocándolo bajo una bola de espejos movida por el dinamismo y la sinuosidad de su pop mutante. Su reciente hit “It’s Different For Girls” impulsó su actuación hasta alcanzar poco después (cambio de vestuario de Barnes mediante) su segundo punto culminante: “The Party’s Crushing Us”, efervescente resumen del directo de Of Montreal en particular y del Sinsal SON Estrella Galicia 2017 en general. Sí, la fiesta bien entendida, bien llevada y bien disfrutada volvió a conquistar la isla de San Simón. [FOTOS: Iria Muiños] [Más imágenes de ambiente y de los grupos en Flickr]
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