En serio que no entendemos a los haters de «Pieles»… Así que aquí va una defensa a ultranza de la película de Eduardo Casanova.
«Pieles» sería al cine lo que Ojete Calor a la música: habrá quien piense que ambas propuestas suman al panorama patrio, mientras que otros, por el contrario, los encontrarán totalmente innecesarios y prescindibles. Espero que hayáis empezado a intuir que esta analogía tan chunga se basa en la estética de los dos proyectos: tanto la película de Eduardo Casanova como el dúo musical formado por Carlos Areces y Aníbal Gómez derrochan feísmo (y freakismo). Dicho esto, y siendo esta su carta de presentación… ¡que se aparten los que no comulguen!
Va a resultarme francamente complicado defender estas «Pieles«, ya que yo iba al cine convencida de que iba a ser un bodrio pero finalmente me ha parecido hasta mona. Como siempre, las expectativas (buenas o malas) haciendo su labor. ¿Es este un argumento válido a tener en cuenta para analizar el valor de un producto artístico? Yo, obviamente, creo que sí. Es más, no creo que eso nos incapacite a la hora de valorar algo en sí mismo “objetivamente» aunque, a nivel personal, ese algo no sea santo de nuestra devoción. En este caso, me ocurre todo lo contrario: «Pieles«, como obra primeriza, tiene fallos, pero creo que con ellos y pese a ellos es una cinta interesante y valiente, como se dice ahora (no me quiero imaginar qué adjetivos se usarán para describir una película homosexual en Yemen…). Me explico.
Aunque apenas llegue a los 80 minutos de duración, el ritmo de la película falla, y eso se debe en gran parte a la desigualdad entre las diferentes historias que componen el puzzle argumental, haciendo más complicado conectar con algunos de sus personajes y empatizar con sus miserias. El largo habla de algo tan sobado a día de hoy como el aspecto físico y el manido “¡acéptate a ti mismo!” (vamos: esa positividad del cuerpo que llena artículos y artículos), así que algunos pueden tachar sus diferentes metáforas de burdas, demasiado evidentes y/o poco elaboradas. También hay que tener en cuenta su estética kitsch o el enfoque de los temas que trata: escabrosos, escatológicos, tabú incluso, pero a ver… ¿a estas alturas a alguien le espanta un poco de mierda (literal), pelo púbico rosa o algunas (pocas) pichas colgando?
Por supuesto que «Pieles» no es una película para todo el mundo, pero ¿alguna lo es? Es más, ¿deberían serlo? La crítica especializada ha alabado el debut en largo de Eduardo Casanova, que también ha sido seleccionado para la Berlinale… Entonces, ¿por qué todas las críticas de espectadores anónimos en Filmaffinity insisten en tacharla de tomadura de pelo? ¿Quiere eso decir que los críticos especializados entienden algo que al espectador medio se le escapa?
Pues no sé pero, en mi caso, la parábola visual me parece tan heavy, sobre todo el del personaje de Ana Polvorosa, tan degradante, que el mensaje tiene un calado no más profundo, pero sí diferente. Aunque solo por esta historia, que ya conocimos en el corto “Eat My Shit” de Casanova, con el que germinó la película que nos ocupa, «Pieles» ya vale la pena. La actriz prácticamente solo actúa con los ojos (bueno, con los ojos y con mucho maquillaje también), así que el peso de su interpretación recae casi exclusivamente en la expresividad de su mirada. Ella y Candela Peña, como siempre, brillan por encima de los demás.
Con todo ello, lo que quiero decir es que «Pieles» tiene personalidad, no que sea un peliculón. Reconozco que es pretenciosa, que busca la provocación tanto a través de los temas que aborda (pederastia, prostitución, homosexualidad, una madre que odia a su hijo, etc.) como por lo escatológico de algunas escenas… Sí, «Pieles» es todas esas cosas, pero tampoco sé por qué todo lo dicho tiene que ser necesariamente negativo. Creo que una de las peores críticas que se le puede hacer a cualquier obra artística es que no tenga personalidad. Sí es cierto que el debut de Eduardo Casanova esa personalidad está algo impostada, pero la voluntad de crear un mundo con una estética definida, visualmente impactante, con sentido del humor y que entrañe una reflexión no me parece un mal punto de arranque en la carrera de un artista.
He de admitir que a mí «Pieles» me ha gustado. Será que la reflexión sobre la normalidad versus lo diferente y la aceptación de la diversidad son cosas que siempre he encontrado liberadoras y reconfortantes. Mi única recriminación a Casanova sería la elección del modelo español más guapo del momento, Jon Kortajarena, para endilgarle un personaje con la cara desfigurada y dejarle así irreconocible. Eso sí que no, Eduardo. Eso no te lo perdono. [Más información en el Facebook de «Pieles»]