Aquí va nuestro Top 5 de los finalistas de Eurovision 2017… Pero, ojito, es una opinión personal e intransferible. Que nadie se la tome a mal.
Mirad, Eurovision es una cosa que en Fantastic nos suele interesar bastante poco. Pero ya sabéis lo que ocurre en el mundo moderno: la gente empieza a hablar de ello en redes sociales y, al final, acabas en el ajo como la portera de tu edificio que se mete en todas esas conversaciones que no le importan un pijo pero en las que tiene que estar sí o sí. Porque hay que estar en todo. Siempre. Así que, para estar a la altura, hemos decidido ponernos las pilas y vernos a todos los finalistas (y parte de los que se han quedado atrás) para formarnos una opinión al respecto.
Y ya tenemos opinión. Pero, ojo, porque es una opinión personal e intransferible, así que nadie se la tome a mal. Que sabemos que los Eurofans son un poco irascibles y se movilizan para joderle la puta bida, tete, a cualquier que les lleve la contraria. Esperamos que no se tomen a mal, entonces, que hayamos dejado fuera horrores como el de Bulgaria (Kristian Kostov nos parece un coñazo muy grande que va vestido a lo Berghain, pero mal, y que tiene una canción que no sería una cara B de Zayn, sino una Cara Z), Azerbaiyan (no podemos con tanta intensidad, tía) o Dinamarca (alguien tenía que llevar el furor de las máscaras a Eurovision, ¿no?).
Esperamos que se entienda por qué hemos dejado fuera horrores extremos como el de Rumanía (¿en serio? ¿»Yodel It«? WTF?) o aburrimientos soporíferos como el de Bélgica. Pero repetimos: nuestro Top 5 es personal e intransferible. Ahora, por nuestro número 1 MA-TA-MOS. Así os lo decimos.
5. FLY WITH ME, de Artsvik (Armenia). Reconozcámoslo: esto es lo más cerca que vamos a estar nunca de ver a FKA Twigs en Eurovision. Además, hay que tenerlos muy cuadrados para presentar en este concurso una canción que no tiene estribillo, en la que no pasa absolutamente nada y que se basa fundamentalmente en un puro «face face face» a lo Rupaul con dos tipas haciendo bailes exóticos, enseñando mucho las manos, pintadas como en tu peor pesadilla de los 80… Y fuego. Claro. El fuego siempre funciona en Eurovision.
4. THIS IS LOVE, de Demy (Grecia). Este año parece que la mayoría de participantes han olvidado que están participando en Eurovision y no en el Festival de Canción Ligera de UnPaísRandomDelCentroDeEuropa. Por eso mismo son necesarias actuaciones como la de Grecia… ¡Esto es lo que le pedimos a Eurovision! Una canción de mierda que a la tercera escucha hará sangrar tus oídos, una tipa elevada en un podio cantando como si estuviera en la punta del Titanic, dos (presuntos) buenorros semidesnudos haciendo danza contemporánea sobre una especie de piscina flotante. Luces. Visuales. Un no parar. Todos pensamos inmediatamente en Kylie, pero en versión chusca. En versión peor. En versión Eurovision. En Euroversion.
3. MY FRIEND, de Jacques Houdek (Croacia). A ver, es que este año Croacia lo tienen TODO, los muy jodíos: tienen a una osaza / chubby de barba producida (que, por si no lo sabes, es la casta más baja de la clase osa gay) con doble personalidad a lo «Victor o Victoria«, pero en este caso se debate entre ser un concursante cualquiera de «OT«, con chupa de cuero y voz de pito, o un cantante de ópera, con frac y voz de tenor. ¿Más todavía? El tío va vestido de sus dos personalidades esquizoides a la vez, mitad y mitad, ríete tú de Dos Caras en «Batman«. Y está acompañado por dos personajes que tocan violín y violonchelo y que, al final, cuando la pirotecnia toma el escenario, se vuelven locos del chocho y se unen a un grand finale más tremendo que el de «Los Miserables«. La canción es insufrible. Y no entendemos nada. Pero no podemos dejar de mirarlo.
2. AMAR PELOS DOIS, de Salvador Sobral (Portugal). Una vez superas el susto de creer que Portugal ha enviado a Eurovision 2017 a Fétido Addams vestido de Demna Gvasalia para Balenciaga, hay que reconocer que «Amar Pelos Dois» es una de las canciones más transparentes y boniquis del concurso. Nada de bromas aquí. Si a eso le sumamos que Salvador Sobral está muy regular de lo suyo y que necesita un transplante urgente de corazón, como que mejor será que no le concedan el primer premio, por si le da un tabardillo.
1. OCCIDENTALI’S KARMA, de Francesco Gabbani (Italia). Sabemos que nos vamos a arrepentir de haber dicho esto en un mes, cuando estemos hasta el orto de las lecciones de nirvana de Francesco Gabbani, pero ahora mismo «Occidenatali’s Karma» es la única canción que queremos escuchar en todo el verano. Además, es que el hombre, aunque cuando no lo maquillan tiene unas ojeras que son cosa seria, está de tomar pan y mojar, con esos ojillos que se le ponen cuando se ríe. Ademas, ¿cómo no apostar por Gabanni enfarlopado sobre el escenario bailando jodidamente mal junto a un simio salido de una peli de serie Z de los 80, con un traje que le queda dos tallas pequeñas y que, cuando hace el pasito del estribillo, se le sube por las hombreras y se le caga por el pantalón? Es que cada vez que vemos la actuación nos morimos de HAMOR. Así que ya sabes: Namasté! Alé! (Juas!)