En la tercera entrega de su diario de gira norteamericana, Ramirez Exposure le dice bye bye a SXSW y se adentra en la icónica ciudad de Seattle.
SÁBADO 18 DE MARZO. Ken Stringfellow y mi manager Elvira son los más madrugadores y acuden al centro bien temprano acompañados por Toni al volante. Las anécdotas de Toni darían para otro blog… Os aseguro que lloraríais de la risa.
Mi banda y yo salimos de casa un rato después y acudimos al punto de encuentro: el Austin Convention Center. Nuestro último concierto es en el Flatstock Stage, ubicado en su interior. Es el escenario que acompaña a la exposición «Flatstock 59«, presentada por el Amercian Poster Institute, donde se exhiben algunos de los carteles más alucinantes de la historia de la música moderna. Es un honor poder tocar aquí. Al llegar y ver el escenario, constato además que reúne las mejores condiciones de todos los que hemos pisado hasta la fecha. Hay un proyector, así que lanzan el nuevo logo de Ramirez Exposure, diseñado por Angela Dalinger, algo que siempre mola.
Por cierto, si todavía no habéis visto la portada de mi nuevo disco, “Young Is The New Old”, ahí va. ¿A qué mola?
Es fantástico comprobar que para este concierto ha venido mucha gente a vernos. Durante estos días, no hemos parado de tocar el nuevo disco de principio a fin y algunas canciones del anterior, “Book Of Youth”. Me gusta cómo estamos trasladando las canciones al directo. Con esta banda siento mucha energía en el escenario y esa sensación aumenta con cada concierto que damos. Además, creo que hemos gustado al público de aquí, lo cual me produce mucha alegría.
Después conozco a un tipo estupendo llamado John Albert Fossum. Se pasa por el concierto a vernos y, al acabar, tenemos una conversación muy buena sobre los Beatles y Big Star. Toca la batería en una banda llamada Mini Horse.
Tras recoger el backline, vamos todos (Ken incluido) al estudio de Matt Parmenter, Ice Cream Factory, a devolverlo y, de paso, a grabar una canción en directo. Una vez allí, pregunto a todos cuál creen que deberíamos grabar y la respuesta es unánime: “All’s Well That Ends Well”, que es el segundo tema de “Young Is The New Old” (se publica el 22 de abril con motivo del Record Store Day, y para la ocasión tendremos una edición limitada en vinilo azul transparente). El título de la canción parece más que idóneo para poner punto final a este viaje.
Matt lo tiene todo preparado para nosotros. Sólo necesitamos dos tomas. Todo resulta muy fácil con mi banda y con Ken. Además, hay muy buen karma en el estudio y se puede disfrutar del proceso de grabación. Pau y Xavi se montan un numerito de baile improvisado que nos hace llorar de la risa. Pronto os enseñaremos el resultado (de la grabación, no del baile). ¡Nos encanta!
Sarah Castro, compañera de Matt en el grupo Belcurve, se une a la sesión. La música de Belcurve es muy auténtica y espero que pronto puedan venir a España a tocar. Se mueren de ganas.
Nos vamos a tomar unas cervezas y unas pizzas a un bar que nuestros nuevos amigos suelen frecuentar. Y, de ahí, al concierto de Javier Escovedo en el ABGB. Javier y su banda son estupendos. Xavi y Pau hicieron de teloneros de Javier hace unos años con su grupo Arthur Caravan. Yo aún no lo conocía personalmente. Se alegra mucho de vernos a todos. Yo digo que, si puedes conseguir que chicas guapísimas y elegantes se suban al escenario a bailar tus canciones, es que algo haces muy bien. Así fue.
Siguiente parada: hotel Vegas, donde nos encontramos a Joan Vich, manager de Lois, con quien compartiré escenario el próximo 7 de junio en el Teatro del Arte en Madrid.
También nos reencontramos con los Wilds, que nos cuentan todas sus locuras y aventuras y aprovechamos para despedirnos. Me alegro mucho de haberles conocido y espero volver a cruzarme con ellos pronto. Hay mucha gente así en este viaje, fácil de tratar y sencillamente encantadora. Así es muy sencillo pasarlo bien y guardar muy buenos recuerdos de un viaje.
La noche sigue, pero me cuesta rememorar qué ocurrió exactamente. El último recuerdo que tengo es que nos perdemos más de dos horas intentando buscar la furgoneta para volver a casa. Sí… Keeping it weird in Austin, Texas!
DOMINGO 19 DE MARZO. No hay muchas fotos del domingo, porque para mí es día de retiro. Me paso en la cama el día entero, literalmente. Mi garganta duele lo indecible, y mi energía se esfuma para dejarme solo. Necesito este descanso.
Mi banda y mi manager van a almorzar con Ian Moore, músico de Austin afincado en Seattle. De Ian os hablaré muchísimo en las dos próximas partes de este diario. Es una de las personas más increíbles y que más ha hecho por nosotros durante estos días. Le debemos una paella cuando venga a Valencia. Por lo que me cuentan, el almuerzo en El Borrego de Oro (así se llama la cafetería mexicana donde Ian lleva a toda la tropa) es poco menos que pantagruélico. Las raciones en Texas, como todo, son de unas dimensiones exageradas. Luego aprovechan para ir de compras por la zona de South Congress.
Por la tarde siguen los conciertos post-SXSW. Ahora son las bandas locales las que toman los garitos más emblemáticos de Austin, como The Continental Club, en South Congress, donde hoy toca Javier Escovedo junto a varios grupos más. Ian también hace un cameo.
Llegada la noche, ya me encuentro un poco mejor. Recogemos el equipaje y nos vamos a dormir. Mañana mi banda vuela de vuelta a casa. Mi manager y yo nos vamos a Seattle. Aún no sé lo importante que va a ser Seattle para mí. Como la mayoría de veces, no soy consciente de ello.
LUNES 20 DE MARZO. Desayunamos fuerte (vamos a echar de menos la caja de tropecientas barritas energéticas que nos han acompañado a lo largo del SXSW…) y salimos de la casa. Se nos hace un poco raro irnos. Hemos estado realmente bien aquí.
De camino al aeropuerto de Dallas decidimos hacer una parada a mitad camino en Waco, a sugerencia de Ian. El destino es Style Station: una maravillosa tienda de ropa de segunda mano regentada por un hippy encantador amante de lo desconocido y de las teorías conspiranoicas. ¡Un maldito genio! El objetivo: comprar camisas tejanas (o western shirts, para hablar con propiedad…).
El dueño nos recibe preguntando de dónde somos. Le respondemos que de España, y nos suelta: “Vosotros tuvisteis a Franco y ahora nosotros tenemos a Trump”. Al replicarle que no creemos que Trump les dure cuarenta años en el poder, nos contesta que nunca se sabe, ¡que Trump podría ser un zombi! Le digo que en nuestro país también tenemos a unos cuantos fascistas con traje y corbata. Me entran ganas de conversar mucho con él, pero hemos venido a mirar y a comprar cosas. Salgo de allí con una camiseta y pañuelos para mí y para mi perro (sí, habéis oído bien). Pau, Toni y Xavi se compran unas camisas guapísimas. Misión cumplida.
Al llegar al aeropuerto devolvemos la furgo y Elvira y yo nos despedimos de la banda: vuelve a España. Es un placer fantástico poder tocar con gente tan buena. Casi me olvido de contaros que Pau, Toni y Xavi juntos son un pack peligroso. Capaces de hacer reír al tipo más serio del mundo. Si os los encontráis por ahí, decidles que os hagan una demostración de cómo tocar el theremín. Así fue toda la semana, un descojone continuo.
Unas cuantas horas después llego a Seattle con los oídos completamente taponados. Estaré sordo durante unas horas. Lo primero que vemos al bajar del avión es la tienda de Sub Pop que hay en el aeropuerto de Sea Tac.
Esto no puede empezar mejor, a pesar de la lluvia que está cayendo a mares en la calle. Según me cuentan más adelante, este ha sido el invierno más lluvioso en muchos años. Nos recoge Jose, el primero de los muchos nuevos amigos que haré a lo largo de esta semana, y nos lleva a cenar a un chino buenísimo en el International District, uno de los barrios del sur de Seattle donde se puede cenar hasta tarde. De camino a su casa, donde nos alojaremos, atravesamos todo el downtown y puedo contemplar de noche el magnífico skyline, rematado por el Space Needle. Mañana, más.