El festival Americana 2017 volvió a ofrecer todo un conjunto de visiones en torno al cine yanki que son mucho más que necesarias y pertinentes.
A pesar de añadir un día extra a la programación (de jueves a domingo en vez del viernes inaugural del año pasado), al Americana Film Fest 2017, que se celebró del 1 al 5 de marzo, no le costó hacer sold out en sus sesiones estrella.
El jueves día 2 arrancamos con «Goat«, más comúnmente conocida por los que íbamos a verla como “la peli en la que sale Nick Jonas”. En ella, el hermano de Nick Jonas (que no estaba interpretado por Joe Jonas, vaya palazo) entraba en una serie de ritos de iniciación de una fraternidad universitaria después de haber sido víctima de un atraco violento meses antes. Veamos. Entendemos que la película explora el debate entre la violencia perpetrada por una autoridad y la que no, pero nos suena un poco a una apuesta entre amigos de “a que no hay huevos de hacer una película metiendo la palabra ‘bro’ en CADA. FRASE.”
Siguiendo con la temática adolescente, «Closet Monster» es básicamente lo que saldría si a Xavier Dolan le diese por hacer telefilms. Hijo de padres divorciados, Oscar tiene que conllevar su salida del armario con un padre que abusa de él emocionalmente y con un trauma del pasado. Si la veis, llevad preparado el Shazam, porque la banda sonora es de la indietrónica más top e incluye desde Ladytron a Tei Shi.
Aun así, si de películas con temática gay hablamos, quien se lleva la palma esta edición es «Swiss Army Man«: un verdadero “love is love” de un amor que no entiende de géneros… ni tampoco de sistemas circulatorios. Ahora en serio, los dos Daniels (Daniel Kwan y Daniel Scheinert) están fatal de lo suyo. La película no tiene solo el planteamiento más loco de todo el cine del 2016 (Paul Dano es un chaval suicida que redescubre que quiere vivir cuando se encuentra en una isla desierta con el zombie-multiusos de Daniel Radcliffe), sino que es capaz de mantener ese humor demente, a veces absurdo y a veces negro, durante toda la película. De hecho, si de algo peca el film es de tener una cadencia constantemente frenética, y que canta ser el primer largometraje de sus dos directores después de hacer cortos durante años (al fin y al cabo, en el formato corto ese ritmo es posible de mantener).
«Wiener Dog» se ganó a los fans de Todd Solondz… y a los que aún no lo eran. Más conocido por dirigir la película “Happiness” a finales de los 90, Solondz cuenta la historia de un perro salchicha que va cambiando de dueños y se adentra con un tono de humor negro en la manera en la que cada dueño se enfrenta a la vida, a la soledad y a la muerte. Vamos, Solondz haciendo otra película de las suyas con un extra de cachondeo y de mala leche.
«Certain Women» cumplió con lo prometido: ser una película por y para mujeres. No quiero decir que los hombres no puedan disfrutar de ella, pero habla de un tipo de soledad, de micromachismos incrustados en la sociedad y con un tipo de delicadeza que, al no verlo nunca en películas o libros realizados por hombres, simplemente asumo que no forman parte de su vida. En la película no hay violencia de género per se, sino una radiografía del lugar de la mujer independiente en la sociedad rural de Montana, su trabajo emocional, su silenciamiento y su aislamiento.
Otra de las grandes esperadas y que hizo sold out en sus dos sesiones fue «Christine«… y no decepcionó. La película, que recreaba los últimos días de la reportera Christine Chubbuck antes de suicidarse en directo en los años 70, retrata a una mujer con depresión y que ve cómo poco a poco su plan de vida se va a pique, alejándola de aquella interpretación que Sidney Lumet le dio en «Network» cuando convirtió un personaje basado en ella en un hombre lleno de ira por el amarillismo de los medios. Rebecca Hall es capaz de compaginar todos los matices de Chubbuck, hazaña aún más prodigiosa teniendo en cuenta lo poco que se sabe de ella, en una actuación que sorprende que no estuviese nominada a los Oscar. De todas formas, un pensamiento me ronronea en la parte de atrás de la cabeza: que tal como pasa con «Certain Women«, «Christine» también habría sido entendida mejor si hubiese sido dirigida por una mujer.
DOCUMENTALES. Algo que agradezco en el Americana es que hagan un intento consciente de llenar su programación con una tercera parte de documentales y manteniendo una cartelera heterogénea dentro del género.
En «LoveTrue«, el pasado videoclipero de la directora Alma Har’el salta a primera vista: estéticamente es una delicia pero, más allá de la superficie, el tema que plantea (la existencia del amor verdadero) resulta ser un barco demasiado grande para el abordaje. Depender de tres personajes tan diferentes la hace irregular, con tramas que nos gustaría que durasen más y otras que lo hiciesen menos. El mensaje final que debería unificar las tres historias queda sacado de la nada y más propio de una canción de Pablo Alborán que de un documental serio.
En el género documental hay dos pecados capitales comunes: intentar abarcar ideas demasiado grandes o quedarse demasiado en la superficie. «Author: The JT LeRoy Story» las tenía todas para caer en la segunda categoría y haber sido dirigida por alguien que ha dado en el bote con una historia jugosísima y medio olvidada (o hecha olvidar) por el mainstream media, sin indagar en ideas ni en porqués. Jeremiah “Terminator” LeRoy, escritor estrella del Nueva York underground de finales de los años 90, fue descubierto como fraude en el 2004, un personaje llevado por una madre de cuarentaitantos años y su cuñada. El documental va más allá de los hechos, preguntándose, entre entrevistas a la mismísima Laura Albert a.k.a. “JT LeRoy” y con archivos de conversaciones telefónicas con una variedad de famosos (desde Bono a Courtney Love), qué es lo que hace a una estrella. Un must see para todos los amantes de la cultura pop.
De famosos voluntarios a involuntarios, «Weiner» tiene como protagonista a Anthony Weiner, congresista de los Estados Unidos que se vio forzado a que dimitir después de que se viese involucrado en un escándalo sexual. En el documental, que trata sobre su intento de hacerse con la alcaldía de Nueva York, lo que empieza como un intento de lavado de cara por parte de Weiner acaba por mostrar que el hombre es, de hecho, la definición de diccionario de la palabra capullo. Aunque en ocasiones resulte repetitiva y Weiner sea un baboso inaguantable, este es un film necesario en pleno año 2017 para preguntarnos qué ha cambiado desde entonces hasta la actual presidencia de Trump, que ganó a pesar de numerosos escándalos de acoso a mujeres y a menores.
«Kate Plays Christine«, por su parte, plantea un problema similar a cómo ver «Star Wars«, si primero los episodios I, II, III y luego los IV, V, VI o viceversa. En este caso, uno de los bombazos del festival fue que contaban con la proyección de dos films entrecruzados: «Christine» y «Kate Plays Christine«. En esta segunda, la actriz Kate Lyn Sheil intenta introducirse en el papel de Christine Chubbuck para una película (que no es la misma que la protagonizada por Rebecca Hall) y muestra el trabajo de meterse en los zapatos de una mujer que se voló la cabeza en un plató de televisión. El film, que se intenta mantener coherente bajando poco a poco al lado oscuro de la mente humana, da un giro que rompe con esta coherencia en el último momento, pasando el testigo argumental de la depresión de Chubbuck al amor del telespectador por lo gore y lo escandaloso.
Cerramos la edición con la nominada al Oscar a mejor documental «Life, Animated«, que cuenta la vida de un chico autista que aprende a comunicarse gracias a las películas de Disney. Veamos: esto es un «Documental Disney™«. Siendo mitad real y mitad anuncio de la lotería de Navidad, absténganse todos aquellos alérgicos a las películas lacrimógenas. A pesar de ello, quería recalcar la necesidad de este tipo de films que, por mucho filtro que tengan, son obligatorias para la normalización del autismo. Desde que las personas con autismo han sido retratadas en la pantalla grande, siempre se ha hecho desde la perspectiva de aquellos que tienen una inteligencia excepcional, tal y como ocurre con «Rain Man» o «Una Mente Maravillosa«. ¿Y qué pasa con aquellos que tienen autismo pero no son superdotados? ¿Son personas menos válidas? Por ello, es un maravilloso detalle el incluir este eco a uno de los debates más importantes de la justicia social actual de Estados Unidos.