¿Cuánto hace que un juego no te provoca verdadero terror y angustia? Pues «Resident Evil 7» te hará chillar como un niño al despertar de una pesadilla.
Es muy probable que «Resident Evil 7» te haga llegar a una conclusión bastante interesante… Al fin y al cabo, todos los cachorros de nuestra generación (los que rondamos la treintena, pero seguro que los que vienen detrás coinciden al cine por cien en lo que viene a continuación) podríamos decir que nos insensibilizamos en nuestra tierna infancia debido a un exceso de cine de terror. Es lo que tiene haber crecido en los años 80, cuando lo que triunfaban no eran los superhéreos supermajos, sino más bien villanos que daban muy mal rollo como Freddy Krueger, Jason Voorhees, Michael Myers o Leatherface.
Ellos fueron los protagonistas de nuestras pesadillas de infancia. Y ya se sabe: la sobrexposición te acaba haciendo inmune, así que es normal que a día de hoy todos podamos decir sin miedo a equivocarnos que «ya no hay pelis que nos provoquen miedo«. O, por lo menos, miedo de aquel visceral que te hacía despegarte de tu propia piel y dejar de ser dueño de tus propios actos (dicho con otras palabras: de ese tipo de miedo que te convierte en un niño de tres años llorón que da grititos más bien propios de una adolescente en el concierto de su boy band preferida).
A lo dicho hay que sumar otra circunstancia atenuante: con el cambio de siglo, en el mundo de los videojuegos apareció el maravilloso concepto de «survival horror«… Y, chavales, nada volvió a ser igual. ¿Cómo va a darte miedo una peli o una serie en la que le pasan cosas a otras personas cuando te has acostumbrado a que te pasen a ti, a que seas tú el que va acojonado intentando abrirse paso a través de la niebla de «Silent Hill«, el que vive con el miedo en el cuerpo de que detrás de la esquina al final del pasillo en un caserío perdido en la nada te aparezca un zombie y no tengas munición suficiente para meterle una bala en la cabeza? Esa es la primera conclusión sorprendente: video killed the radio star y, unas décadas después, los juegos de terror killed las pelis de miedo.
Aunque al final volvemos a lo mismo: la sobrexposición te acaba haciendo inmune… Y hay que reconocer que, tarde o temprano, todos nos hicimos también un poquito inmunes a los «survival horror«. Será por eso que ya hemos ampliado la fardada e incluso podemos decir que «ya no hay ni pelis ni juegos que nos provoquen miedo«. Pero, ojito, porque el cuento acaba de cambiar por culpa de «Resident Evil 7 biohazard«. Eso sí, vamos por partes. O empecemos por el principio. Lo que tú prefieras.
La cuestión es que resulta imposible ponderar esta nueva entrega sin echar la vista atrás y observar en perspectiva la evolución de la saga. No hace falta realizar un análisis pormenorizado título a título para convenir que «Resident Evil 4» supuso un quiebro absoluto a partir del que la saga se alejó del «survival horror» de corte clásico para navegar hacia las aguas revueltas del FPS de acción vibrante. Menos explorar casas que daban un canguelo tremendo y más cargarse a hordas de zombies. Menos contar las balas y más disparar a diestro y siniestro… Ya tú sabes. Además es que, argumentalmente hablando, la saga había llegado a un punto de maximalismo tan tocho que era un callejón sin salida en sí mismo.
¿Qué hacer entonces? Aquí está el otro antecedente imprescindible a la hora de ponderar «Resident Evil 7» (permitid que, a partir de ahora, quitemos el «biohazard» del final del título del juego). Y es que es inevitable pensar que esta entrega no sería la misma si no existieran antes títulos como «Overlast» o «Amnesia«, en los que el juego en primera persona revelaba un potencial infinito para el terror; y, sobre todo, si Kojima no la hubiera liado bien parda con la demo de aquel «P.T.» que finalmente fue cancelado pero que resultó ser una semilla maravillosa desde la que ver germinar una nueva generación de «survival horror«.
Los creadores de la séptima entrega de esta saga con tanta solera dicen que este juego ya estaba en marcha antes de la demo de Kojima (y que, por lo tanto, el cambio de tercera a primera persona en el gameplay ya estaba decidido desde hace mucho pero que mucho tiempo). Y, francamente, nos la pela si así fue o no. Porque lo que nos interesa aquí y ahora es que «Resident Evil 7» da mucho miedo. Pero que mucho. Y eso que en Fantastic hemos probado la versión de Xbox One (también está disponible para PS4 y PC), cuando dicen por ahí que la versión en realidad virtual (disponible en PlayStation VR) es la que verdaderamente es capaz de dejarte un trauma cosa seria porque convierte la novedad de la primera persona en una experiencia más allá de lo escalofriante.
Sea como sea, así os lo decimos: lo de «Resident Evil 7» nos ha devuelto a aquellos tiempos en los que verdaderamente nos daba angustia ponernos delante de nuestras videoconsolas por culpa de títulos como «Silent Hill«, «Project Zero«, «Parasite Eve» o los primeros «Resident Evil«. Angustia real. Y es que, desde el momento en el que arranca el juego, su mecánica queda más que clara: no esperes enemigos a mansalva ni munición ilimitada. Espera introducirte poco a poco en la trama: eres Ethan y vas a una casa en medio de un bosque porque tu mujer, a la que no ves desde hace tres año, te ha enviado un mail misterioso. Como no puedes entrar en la casa a la que Mia (es decir: tu esposa) te indicaba que fueras, decides explorar la casita adyacente… Y ahí empieza lo verdaderamente fuerte.
El paseo por esa casita de invitados (o algo así) es totalmente lineal, pero ya pone las bases de lo que será «Resident Evil 7«: no hay enemigos, solo hay puzzles… y toneladas de mal rollo de ese que se te mete debajo de la piel y te hace saltar a la mínima. De hecho, cuando por fin aparece el enemigo (que es quien menos esperas), tu enfrentamiento no se basará en dispararle y eliminarlo, sino más bien en explorar todo a tu alrededor para encontrar algo que te ayude en la lucha. Vamos, que incluso el enfrentamiento es un puzzle en sí mismo.
Una vez superado este impactante prólogo, empieza la aventura (o desventura) de verdad. Cuando despiertas de nuevo, estás sentado a la mesa con la familia Baker, que se está pegando un banquete de lo que parecen vísceras humanas. La referencia a «La Matanza de Texas» está clara igual que muchos otros homenajes irán apareciendo diseminados a lo largo de todo el juego. La primera parte del juego te llevará a huir por la casa sin armas, buscando la forma de enfrentarte al patriarca de los Baker. A partir de ahí, la familia diabólica -y un pelín caníbal- será tu principal enemiga, pero aprenderás que a veces es mejor no enfrentarte a ellos, sino esconderte hasta tener un plan de ataque mejor. Las medicinas escasearán y tendrás que hacer encaje de bolillos con tu inventario limitadísimo. Un objeto random de pronto abrirá zonas de la casa por las que pasaste hace horas. Los puzzles cada vez serán más jodidos. Pensarás cada movimiento una y mil veces, y grabarás la partida una y mil veces antes de hacer cualquier movimiento que puede traducirse en un paso en falso. Y, eventualmente, aparecerán los enemigos típicos de la saga «Resident Evil«.
Pero, incluso cuando lo hagan, la prioridad no será matarlos, sino sobrevivir. Poco a poco, y a base de resolver puzzles, irás accediendo a nuevas partes del mapa. Poco a poco, y a base de ir accediendo a nuevas partes del mapa, te irás metiendo más y más en la tenebrosa y terrorífica trama de «Resident Evil 7» (que, a medida que se va haciendo más profunda, va dejando al descubierto los puntos en común con la trama de la saga). Poco a poco, y a base de ir metiéndote más y más en la tenebrosa y terrorífica trama de «Resident Evil 7» irás recuperando aquello que hacía tiempo que no sentías delante de un juego: la angustia pura y dura. ¿Cuánto hacía que no la sentías? ¿No la echabas de menos? ¿Eres capaz de seguir diciendo que ya no hay juegos que te den miedo? [Más información en la web de «Resident Evil 7»]